Noticia Diario de una adicta (XXIII). El embarazo Publicado: 30/08/2016: 3949 Otra noche de intranquilidad y desasosiego. Me desvelé varias veces y por la mañana, las náuseas y vómitos terminaron de despertarme. Estos síntomas no los reconocía como de abstinencia pues tenían otras características. De improviso me vino a la mente que el periodo lo llevaba atrasado algunas semanas. Me acerqué un ginecólogo conocido, me exploró y me recetó un análisis de orina. A las 48 horas le llevé el resultado y me confirmo el embarazo, ¡qué consternación me entró! Llamé por teléfono a Esteban para comunicárselo y la contestación grosera, salvaje e hiriente, aumentó mi tribulación. «Ya sabrás tú con quién te has acostado porque ese niño no es mío». Le colgué con cólera y por la tarde cuando lo vi, tuve que reprimir mi ira, pero le dije de todo. Con una actitud lejana, me aconsejó que abortara o hiciera lo que yo quisiera, pero con tantos tíos como me había hecho, el niño podía salir anormal. Me dio la espalda y me dejó plantada. Aquel gesto fue definitivo. Me fui a la casa, cogí mis cosas y salí a la calle. ¿Adónde ir? Estaba como grogui, me sentía sin emociones, desintegrada, sin ideas, como un zombi. Había perdido a mi novio, amigos, familia y mi carrera, y mi mundo afectivo aplanado y sin relieves: me encontraba vacía y hueca. ¿Qué hacer? No tenía ni idea. Toda la mañana estuve paseando sin rumbo fijo. La oscuridad, por dentro y por fuera, era casi absoluta. Ausente de mí misma, no deseaba ni morir ni vivir. Por la tarde noche, más por instinto que por intención llegué al local de Roberto y sin apenas mirarme me dijo que el trabajo con él se había terminado. Se había enterado de mi conversación con el cliente que me había ofrecido trabajar en otro local.«Con Juan, en su club, estarás mejor que conmigo»,me dijo.