NoticiaEntrevistas Salvador Javier Guerrero: «Mi deseo es afianzar todo el trabajo que se ha puesto en marcha» Salvador Guerrero, delegado de Hermandades y Cofradías // J.C. OROZCO Publicado: 06/08/2020: 40089 DELEGADO DE HERMANDADES Y COFRADÍAS El sacerdote Salvador Javier Guerrero Cuevas ha sido nombrado por el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, delegado episcopal de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Málaga. Salvador Javier Guerrero Cuevas nació el 10 de enero de 1974, en Málaga, y recibió el orden sacerdotal el 14 de mayo de 2000, en la Catedral. Comenzó su labor pastoral como diácono colaborador de la parroquia de San Antonio Abad en Churriana y de allí fue enviado un año, como vicario parroquial, a Santa Ana, en Archidona. Desde el año 2001 hasta el 2009 fue párroco de Benamocarra (donde lo nombraron hijo adoptivo) e Iznate; desde septiembre de 2009 hasta la actualidad ha sido párroco de Santa María la Mayor y del Espíritu Santo, en Ronda. Su tarea como párroco y director espiritual de las nueve hermandades radicadas en dichas parroquias rondeñas la ha venido compaginando con el servicio a las Hermanas de la Cruz, de las que ha sido capellán, y de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Ronda, de la que ha sido su consiliario desde el año 2012. Nuevo delegado de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Málaga. ¿Cómo recibe este relevo? Con un fuerte sentido de la responsabilidad. Es una delegación compleja, donde he tenido unos antecesores que han trabajado mucho y bien, y mi deseo es el de afianzar todo el trabajo que en estos últimos tiempos se ha puesto en marcha. ¿Cómo percibe la salud de las hermandades y cofradías de la diócesis? Desde mi experiencia en Ronda, puedo decir que la salud de las hermandades es buena. Cada día van tomando más conciencia de su responsabilidad dentro de la Iglesia, y de su misión en las periferias de la fe. Tienen deseos de ser reconocidas no sólo por sus Sagrados Titulares, sino por la responsabilidad moral que emana de ser hermanos y devotos de dichos titulares. Eso no quita que, en algunas hermandades la salud no sea tan fuerte, y ante “resfriados” que se puedan coger sea necesario administrar una cura. Han sido muchos años compartiendo con las hermandades y cofradías de Ronda, ¿qué se trae aprendido para el nuevo servicio que comienza? Si tuviera que señalar algo concreto, te diría que escuchar. Son muchas las ideas e inquietudes que surgen en el seno de las hermandades. Todo hay que acogerlo y madurarlo, y, desde ahí, muchas veces esas ideas deben de ser transformadas, actualizadas e incluso aparcadas, porque en no pocas ocasiones elucubramos y buscamos lo mejor para mi hermandad, pero tenemos que descubrir que siempre, lo que hemos de buscar es lo mejor para la Iglesia y para los creyentes, a través de las hermandades a las que pertenecemos. ¿Cree necesario que el Sábado Santo se celebren procesiones en las distintas localidades de la diócesis? Como me planteas la pregunta, la respuesta es obvia. Es un día alitúrgico en el que la Iglesia aguarda al gran acontecimiento que da sentido a nuestra fe y que necesita ser preparada, celebrada y vivida con toda la solemnidad en nuestras parroquias: La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. En nuestra diócesis, tradicionalmente, no se han celebrado salidas procesionales el Sábado Santo y, por todo lo anterior, esto no necesita ser cambiado. El Domingo de Resurrección, una vez celebrada la Vigilia Pascual y la misa de Pascua, ponemos el colofón en nuestras hermandades con la salida del Resucitado y de su bendita Madre. Hace poco más de un año que el Obispado presentó las Normas para el Régimen de Grupos Parroquiales, de Culto y Devoción, en Honor de Nuestro Señor Jesucristo, de la Santísima Virgen María y de los Santos; las Normas para la Creación de Nuevas Hermandades o Cofradías; las Normas para la Organización y Actividad de las Hermandades y Cofradías y el Modelo de Estatutos para las Hermandades y Cofradías. ¿En qué mejora con respecto a la normativa anterior? Pone orden en temas que necesitaban revisión como son las coronaciones canónicas y muestra un itinerario claro para los grupos parroquiales; los estatutos han ganado en claridad y se establecen itinerarios comunes para todas las hermandades, salvando sus peculiaridades. ¿Qué cualidades piensa que podría tener una persona que pregona la Semana Santa o las Glorias? Para empezar, y aunque parezca obvio, tiene que ser una persona creyente y, no sólo en el ámbito privado de su vida, sino en su forma de vivir y mostrarse en público. Y, a través de esa fe vivida y encauzada desde las hermandades y cofradías, hacer el anuncio de vida y esperanza que siempre se desprende del Pregón de Semana Santa o de las Glorias. La oferta de formación para las Juntas de Gobierno ha sido una de las novedades de este curso pastoral que concluimos, ¿para qué es necesaria la formación de un cofrade? La formación no sólo es necesaria para un cofrade, sino que es fundamental para cualquier cristiano. Siempre he pensado que somos un pueblo con una fe enraizada, pero cuando esta fe no es alimentada desde la oración y los sacramentos, ni fundamentada desde la formación, en no pocas ocasiones puede flaquear e incluso, a veces, nos podemos confundir o desviar de nuestra misión como cristianos cofrades en medio de nuestra realidad concreta. La formación fundamenta, enriquece y da un sentido mucho más amplio a lo que hacemos desde las hermandades. No sólo sacamos procesiones porque nos guste, sino que salimos a la calle como expresión de una fe vivida, madurada y formada a la luz del Evangelio. ¿Se puede vivir la Semana Santa sin procesiones? Se puede vivir, este año hemos tenido el ejemplo. Pero ello no quita que las procesiones son una rica expresión con la que hacemos pública manifestación de nuestra fe, que nos fortalece y alienta nuestra esperanza. ¿Cómo serán los desfiles procesionales tras esta pandemia? Tiempo al tiempo… Hermandades y cofradías han protagonizado páginas en la prensa, durante esta pandemia, con las iniciativas que han puesto en marcha, ¿cómo valora usted la labor que han realizado en este tiempo tan duro? Fundamental. Durante todo el año las distintas hermandades y cofradías de nuestra diócesis llevan adelante una tarea social innegable. Esa tarea surge como una obligación desde el mismo Cristo que nos regala el mandamiento del Amor, o al que vemos en la Cruz entregando lo más sagrado, la Vida, para que nosotros tengamos vida. Él no se guarda nada para sí, y nosotros estamos llamados a entregarnos de la misma manera, especialmente a los más necesitados. Es verdad que no somos asociaciones caritativas, pero sí asociaciones públicas de fieles, donde se tiene que reflejar ese Amor del Señor por los más desfavorecidos. Por eso, cuando este mes de marzo comenzamos a vivir este calvario que es la Covid 19, las hermandades y cofradías de la diócesis respondieron de una forma ejemplar con los medios con los que contaron en cada momento. Y, desde el confinamiento, se ha provisto de batas y mascarillas a centros hospitalarios y residencias de ancianos; alimentos y pago de suministros, a tantas familias que se han visto sorprendidas por esta situación, al igual que donaciones a distintas instituciones eclesiales que se dedican a la caridad de una forma específica en nuestra diócesis de Málaga. Para los miembros de hermandades de pasión y gloria de toda la diócesis, ¿cuál es su deseo? Mi deseo es que cada vez vayamos tomando más conciencia de nuestra misión dentro de la Iglesia; que descubramos que, a través de nuestras hermandades y cofradías, estamos llamados a ser instrumentos de Dios en medio de nuestra sociedad; que el que se acerque a nuestras casas de hermandad descubra que no somos sociedades históricas sino comunidades cristianas que, a los pies de unos Sagrados Titulares, quieren vivir con humildad el mensaje evangélico y que de manos de nuestra Madre la Virgen queremos transmitir la fortaleza, la alegría y la esperanza que nos transmite su Hijo Resucitado.