NoticiaMovimientos Jóvenes MIES reflexionan sobre la santidad y la felicidad Publicado: 21/08/2019: 17793 Como cada año los Misioneros de la Esperanza celebran el encuentro (Intermies) que une, durante un fin de semana, a jóvenes de los lugares donde están presentes: La Mancha, Madrid, Córdoba, Alicante, Sevilla y Málaga. En esta ocasión, el lugar del evento fueron las magníficas instalaciones del Complejo José Nadal de Estepona, perteneciente a la Fundación Victoria de Málaga. Donde se reunieron alrededor de 500 jóvenes de entre 13 y 23 años, para celebrar unas jornadas de convivencia, de celebración y sobre todo de compartir la fe. Como explica el responsable general juvenil MIES (Misioneros de la Esperanza), Juan Pablo García Ayensa, «todos estamos llamados a ser felices, a ser santos. En ocasiones se nos ha presentado la santidad como algo inalcanzable o reservado para los más perfectos cristianos. Pero el Papa Francisco ha venido a recordarnos que la santidad es algo cotidiano y posible para toda aquella persona que desea ser feliz. Pero esta felicidad que nos lleva a la santidad requiere de búsqueda y de encuentro, de trabajo y de compromiso, de celebrar y compartir. Por ello, hemos querido profundizar en la idea de que ser feliz es un arte, un arte que implica talento y esfuerzo. Para ser feliz de verdad hay que poner todos nuestros dones al servicio de uno mismo y de los demás. Solo así seremos felices plenamente, solo así seremos santos. Santidad que el Papa Francisco ha puesto al alcance de todos: santos de la puerta de al lado, nos ha llamado». Este año, el hilo conductor del encuentro y de los talleres que han realizado los jóvenes, han sido las 7 artes: arquitectura, cine, danza, escultura, literatura, música y pintura. Cada arte, un taller. El joven se apuntaba en aquel taller que más le gustara o donde creyera que tenía más habilidades y en cada uno de ellos se planteaban tres objetivos: aue aprendieran técnicas propias del arte; que pusieran en práctica lo aprendido; que conectaran la idea de que aquello que me hace feliz, al ponerlo al servicio de los demás, desde el amor y los ojos del Padre, es lo que me convierte en santo. Para García Ayensa, «han sido dos días muy intensos donde la vitalidad, la alegría y la fuerza de los jóvenes es lo más destacado. Jóvenes que caminan, que caen y se levantan, jóvenes con los pies en la tierra y la mirada en el cielo. Chicos y chicas que son la razón de ser de nuestra vocación, porque ellos son nuestra misión, ellos son la esperanza. Cerramos con el Intermies el curso y cargamos pilas para el que viene. Y damos gracias a Dios por la vocación de Misioneros de la Esperanza, de la Iglesia, por la Iglesia y para la Iglesia».