Con 81 años, hija de profesor humanista y latinista, Rosario explica cómo comienza su relación con esta parroquia. «Mi marido era quien llevaba los columbarios en la parroquia. Cuando su salud empeoró por glaucoma, tuve que asumir su responsabilidad. Con su fallecimiento me entregué  a la Iglesia para cualquier cosa que hiciera falta», aclara.

Madre de 5 hijos su tarea principal en la Iglesia se ha orientado a ayudar al prójimo y «a que nadie ande despistado» llegando a desempeñar labores de chófer e incluso ayudando en comedores sociales.

Con este reconocimiento, la Iglesia  rememora su trayectoria y labor servicial en el templo ubicado en Pedregalejo. «Rosario no tiene una tarea concreta. Está disponible desde que abrimos para dirigir a las personas en lo que necesiten. Es una labor muy servicial», explica D. José, actual párroco del Corpus. «Una parroquia tiene que ser corazón y eso lo hace muy bien. Rosario es ese rostro acogedor y ese corazón», añade.

«Extraordinario, agradable, sencillo, cercano..», así recuerda Rosario al Sr. Obispo durante la entrega de la medalla conmemorativa del Corpus Christi. Medalla que ha reforzado su vínculo con el Señor a través de la parroquia.  «Yo necesito a gente que me llene, que me ayude a ver, a recibir a Dios, a encontrarle...»

Al terminar la entrega, dio comienzo el acto de bendición de los salones en un ambiente de gran alegría y fraternidad. Acompañado de un salmo de la escolanía, el Obispo roció con agua bendita a los asistentes y al lugar, descubriendo una placa conmemorativa para cerrar el acto.

Estas recientes instalaciones surgen por la necesidad de convertir la parcela Norte del templo parroquial en salas productivas para la comunidad. Así, la Iglesia cuenta con diferentes salones que acogen desde conferencias, actos solidarios de Cáritas hasta espacios culturales como bibliotecas o talleres parroquiales.

Lucía Valencia y Paula de Fez