Noticia «Mi vida tiene el tiempo de Dios» Publicado: 24/03/2015: 6441 Alfonso Crespo, sacerdote diocesano y autor del libro "Fuga y retorno de Teresa" imparte las charlas cuaresmales en la parroquia de Stella Maris, que tienen lugar hasta el 20 de marzo y versan sobre la vida de santa Teresa de Jesús. Durante la conferencia, Alfonso Crespo comenzó introduciéndonos en la vida de nuestra santa, dividiéndola en tres etapas: infancia, juventud y madurez. «En la infancia de santa Teresa influyeron varios factores, pero la muerte de su madre fue algo que la cambió. Teresa heredó de su madre el gusto por la lectura y, tras la muerte de esta, tomó a la Virgen María como su nueva madre», nos decía el director espiritual del movimiento. «Teresa era la más querida de toda su familia, lo que dejó que abriera su mente al Señor. Ella vive con el cariño en la mochila». Tras estas palabras el sacerdote recordó a los padres y abuelos que la parte más determinante de la vida es la infancia. En su segunda etapa, Crespo nos habló de la Teresa adolescente, de una Teresa que va creciendo y va ampliando las relaciones con su familia. «La adolescencia de Teresa también tuvo sus problemas. Durante su ingreso en el convento empezó a preguntarse qué camino escogería, el matrimonio o la vida de Dios. Decidió casarse con Dios». Crespo resaltaba la negativa del padre de nuestra santa ante esta decisión, lo que la obligó a huir. «Cuando salí de casa de mi padre sentía como cada hueso se me escapaba del bolsillo, pero no hui sola», decía Teresa sobre su huida. Teresa tardó 20 años en encontrar al Señor, «20 años en los que el demonio comenzó a descomponer mi alma, trató distraerme.» Y comenzó a dejar la oración hasta que encontró al Señor. Y la oración se convirtió en un derecho para ella. «Cuantas veces hemos huido de la oración por falta de tiempo. Si tenemos tiempo para la persona que amamos tenemos tiempo para la oración; quien no tiene tiempo para la oración es porque no ama a Dios». Por último nos habló de la muerte de Teresa. «Teresa decidió morir en manos de una hija y no estaba asustada, ya que lamuerte era una puerta que le conducía hacia el Señor, hacia un camino de felicidad».