La familia, que protestó al Obispado de Málaga por la actuación del párroco, afirmó que había recogido mil quinientas firmas, de los presentes en el funeral; sin embargo en la capilla del tanatorio, donde se celebraron las exequias sólo caben unas cincuenta personas.

El estilo claro y directo del párroco ha molestado a algunas personas, sobre todo a las más alejadas que se acercan a la Iglesia esporádicamente para pedir algún servicio. Se ha constatado que algunos de los que lo han criticado no conocían ni siquiera el nombre del párroco.  Algunas de sus frases han sido sacadas de contexto y manipuladas, cambiando, por tanto, el verdadero significado. Incluso ha sido criticado por el simple hecho de ser de origen rumano.

El Obispado de Málaga lamenta que algunos medios de comunicación y en las redes sociales se hayan descontextualizado las cosas y estén acosándole de modo persistente. Así mismo, ha sorprendido que en una red social haya sido suplantada su identidad.