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Restauración de los retablos de la parroquia Santa María de los Remedios (Estepona)

Visita del Obispo de Málaga a la parroquia de los Remedios en Estepona// A. SEDEÑO
Publicado: 28/04/2024: 1571

Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Eucaristía celebrada con motivo de la restauración de los retablos de la parroquia Santa María de los Remedios (Estepona)

RESTAURACIÓN DE LOS RETABLOS DE LA PARROQUIA SANTA MARÍA DE LOS REMEDIOS

(Estepona, 28 abril 2024)

Lecturas: Hch 9, 26-31; Sal 21, 27-28.30-32; 1 Jn 3, 18-24; Jn 15, 1-8.

(Domingo quinto de Pascua)

1.- Encuentro con el Señor y discipulado

Hoy es un día de fiesta y de acción de gracias. Estamos en el quinto domingo de Pascua, tiempo especial de luz, alegría, paz y amor; aunque todos los días del año, incluida la cuaresma, son de gozo, porque el Señor nos ofrece su salvación y perdona nuestros pecados. 

Las lecturas de este domingo nos ayudan a renovar nuestra fe y nuestra vida cristiana. Saulo de Tarso, una vez convertido en apóstol por el encuentro con el Resucitado, contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco cambió su vida, proclamando valientemente el nombre de Jesús (cf. Hch 9, 27), que antes de su conversión denostaba; y también se dedicó a ayudar a los cristianos a quienes antes perseguía y metía en la cárcel. 

Gracias al testimonio de los primeros cristianos: «La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo» (Hch 9, 31).

Eso debería ocurrir también hoy; es decir, gracias a los cristianos actuales la Iglesia en Estepona y en todas partes del mundo, podría crecer y gozar de paz; dar luz a la sociedad. Hoy se nos llama a ser testigos de la luz de Cristo. Podemos ser como Pablo de Tarso, que, desde la fe, la esperanza y el amor cristianos, seamos capaces de transformar la sociedad, que falta le hace. 

2.- Mandamiento del Señor: creer y amar con verdad y con obras

San Juan, en su primera carta, dice: «Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras» (1 Jn 3, 18). De palabra somos muy valientes, muy generosos, muy veraces; pero en obras no lo somos tanto.

Quien cree de verdad y con obras permanece en Dios, porque Él es la Verdad: «Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio» (1 Jn 3, 24).

3.- El que permanece en mí y yo en él; ése da fruto abundante

El evangelio de hoy nos ofrece la imagen de la vid y los sarmientos, que todos conocemos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador» (Jn 15, 1). 

«Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante» (Jn 15, 5). Hay viñas que producen “agrazones”.

Esto significa que los cristianos participamos de su misma savia; es decir, la savia que sube desde las raíces de la vid por el tronco hasta los sarmientos es la misma. Esto es una verdad muy importante: Nosotros somos participamos del espíritu de Jesús; corre por nuestras venas la misma savia suya. Es decir, en el bautismo se nos ha regalado la vida divina; dentro de nosotros corre la savia de Dios y produce buenos frutos. 

Jesús nos ha dicho: «Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí» (Jn 15, 4). 

Si estamos unidos Cristo, como el sarmiento a la vid, podremos dar buenos frutos. El término “permanecer” no es algo pasivo, sino activo. Hay que dar fruto; no es suficiente estar unidos a la vid, sino ser capaces de dar fruto. Demos gracias a Dios por la divinización que nos ha regalado.

A quien no da fruto, se le arranca de la vid y se seca, para luego echarlo al fuego (cf. Jn 15, 6). 

4.- Restauración de los retablos

Hoy damos gracias a Dios por la restauración de ocho retablos del templo parroquial de Nuestra Señora de los Remedios en Estepona, realizados con la colaboración de la Asociación Constructora Benéfica Santo Cristo de la Veracruz de Estepona, fundada en 1949 por el entonces párroco de los Remedios, Rvdo. D. Manuel Sánchez.

Este proyecto comenzó en el año 2021, cuando la Asociación aprobó sufragar los gastos y se encargaron los trabajos a la empresa Talleres Salmerón de Socuéllamos, (Ciudad Real), que ya había realizado otros trabajos en la parroquia de la Encarnación de Marbella y en la del “Corpus Christi” de Málaga. Ya sabemos qué sacerdote ha pasado por dichas parroquias. La restauración se realizó desde abril de 2022 hasta diciembre de 2022.

5.- Bendición de los retablos

En esta eucaristía bendeciremos los retablos que acogen las imágenes de nuestro Señor Jesucristo, de la santísima Virgen María, de san Juan evangelista y de san Antonio destinadas a la pública veneración. Las imágenes son expresión de la fe y de la piedad popular. 

En primer lugar, la imagen de Jesucristo, bajo las advocaciones de la “Vera Cruz” y “Cautivo”. Cristo, el Hijo de Dios, es la vid a la que debemos estar unidos; él manifiesta el amor del Padre a la humanidad   y nos revela su rostro misericordioso (cf. Benedicto XVI, Spe salvi, 4; (Jn 14, 9). Siendo así y participando nosotros de su savia, cada uno debemos ser “rostros” del amor y de la misericordia de Dios, capaces de perdonar; si soy perdonado, debo ser perdonador.

En segundo lugar, se han restaurado los retablos de las imágenes de la santísima Virgen, bajo diversas advocaciones: Nuestra Señora de los Remedios, la Patrona, Soledad, Fátima.

La figura de la Virgen María es esencial a nuestra fe, porque así lo quiso Dios. La Virgen no es un santo más en la Iglesia. Ella es la Madre de Jesús; y no hay Madre sin Hijo, ni Hijo sin Madre. En la historia de la salvación la Virgen tiene una misión esencial y no puede desaparecer. Los santos pudieron existir o no; pero la Virgen era esencial para al nacimiento de Jesús. Ella es nuestra Madre, porque Jesús nos la regaló en la cruz. Y Ella extiende su maternidad en la Iglesia y en cada uno de nosotros; y es también figura y modelo de la Iglesia. 

Las imágenes de san Juan evangelista y de san Antonio de Padua nos estimulan a seguir el ejemplo de los santos, porque han vivido en profundidad y valentía la fe, la esperanza y el amor, unidos a Cristo y a la Virgen. San Juan fue discípulo amado de Jesús y escribió el cuarto Evangelio, siendo un buen testigo presencial de la obra salvadora del Señor. San Antonio de Padua fue un religioso, que en el siglo XIII vivió en profundidad el amor a Jesucristo. Ellos son amigos de Dios, que vivieron el discipulado de Jesucristo, configurando su vida a la del Maestro. Los santos, además, interceden por nosotros y nos acompañan en el camino hacia la eternidad. 

6.- Colaboración generosa de la Asociación Constructora Benéfica Santo Cristo de la Veracruz de Estepona

Dando gracias a Dios por la restauración de los retablos, deseo agradecer la gran colaboración de la Asociación Constructora Benéfica Santo Cristo de la Veracruz de Estepona.

Deseo decir ahora solo un nombre, que antes he insinuado. Gracias, querido D. José López Solórzano. Él fue durante nueve años párroco de esta querida parroquia y ha pasado después por otras dos parroquias más, en Marbella y en Málaga, en las que ha dejado buen rastro. Agradecemos su gestión como Presidente de Constructora Benéfica, junto son sus fieles colaboradores. Se ha hecho realidad el sueño que la parroquia tenía.

Pedimos a Nuestra Señora de los Remedios que nos acompañe en nuestro peregrinar terreno, junto con la intercesión de los santos Juan evangelista y Antonio de Padua, para que seamos buenos sarmientos y fieles discípulos del Señor resucitado y testigos valientes en nuestra sociedad. Amén.

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