NoticiaSeminario «El 8 de diciembre es fiesta grande en la casa del Seminario» Publicado: 27/11/2023: 11579 Inmaculada Caminando por el Adviento, hacia la Navidad, el 8 de diciembre se celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, fiesta grande para el Seminario Diocesano que ha acogido este año a tres jóvenes en el curso Introductorio: Daniel, Ismael y Diego. Aquí pueden escuchar la entrevista de los 13 seminaristas, el rector y el vicerrector, en el programa El Espejo, en COPE Málaga, el 8 de diciembre: EL ESPEJO MÁLAGA 08122023. La fiesta de la Inmaculada en el Seminario «El 8 de diciembre es un día de fiesta en la casa del seminario», afirma el rector Juan Manuel Ortiz Palomo, «nos encontramos con nuestras familias, acogemos a los nuevos, los de cursos avanzados reciben los ministerios de acolitado y lectorado, y es siempre un momento importante para darle gracias a Dios, y a nuestra Madre Santísima, por la realidad de nuestro Seminario y por la respuesta generosa de todos los chavales». Una jornada que comenzó recibiendo a los padres y hermanos en la Catedral, para celebrar juntos «la Misa Pontifical que presidió D. Jesús Catalá, nuestro obispo. Esto es un signo de comunión del Seminario con toda la Iglesia Diocesana que se une ese día a nuestra alegría», afirma el rector. En dicha celebración, el Sr. Obispo administró el ministerio del lectorado al seminarista Huberto Owono, y el acolitado a Juan Carlos López, Cristian Carrasco y Juan Alfredo Hernández. × Después compartieron el almuerzo con las madres y los padres pues, «aunque el día de la madre se celebra en mayo, en la actualidad, tradicionalmente se celebraba el día de la Inmaculada y en el Seminario seguimos conservando un recuerdo y agradecimiento especial al Señor por nuestras madres, que nos dieron la vida y nos siguen acompañando cada año en esta fiesta», explica el rector. La jornada proseguió con una obra de teatro preparada durante meses por los seminaristas, con todo cariño, y con el rezo de vísperas todos juntos. Juan Carlos López, de cuarto curso, es uno de los seminaristas que coordina los actos de la celebración de la Inmaculada. Para él, «el día de la Inmaculada, es uno de esos días "que brilla más que el sol" en nuestro Seminario (aunque algún que otro año haya habido algo de lluvia), y es que celebramos el día de nuestra patrona, la que nos dejó por legado nuestro querido San Manuel González. Es un día muy completo, que comienza en la Catedral celebrando la Eucaristía, seguido de un almuerzo compartido con nuestras familias, pasando por un teatro de velada, y cerrando el día con las vísperas solemnes». Un día muy completo que necesita de preparación semanas antes en las que «la casa comienza a ponerse patas arriba para ponerlo a punto todo de cara a ese gran día: unos van cuadrando mesas para la comida, otros ensayan las vísperas, se decora la casa de Navidad, los recién llegado montan el Belén; y se comienza a grabar, ensayar y montar lo que más tiempo se lleva en estos días previos, nuestro tradicional teatro». Ese teatro arranca varios meses antes, «con la redacción del guión. Cada año gira en torno a alguna temática, y nuestro objetivo es el de hacer pasar un rato agradable a todo aquel que se acerca a vernos. El teatro es una ocasión para dejar por un momento "las oficialidades" y compartir un rato en el que la expectación y la risa se abren paso. Un momento más de convivencia en el día, pero que también aporta de "puertas para dentro", a una mayor unidad entre nosotros. No somos grandes actores, pero ponemos todo de nuestra parte para hacer de ese momento un recuerdo agradable dedicado a nuestros familiares y amigos», explica Juan Carlos. Jóvenes intrépidos Daniel García, Ismael Salas y Diego Jiménez son los tres nuevos fichajes del Seminario que forman el curso de Introductorio. Los tres compartieron la experiencia del Seminario Menor, en el que estuviaron acompañados en su proceso de discernimiento. Diego Jiménez Blázquez tiene 17 años y pertenece a la parroquia de San Sebastián de Antequera. Es el menor de tres hermanos, después de Carlos e Ignacio. Sus padres son Diego y Lourdes. × Lo de ser sacerdote comenzó así: «Querer ser sacerdote siempre ha sido una opción en mi vida, desde que comencé como monaguillo en mi parroquia y en el colegio con apenas 8 años, donde poco a poco se fue forjando una vocación más firme y decidida». Y tuvo varios momentos decisivos: «Sin duda, el hecho de estar a día de hoy en este proceso ha tenido mucho que ver con los años de experiencia y formación en el Seminario menor, donde podía encontrarme cerca del Señor y descubrir cada día lo que siento que quiere hacer de mí. Aunque también es cierto que el golpe definitivo fueron con las vivencias de la JMJ de Lisboa y la PEJ en Santiago el pasado año, donde pude verle de cerca y entender mejor el por qué estaba ahí, entregándole todo al que todo me dio». Estos primeros meses en el Seminario han sido para él un empezar de nuevo: «Comenzar un ritmo de vida nuevo es extraño y complicado al principio pero, en estos primeros meses de Seminario, a pesar de las dudas, la adaptación al lugar y a la comunidad y el buscar cuál es mi vocación, siento que soy parte de esta familia que compone el Seminario, pero no como uno más, sino con nombre propio, que realmente soy alguien aquí dentro y tengo un valor en esta misión a la que somos llamados con el ejemplo de san Manuel González». Ismael Salas Luque tiene 18 años y pertenece a la parroquia de San Sebastián, en Alhaurín de la Torre. Sus padres son Toñi y Juan Carlos y tiene un hermano, Darío. × La idea de ser cura siempre ha estado presente en su vida, «desde una edad bastante temprana. En el colegio, por ejemplo, siempre manifestaba, ante la incredulidad de compañeros y profesores, que mi objetivo era ser sacerdote en el futuro. Sin embargo, podría señalar el verano de transición entre 1º y 2º de la ESO, como el momento en el que tras una experiencia interior, comencé a plantearme seriamente la posibilidad de entregar mi vida a los demás por medio del sacerdocio». Una mirada atrás le ayudó a seguir mirando hacia adelante: «El impulso que me hizo deshacerme de las dudas que me agitaban, en el momento de tomar la decisión de entrar al Seminario, fue sin duda volver la vista atrás y contemplar las diversas experiencias que me había regalado Jesús. De esta forma, reflexionando cada momento en el que había escuchado la voz del Señor a entregarme a Él y la felicidad que esto me provocaba, dejé los miedos a un lado y di un paso más en mi camino vocacional». Estos primeros meses han sido para él «una vorágine de sentimientos: desde la extraña sensación de comenzar a vivir en otro lugar hasta la alegría de compartir la fe en la comunidad. Han sido semanas de adaptación, aunque gracias al apoyo de compañeros y formadores no ha sido algo duro. Eso sí, a pesar de las dificultades y las dudas iniciales, puedo afirmar que estas primeras semanas me están ayudando a vislumbrar que estoy en el camino correcto y eso me llena de alegría y plenitud. Sin duda destacaría de estos primeros meses que siento cómo la comunidad se convierte en una verdadera familia y, por supuesto, destacaría el acercamiento a la figura de Jesús y de la Iglesia que me permiten profundizar en mi fe y ahondar en el amor hacia ambos». Daniel García Jiménez tiene 18 años y pertenece a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, en La Cala del Moral. Sus padres son Daniel y Concepción, y tiene una hermana, Sofia. × Desde pequeño fue monaguillo «en mi parroquia pero la idea de ser sacerdote comenzó a rondar en mi cabeza al entrar al Seminario Menor y me hizo plantearme mi vocación al sacerdocio de manera seria. He estado tres años en el Seminario Menor por lo que entrar al Seminario Mayor ha sido una decisión que he tomado tras pensarla mucho. El momento decisivo en el que decidí dar el sí fue este verano después de terminar Bachillerato y aprobar Selectividad». En estos primeros meses de Seminario «he aprendido mucho sobre oración y convivencia con los compañeros, ya que vivir en ambiente de oración en comunidad es muy enriquecedor». Después de un año intenso de estudios para terminar con la Selectividad, este año Introductorio le parece a Daniel «más tranquilo en cuanto a materia académica para poder centrarnos más en nuestras dimensiones humanas y en nuestra vida espiritual lo cual me está ayudando mucho a crecer como cristiano y como persona».