NoticiaTestimonios TESTIGOS DE RESURRECCIÓN. «Cristo resucitado stá presente en las videollamadas con los nietos» Francisco Bustinduy con las fotos de algunos de sus nietos a los que solo puede ver ahora a través de vídeollamada Publicado: 24/04/2020: 19068 Francisco Bustinduy es empleado de banca jubilado, responsable de la Pastoral de Iniciación Cristiana en la parroquia de San Patricio y alumno del Centro Superior de Estudios Teológicos San Pablo. Casado desde hace 46 años con Isabel, su gran apoyo, son abuelos de 16 nietos. En este tiempo de pandemia, Francisco nos ofrece su experiencia en la que relata cómo la lejanía de sus seres queridos no socava la alegría que produce el anuncio de la Resurrección del Señor. TESTIMONIO DE FRANCISCO BUSTINDUY: Mi mujer, Isabel, y yo podemos decir que Jesucristo se encuentra verdaderamente Resucitado, pues, pese a la pandemia, nos está permitiendo vivir este tiempo de una forma muy especial, me atrevería a decir, incluso más intensa, que otros años. En esta Cuaresma hemos podido intensificar la oración y la participación en las Misas ofrecidas por tantos medios, que nos han ayudado olvidar en muchos momentos el confinamiento. El Triduo Pascual lo vivimos con el Papa, incluido el inolvidable y por qué no, histórico Vía Crucis que nos recordó momentos cruciales de la historia en los que las prerrogativas realizadas por la Iglesia dieron su fruto. Nos invitaron a vivir la Vigilia Pascual de una Parroquia que, en la privacidad de nuestro hogar, nos permitió no sentirnos solos, si no al contrario, muy acompañados por muchos conocidos, quienes, también desde sus casas, participaban en aquella celebración que, entrada en la noche del domingo nos llevó a la alegría pascual de Jesucristo Resucitado. Una experiencia diferente; no estar en nuestra parroquia, recibir la comunión espiritual y no la sacramental, sin embargo no nos faltó nada, porque la Iglesia además de la dispensa por nuestros obispos nos lo ha dado todo, facilitando este tipo de participación a través de numerosos medios y parroquias. Y es que conocer a Jesucristo es el mayor regalo que hemos podido recibir en nuestra vida, considerándonos unas privilegiados. Hace 35 años nuestro párroco nos invitó a asistir a unas catequesis para adultos, a las que asistimos para complacerlo. Con el paso de los días, fue el mismo Jesucristo el que salió a nuestro encuentro. Con su Amor y Misericordia infinita empezó a darse a conocer poniéndose a nuestro lado iluminando nuestra vida que andaba sin rumbo definido, enseñándonos un camino, que no conocíamos, en el que nunca habíamos pensado. Esa luz empezó a darle un sentido a nuestra vida que encaminamos, con todo lo que nos dieron a conocer, hacia ese Jesucristo que creíamos conocer pero que no conocíamos, y a quien, por pura gracia suya, nos permite seguir con Él en su Iglesia. Por ello podemos afirmar que Jesucristo es camino, luz y vida, y que está resucitado, habiendo retornando victorioso de la muerte, que era la nuestra. Del mismo modo, veo a Jesucristo resucitado en todos los sacerdotes que se han entregado para atender a cuantos los hayan podido necesitar atención tanto de enfermos, como mayores que viven solos, moribundos, asistencia en los entierros, etc. Habiendo muerto más de uno infectado por el virus. La oración, sin apenas descanso, llevada a cabo en los conventos de clausura que en todo momento nos han tenido presente. Así como tantos voluntarios que a través de instituciones de la Iglesia y otras, se han prestado para ayudar a quienes los necesitaran. Del mismo modo, los Cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, bomberos, policías locales, vigilantes de seguridad, psicólogos, y un largo etcétera, de todos conocidos, que con su testimonio han sido una verdadera luz en medio de esta tremenda pandemia que nos supera. Si hablamos como abuelos, ya es más difícil de digerir; pero a la luz de la Palabra se puede llevar mejor, porque sabemos que la gran familia que el Señor ha querido regalarnos, sin merecer nosotros nada, es obra solo suya. Por eso ahora, al verlos y hablar con ellos, aunque sea por video llamadas, llenan nuestro día de alegría, a pesar de que no los podamos besar y abrazar, porque no sólo nos saludamos con palabras, si no con sentimientos, como ocurre con los pequeñines que no hablando aún, nos regalan sus sonrisas, tan llenas de cariño cuando nos identifican, que sobrepasan nuestra emoción. Aquí vemos también a Jesucristo resucitado En estos días hemos celebrado algunos cumpleaños, y por si fuera poco, nuestro aniversario de boda. Ese día nos desayunamos con un regalo como nunca nos habían hecho. Nuestros nietos nos regalaron un vídeo, preparado por mi nieta mayor durante días, con la participación de todos que nos emocionó, porque lo realizaron con un cariño difícil de describir, haciéndonos notar además su especial forma de querernos, sintiéndonos orgullosos y agradecidos al Señor Es el gran testimonio de nuestra historia, que no tiene nada que ver con la que Isabel y yo quisimos construir, porque la historia la diseña Él. Además de los tres hijos con los que bendijo nuestro matrimonio, nos ha regalado, por el momento,16 nietos porque viene otro de camino, toda una desbordante bendición de Dios que nunca pudimos imaginar. Un motivo más, de los muchos que tenemos, para darle gracias por esta gran familia que no ha parado de crecer, llena de vida como se puede comprobar, por pura gracia y misericordia suya. Porque es un Dios vivo manifestado en su Hijo Jesucristo que Resucitando, nos ha mostrado una vida nueva que no se acaba y ganó con su pasión y muerte para nosotros. Hoy nos espera sentado a la derecha del Padre dónde ha preparado muchas estancias. Con todas estas gracias recibidas, ¿Cómo podremos pagar al Señor todo el bien que nos ha hecho? (Sal 116, 12). No podemos, por menos, que corresponder anunciándolo como lo hacemos con los padres y madres en la pastoral de iniciación cristiana de niños de nuestra Parroquia y proclamando, porque lo hemos experimentado en nuestras vidas, que Jesucristo ha vencido a la muerte y está verdaderamente RESUCITADO. Francisco