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La Casa Diocesana de Espiritualidad se adapta a la normativa vigente

Publicado: 23/09/2013: 4112

Cumplir la normativa de accesibilidad, la protección contra el fuego y la insonorización es el objeto de las reformas que se están acometiendo en la Casa Diocesana de Espiritualidad "Beato Manuel González". Unas reformas que permitirán a la Diócesis contar con unas instalaciones adecuadas para el servicio pastoral.

El pasado día 3 de septiembre de 2013 tuvo lugar el comienzo de las obras. Esta intervención es la primera que se realiza bajo la cobertura del Plan Director, que contempla dotar a la Casa de las instalaciones necesarias y requeridas para las actividades de los grupos: convivencias, retiros, ejercicios espirituales; y otras actividades con niños, jóvenes, matrimonios y asociaciones.

En el anteproyecto, elaborado por los arquitectos que están al frente de los Planes Directores de la Catedral y de la Finca del Seminario Diocesano, D. Gabriel Ruiz Cabrero y D. Juan Manuel Sánchez La Chica, se propone la acometida de las obras en cuatro fases sucesivas, dada la gran dimensión del conjunto y la variedad de situaciones, que se deben resolver. De este modo se puede realizar la rehabilitación, permitiendo al mismo tiempo el uso de parte del inmueble. La finalización de la primera fase de la obra, que será ejecutada por la empresa constructora malagueña ORP, está prevista para septiembre de 2014.

Los arquitectos han realizado este proyecto inspirándose en las palabras del Beato Don Manuel González, al que citan literalmente en la memoria del Proyecto:

"...Sí, que más que casa grande castellana pareciera pueblo andaluz. Y que como tal, tuviera sus calles anchas y bajas para que sin trabajo entre por ellas la luz y el aire. Un seminario, por consiguiente en el que se rompiera con la dura monotonía de siempre bajar por la misma escalera, pasar por el mismo claustro, correr por el mismo patio, no tener a la vista más que el mismo trozo de tejado, o la misma puerta de enfrente …

Tan espacioso, que sólo el recorrer sus distintas dependencias, constituyera un buen ejercicio corporal. Tan variado que no se tuviera que pasar dos veces por el mismo sitio. Tan ventilado que no se oliera a cueros hacinados sino sólo a pinos y tomillos de sierra, a brisas del mar y a limpio, que es el más fragante de todos los olores. Construido tan en alto, que desde todos su rincones se viera el cielo y ninguno de ellos se quedara sin un rayo de sol y un soplo de aire puro”.

Autor: Casa Diocesana de Espiritualidad

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