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Las hermandades y cofradías de Málaga y Melilla peregrinan a Tierra Santa

Publicado: 12/09/2012: 705

El delegado de Hermandades y Cofradías, Francisco Aranda, habla sobre la peregrinación que las Hermandades y Cofradías de nuestra diócesis realizarán a Tierra Santa el próximo mes de noviembre.

«Ir en peregrinación es caminar a través y hacia lo extraño, o ajeno, en busca de una meta, que no se conoce aquí o se desconoce. Es lo que confiere al camino y a su fatiga una belleza propia. Salir y buscar no solo otra cosa, sino a Alguien. El regreso a los orígenes, en sentido espacial y temporal y, también en tanto que revivir, hacer memoria de lo que nos identifica, recordar, es una constante en la vida de las personas individual y colectivamente. Llegar a donde y como empezamos- el regreso a Ítaca- ha sido y lo es uno de los grandes anhelos de la humanidad, aunque al llegar comprobemos que la llegada es un punto de partida hacia otras metas. 

Junto a esta orientación hacia fuera, no es menos importante la peregrinación hacia dentro, al interior de cada uno de nosotros que favorece salir de lo habitual y conocido hacia otras metas y penetrar allí donde Dios está más dentro de nosotros que nosotros mismos. Lo expresó bellamente san Agustín: «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti…(Confesiones, X, 26 ss). 

Es lo que entre el 24 de noviembre y 1 de diciembre vamos a emprender muchos cofrades de la Diócesis de Málaga, alentados por esta Delegación de Hermandades y Cofradías. Y ello al comienzo del Año de la Fe, declarado por su SS. el Papa Benedicto XVI, desde el 12 de Octubre de este año, al mismo día de 2013.

Una palabras del Papa nos pueden servir para comprender el sentido más hondo de esta iniciativa: “ El impulso hacia la fe cristiana, el comienzo de la Iglesia de Jesucristo, fue posible porque existían en Israel personas que no se contentaban con los acostumbrado, sino que miraban lejos buscando algo más grande y, ya que su corazón esperaba, pudieron reconocer en Jesús a aquel enviado por Dios. Necesitamos- continua el Papa- ese corazón inquieto y abierto. Es el núcleo de la peregrinación. Tampoco hoy nos basta ser y pensar como hacen los demás. El proyecto de nuestra vida va más allá. Nos hace falta ese Dios que nos ha mostrado su rostro y ha abierto su corazón: Jesucristo: Efectivamente hay grandes personalidades en la historia que han tenido experiencias bellas y conmovedoras de Dios. Son, sin embargo, experiencias humanas, con su humanas limitaciones. Sólo El es Dios y por eso El es el puente, que pone en contacto inmediato a Dios con el ser humano”
Pero la persona necesita ubicar, evocar y experimentar en el espacio y el tiempo los elementos que hacen posible estas vivencias . Un paisaje, un color, una palabra, un camino, un susurro, un olor, un lugar sagrado suscitan y hacen aflorar en nuestro interior mensajes indelebles , nos trasladan a ellos. Y lo necesitamos

 Para este trayecto hacia fuera y hacia el interior, importa ir pertrechados de medios necesarios . A modo orientativo sugiero algunos
 - elementales o culturales ( habituarse a distinguir las tres zonas principales de Israel en tiempos de Jesús: Galilea, Samaria y Judea; una lectura continuada y reflexiva de alguno de los evangelios , sobre todo los sinópticos , con un subrayado de los principales personajes- no es igual visitar una casa o un pueblo de un desconocido que el de alguien con quien estas familiarizado….)


- espirituales: Un corazón inquieto, no acomodado a lo de siempre, es el punto de partida al comienzo de la peregrinación. Desde los tiempos de Abraham hasta hoy. Somos seres en camino, en éxodo; lo fueron los hebreos desde tiempos antiguos, que tenían por padre a “un arameo errante” ( Dt 26, 5ss) y la seguimos siendo. Es más debemos permanecer en camino. Viajar a Tierra Santa es ponerse en camino con el deseo de encontrarse con Cristo Vivo y Resucitado

Junto a este corazón inquieto, y esta búsqueda, tres “pes” son necesarias: “Plegaria, Penitencia y Perseverancia. Plegaria que nos sustente en la fatiga y el cansancio del camino. Penitencia, reconciliación con Dios, con nosotros, con los demás y con la creación. El contacto y conocimiento con la Palabra in situ ,y de mundos diversos y dispares al nuestro, son del todo necesarios y nos posibilitan y favorecen la aceptación, hospitalidad, acogida, compresión y tolerancia respecto al Otro y los otros. Perseverancia, porque caminar es arduo y es el Amor el que nos llama: “Cuando el Amor os llame, seguidlo; no importa lo arduo que sea el camino” ( K Gibrán)

Con este equipaje, y la experiencia acumulada en los años de nuestra vida cofrade, podremos vivenciar mejor la grandeza de momentos y lugares como

- Nazaret: La fidelidad la Virgen, Madre
- Junto al Lago: Las bienaventuranzas y la condición de seguidores de Nazareno
- Betania: en la casa cálida del Amigo: saber escoger la mejor parte
- De Getsemaní a Jerusalén: Símbolos del abandono y la soledad; metáfora de nuestra mediocridad en el seguimiento
- Cenáculo: Centralidad de la Eucaristía y del Ministerio Sacerdotal en nuestro ser cofrade
- Gólgota y Santo Sepulcro: Muerte y Resurrección. Padre por que me has abandonado. La Gloria de la Cruz. En tus manos encomiendo mi espíritu. No está aquí ha resucitado.. Pero ¡quédate con nosotros porque anochece y el día va de caída. Le reconocieron al partir el pan. Y regresaron a Jerusalén y les dijeron a los demás: Es verdad, el Señor ha resucitado.

Con motivo del Año Jubilar ( 2000) Juan Pablo II peregrinó a Tierra Santa . Cuando inició su peregrinación expresó: “Hoy , con profunda emoción, piso la tierra que Dios escogió para “poner su tienda” ( Jn 1, 14) y que permitió al hombre encontrarse con El de modo más directo…ha sido un intenso deseo para mi venir aquí a orar en los lugares más importantes que fueron testigos de las intervenciones de Dios y de los milagros que realizó.

Hace tres años, el sucesor, Benedicto XVI afirmaba que “La peregrinación a Tierra Santa es la peregrinación por excelencia a los manantiales de la fe” ; peregrino él mismo, señalaba que “ A Tierra Santa se le ha confiado una misión de esperanza, la esperanza de una Jerusalén celeste, una definitiva convocatoria de Oriente y Occidente, de todos los pueblos, en la alabanza del Señor, de una comunión plena con Dios en la llamada “ciudad de la paz” iluminada por el Cordero glorioso” Y valorando su viaje concluía: “ Me complace recapitular todo el itinerario que realicé bajo el signo de la Resurrección de Cristo: a pesar de las vicisitudes que a lo largo de los siglos han marcado los Santos Lugares, y a pesar de las guerras, destrucciones y, desgraciadamente tambien, los conflictos entre los cristianos, la Iglesia ha proseguido su misión, impulsada por el Espíritu del Señor Resucitado”

Los judíos al subir a Jerusalén, desde tiempos remotos y hasta hoy, y Jesús, judío observante de la Ley, entonaban el Salmo que nosotros, con el mismo gozo y esperanza, recitaremos:


“¡Qué alegría cuando me dijeron:
Vamos a la casa del Señor
Ya están pisando nuestros pies
Tus umbrales Jerusalén”
Ps 122, 1-2»

Autor: diocesismalaga.es

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