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Un médico ejemplar que va para beato

Publicado: 29/04/2012: 6116

Sesenta años después de su muerte, el Obispado recopila datos que puedan ayudar a la beaticiación del Dr. Gálvez Ginachero, insigne tocoginecólogo que sobresalió por ejercer la caridad durante toda su vida.

Los méritos profesionales de José Gálvez Ginachero (1866-1952) están más que demostrados. Fue uno de los médicos más prestigiosos de su época, con importantes aportaciones en el campo de la tocoginecología, especialidad en la que brilló y fue un referente nacional e internacional. Esa relevancia se la ganó con su entregado trabajo diario, en el que se caracterizó por ofrecer un trato muy humano a sus pacientes. Era habitual que no cobrara a los más desfavorecidos de la fortuna. La caridad fue otra faceta en la que sobresalió este médico malagueño. Cristiano convencido, fue un hombre bueno en toda la extensión de la palabra. La unión de su acendrada fe con su conducta sin tacha es lo que hace que el Obispado de Málaga tenga abierta la causa de beatificación del siervo de Dios José Gálvez Ginachero.

Como explicó a este periódico el postulador de la causa, Francisco García Villalobos, el proceso se encuentra en la fase diocesana de recopilar datos de la vida y la obra del doctor Gálvez Ginachero. Una vez agrupada y valorada esa información, se mandará a Roma para que el Vaticano la analice y decida si declara que el médico ejerció las virtudes de modo heroico. «El siguiente pasó -precisó el postulador de la causa- será esperar que Dios haga un milagro a través del doctor Gálvez. Si ese hecho milagroso se produjese, se le declararía beato y, en caso de que hubiese un segundo milagro, sería santo».

El proceso se abrió por petición de la Asociación pro Beatificación de don José Gálvez, cuya presidenta es María José García-Morato Gálvez, nieta del ginecólogo malagueño. El primer postulador de la causa fue el exdeán de la Catedral de Málaga Francisco García Mota, al que ha relevado Francisco García Villalobos. «Estamos recogiendo testimonios orales y escritos de personas que conocieron al doctor Gálvez o que tienen información directa o indirecta de él en relación al ejercicio de las virtudes, sobre todo la caridad», subrayó el postulador.

Hoy se cumple el sesenta aniversario del fallecimiento de Gálvez Ginachero, que murió a los 86 años. Por ese motivo, ayer se celebró una misa en el santuario de María Auxiliadora (Virgen a la que el ilustre médico le profesaba una gran devoción), concelebrada por Pedro Sánchez Trujillo, delegado episcopal para la Causa de los Santos, y Pedro Ruz Delgado, representante de la comunidad Salesiana. En un acto que hubo a continuación, la nieta de José Gálvez pidió que las personas que posean datos e información sobre su abuelo los aporten a la causa que está abierta para su beatificación.

«Cada vez estoy más convencido de que el doctor Gálvez Ginachero llegará a beato al investigarse su vida. Era un cristiano convencido y nunca buscó lucrarse en el ejercicio de su profesión. Fue un modelo a seguir, una persona que ejerció las virtudes de forma heroica», dijo García Villalobos. El postulador de la causa puntualizó que el obispo de Málaga, Jesús Catalá, nombrará una comisión histórica para que analice toda la documentación que se recopile. «Cuanto más se conozca de su vida, más se le amará. Fue un modelo de virtud», recalcó.

José Gálvez Ginachero nació en Málaga el 29 de septiembre de 1866. Su padre, natural de Villanueva de Cameros (Logroño), llegó a Málaga en 1843. Se casó con Carmen Ginachero Vulpius. El matrimonio tuvo tres hijos: José, Carlos y Carmen. Gálvez Ginachero quiso ser sacerdote, pero su madre lo convenció para que encaminase sus pasos hacia la medicina. Se licenció en la Universidad de Granada, a los 22 años, y obtuvo el grado de doctor por la Complutense madrileña dos años más tarde. Completó su formación con estudios en París y en Berlín.

TRABAJO EN EL HOSPITAL CIVIL

Después de su periplo en el extranjero regresó a Málaga. En 1893 obtuvo una plaza en el Hospital Civil, centro que posteriormente dirigiría y en que trabajó durante 58 años. Gálvez Ginachero, casado con María Moll Sampelayo, con la que tuvo tres hijos (Carmen, Josefina y José), fue un precursor de las medidas higiénicas en la atención a las parturientas, lo que le permitió salvar muchas vidas. En ese sentido, siempre defendió que los médicos se lavasen las manos con mucho detenimiento antes de participar en un parto, ya que de esa manera se reducían las infecciones y la mortalidad de las madres y de los recién nacidos. Gracias a la asepsia que siempre adoptó, consiguió el porcentaje de mortalidad más bajo de Europa, según se dice en un libro escrito por el también médico Antonio Urbaneja.

Entre la infinidad de partos a los que asistió destaca el de don Juan de Borbón, padre del Rey. Asimismo, fue el primer tocoginecólogo que llevó a cabo en Málaga un parto postmorten. Así, en 1898, consiguió que naciese con vida una niña cuya madre ya estaba muerta en el momento en que se produjo el alumbramiento. Fue un hecho excepcional en esos años de finales del siglo XIX. Otro caso que le dio mucha popularidad fue la operación que le practicó a la cantaora Trinidad Navarro Carrillo, conocida como La Trini. La artista siempre manifestó que le debía la vida al doctor Gálvez.

Fue nombrado alcalde de Málaga en octubre 1923, cargo que ocupó hasta mayo de 1926. Sin adscripción política, su mandato se caracterizó por realizar obras y mejoras en la ciudad fruto del proyecto del Plan General de Grandes Reformas de Málaga. También fue presidente del Colegio de Médicos, impulsor de las Escuelas del Ave María, benefactor de los más necesitados y un fiel miembro de la Adoración Nocturna. José Gálvez falleció el 29 de abril de 1952. Su entierro fue multitudinario a pesar de la lluvia.

Más información en la web www.galvezginachero.es

Autor: Ángel Escalera/DiarioSur

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