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"Madre, aquí tienes a tus hijos"

Publicado: 26/01/2011: 963

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El 2 de febrero se cumplen 40 días de la Natividad del Señor, y es el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. La Ley de Moisés estipulaba que el hijo mayor de cada hogar pertenecía a Dios y que había que "rescatarlo", ofreciendo por él un sacrificio en el templo. Así lo hicieron María y José, y ahí reside el origen de la presentación al Señor de los niños nacidos en el año.

Esta costumbre adquiere en nuestros días un significado nuevo: presentamos a los niños a María, poniéndolos bajo su protección y amparo. En algunas parroquias, además de presentar al niño, se le impone el escapulario de la Virgen del Carmen, como signo externo de esa protección y de la especial consagración a la Madre de Dios. Esto responde a la necesidad que tenemos de manifestar, con símbolos, hechos y palabras, que creemos en Dios y en la instauración de su reino. La cita ofrece a los padres, tras la preparación al sacramento y el propio bautismo, una nueva oportunidad de encontrarse con su comunidad parroquial. 

Es una ocasión excepcional para que las familias se sientan acogidas en el seno de la comunidad cristiana, que la sientan como propia y se animen a un compromiso de participación en ella, porque la fe no es algo que podamos vivir aislados, y necesitamos compartir con otros la experiencia de una vida que se configura según los planes de Dios. La educación de los hijos en la fe es un reto en el que los padres agradecerán el sentirse acompañados, y colaborar con la comunidad en el cuidado de los miembros más pequeños, para que crezcan, como Jesús, «en sabiduría, fortaleza y gracia para con Dios y los hombres». (Lc 2, 52).

ORACIÓN DE PRESENTACIÓN

«María, Madre de Jesús,

te ofrecemos nuestros hijos 

como hijos tuyos:

Te ofrecemos sus ojos

para que se abran a las 

maravillas de la creación;

te ofrecemos sus manos

para que aprendan a 

construir un mundo 

más humano;

te ofrecemos su corazón,

para que amen 

sin medida;

te ofrecemos todo lo que 

son y serán para que se 

enamoren del bien y 

aborrezcan el mal.

Madre, aquí tienes 

a tus hijos.

En ti ponemos nuestra 

confianza. Guárdalos como 

posesión tuya».

Artículo de redacción de la revista Diócesis

Autor: diocesismalaga.es

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