Santiago Vela, profesor de Religión del IES Cerro del Viento en Arroyo de la Miel, explica que, «después de 27 años, siento mi profesión docente como un don de Dios que acarrea una enorme responsabilidad. No solo porque gracias a ello puedo sacar a mi familia adelante, sino sobre todo porque, a pesar de mis limitaciones, Jesús y la Iglesia me han dado la oportunidad de ser un misionero que trabaja por hacer crecer el Reino, de vivir una experiencia tan hermosa como la de colaborar con el Espíritu en hacer crecer a los adolescentes y jóvenes en su formación integral como seres humanos. Solo vivir esta experiencia es la que te hace superar los numerosos problemas e incluso dramáticas situaciones por las que en este tiempo, en esta sociedad y en esta escuela significa ser profesor de Religión. Es un privilegio poder ofrecer cada día a los alumnos una palabra de sentido y esperanza para sus vidas; una enseñanza que les haga comprender la cultura y la sociedad que les rodea; una educación que les puede ayudar a ser ciudadanos libres, maduros, responsables y felices. Hay que tener mucho “arte” para ser un buen profesor, mucho más si es de Religión».

Entre sus alumnos, se encuentra Ana Moral, estudiante de Bachillerato de Arte. Para ella, «las clases de Religión nos ayudan a reconocer y entender las obras de arte, su simbología», mientras que Alberto Ferrer, estudiante de Bachillerato Tecnológico, explica que «en esta asignatura no solo estudiamos Religión Católica, sino que aprendemos sobre otras, como la islámica. Lo que nos ayuda a entender los conflictos bélicos que vemos todos en los telediarios y también nos aporta cultura. En mi caso me ayuda a entender la filosofía y la historia».

Religión en Antequera

Para Esperanza Sanabria, profesora de Religión en cinco centros, cuatro colegios y un instituto distribuidos por la comarca de Antequera, con alumnos de 1º y 2º de la ESO, «la enseñanza de la Religión en la escuela supone tener presente el mensaje de Jesús durante toda la jornada e intentar transmitirlo a los alumnos, de manera que suponga un acercamiento de tipo experiencial y no de mero conocimiento a nivel teórico». Antonia González, de trece años, y alumna de Esperanza en el Colegio Público Atalaya, explica que en esta clase «aprendemos sobre Jesús con canciones divertidas, comentamos entre compañeros su vida y hacemos oraciones y un montón de actividades entretenidas». Lorenzo Romero, de la misma edad y del mismo colegio, afirma que «para mí la asignatura de Religión ha sido como una especie de “magia”, para ayudarme a creer más en Dios Padre».