NoticiaColaboración Gálvez, médico y alcalde en medio de la epidemia de peste bubónica Inauguración de un comedor escolar para 200 niños por el alcalde de Málaga, José Gálvez Ginachero, en 1926 Publicado: 23/03/2020: 25392 El ejemplo de Gálvez, científico y creyente, se reproduce en las acciones de todo el personal sanitario malagueño que nos atiende. Málaga, marzo de 1923. La prensa malagueña denuncia la aparición de una epidemia maligna en la ciudad. Las autoridades son conocedoras de que se trata de un grave brote de peste bubónica, pero ocultan esta información y tratan por todos los medios de silenciar la noticia, temiendo las terribles consecuencias económicas que la declaración de la enfermedad acarrearían a Málaga. Finalmente, las autoridades sanitarias gubernativas actúan y la ciudad, y, lo que era aún más grave, el puerto, son declarados “sucios”. Esta declaración conlleva el inmediato cierre del puerto, paralizando el comercio. Finalmente, desde el Gobierno Civil, en abril de 1923, se inician las oportunas campañas sanitarias, y se obliga al Ayuntamiento a la declaración oficial de la peste en Málaga. En octubre de 1923, mes en el cual José Gálvez Ginachero es nombrado alcalde, la sombra de la peste todavía se cierne sobre la ciudad. Y aunque la epidemia se erradique, la paralización del tráfico marítimo deja en una situación angustiosa a la capital. Es evidente que una de las razones para la elección de Gálvez como alcalde, y la aprobación entusiasta de su nombramiento por todas las clases sociales, fue su decidida (y en muchas ocasiones heroica) actuación en las sucesivas epidemias que asolaron Málaga a fines del siglo XIX y principios del XX (señaladamente el cólera y la gripe). El propio gobernador General Cano, representante del Directorio, decía en un telegrama fechado el 7 de octubre de 1923 al subsecretario de la Gobernación que “el sacrificio hecho por el doctor Gálvez, de aceptar con el beneplácito de Málaga entera la alcaldía, debe inspirar la confianza en la sanidad en esta capital”. Y ciertamente, como han estudiado especialmente Juan María Lamas y Mari Pepa Lara, durante sus tres años como alcalde, hasta su dimisión en 1926, José Gálvez orientó con todas sus fuerzas la política municipal a una labor social sin precedentes: intervención decidida en las condiciones higiénico-sanitarias, particularmente con la canalización de las aguas y el alcantarillado; mejora global de los establecimientos hospitalarios de Málaga, y creación de otros nuevos; intensas campañas de vacunación; construcción de barriadas de protección oficial (entre otras la “ciudad jardín”); y en general cuantas acciones dictaban su ciencia y su conciencia para cuidar la salud de sus connvecinos. Gálvez Ginachero había heredado una ciudad llena de miseria social y económica, sin confianza en sí misma y con gran temor por el inmediato futuro; y en vez de ensimismarse en ideologías o favorecer a los de su propia clase social (sin hablar de las donaciones que realizó para diversas acciones municipales, en lugar de lucrarse), trató de crear un municipio más solidario, y tuvo la valentía de afrontar los problemas desde su raíz: invirtiendo grandes sumas para el bienestar de los malagueños, y dotando a los pobres y desfavorecidos de las más elementales infraestructuras sanitarias. Ningún alcalde anterior había llegado tan lejos en políticas sociales. Hoy, cien años después, desgraciadamente nos encontramos de nuevo con la ciudad asolada por una epidemia. Para todos nosotros es una situación absolutamente inédita, que nos ha devuelto con una bofetada de realidad la conciencia de nuestra enorme fragilidad, precisamente en Cuaresma. Pero el ejemplo de Gálvez, científico y creyente, se reproduce en las acciones esforzadas de todo el personal sanitario malagueño que nos atiende, muchas veces sin medios suficientes para su propia protección, hasta la extenuación. Nuestra gratitud y nuestra oración para que Dios les aliente en su tarea y sobre todo para que aleje de nosotros esta enfermedad que se ceba especialmente con nuestros mayores. Como nos pide el Obispo Mons. Catalá en su Carta Pastoral Vivir la fe inmersos en la pandemia, “rezamos por las personas que están sirviendo a la población desde sus puestos de trabajo, de manera especial por los médicos y el personal sanitario. Rezamos por quienes tienen la responsabilidad de las decisiones, por las fuerzas de seguridad, por quienes desempeñan su trabajo en estos días como servicio a la comunidad, por los padres que se desviven cuidando a su familia, sobre todo a los niños que viven desconcertados esta situación”. Y ojalá que el Siervo de Dios Gálvez Ginachero, que tan sensible fue durante su vida terrena con los sufrimientos de las enfermas y enfermos de nuestra ciudad, nos contagie con su ejemplo y nos sirva de modelo para intentar devolver, cada uno en la medida de nuestras posibilidades, la salud física y espiritual y la esperanza a nuestros hermanos. Oración para pedir por la pronta beatificación de José Gálvez Ginachero «Señor Dios nuestro, que concediste a tu siervo José Gálvez Ginachero Doctor en Medicina y Ginecólogo, innumerables dones que ejercitó con esfuerzo durante su vida, de modo que nos dejó un ejemplo de ideal cristiano en las variadas facetas de sus actividades como padre de familia, cirujano y hombre público, sostenido por una profunda fe en la Eucaristía y por una gran devoción mariana, supo unir su ciencia médica con el ejercicio de su profesión y la atención a los más necesitados, siempre abierto a toda acción benéfica, fue propulsor de varias de ellas. Concédenos por su intercesión la gracia que ahora te pedimos (hágase la petición) y haz que nuestra Santa Madre Iglesia, a la que él amó fielmente, acredite públicamente su santidad. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amen. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.