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Ordenación de presbíteros (Catedral de Málaga)

Ordenación de presbíteros en la Catedral de Málaga el 29 de junio de 2019 // D. GUTIÉRREZ
Publicado: 29/06/2019: 4443

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la ordenación de presbíteros de Enrique Mateo, Manuel Jesús Otero y Ernesto Ruiz, en la Catedral de Málaga, el 29 de junio de 2019

ORDENACIÓN DE PRESBÍTEROS

(Catedral-Málaga, 29 junio 2019)

Lecturas: Hch 12,1-11; Sal 33,2-9; 2 Tm 4,6-8.17-18; Mt 16,13-19.

(Solemnidad de San Pedro y San Pablo)

Pastores según el corazón de Cristo

1.- Hoy celebramos la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia. Para Pablo la vida era solo Cristo y todo lo demás lo tenía por basura (cf. Flp 3,7-8). Pedro fue designado por Jesús como cabeza de los apóstoles y jefe de la comunidad cristiana naciente; para ello le pidió una doble confesión: de fe y de amor.

Como hemos escuchado en el evangelio, en Cesarea de Filipo Jesús preguntó a sus discípulos quién decía la gente que era el Hijo del hombre (cf. Mt 16,13). Tras unas respuestas vagas y variadas, les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16,15). Fue Simón Pedro quien tomó la palabra afirmando: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16,16). Ésta fue una verdadera confesión de fe en Jesucristo.

2.- Después de su resurrección Jesús formula a Pedro una triple pregunta fundamental sobre el amor: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?». Y a la respuesta afirmativa de Pedro sigue la entrega de la misión: «Apacienta mis corderos» (Jn 21, 15). Jesús pregunta a Pedro si lo ama, antes de confiarle su grey.

La respuesta de Pedro fue originada por la actitud de amor, que previamente había mostrado el Maestro en su vida y en su pasión. La actitud de amor se configura siempre como respuesta al amor precedente, libre y gratuito de Dios en Cristo Jesús.

El Señor, queridos candidatos al presbiterado, os pregunta hoy si creéis en Él como Hijo de Dios y si le amáis por encima de todo; vuestra respuesta condiciona la entrega del ministerio. El Señor os pregunta a cada uno de vosotros, Ernesto, Manuel-Jesús y Enrique: ¿me amas? ¡Respondedle! Si después os confía el ministerio, es que habéis respondido afirmativamente.

3.- Queridos candidatos al ministerio presbiteral, sois llamados a responder como Pedro con una doble profesión: de fe y de amor.

Todo gesto ministerial, a la vez que lleva a amar y servir a la Iglesia, ayuda a madurar cada vez más en el amor y en el servicio a Jesucristo, Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia. Y, a su vez, el crecimiento del amor a Jesucristo determina el crecimiento del amor a la Iglesia (cf. Juan Pablo II, Pastores dabo vobis, 25).

No es posible separar este doble amor: amar a Cristo es amar a su Iglesia; y amar a su Iglesia es amar a Cristo. Actúa como doble mandamiento del amor: amar a Dios y a los hermanos; no se puede separar. Si servís a Cristo, serviréis a la Iglesia; y si servís a la Iglesia, serviréis a Cristo.

El Señor os quiere entregar hoy las llaves del reino de los cielos. Lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos (cf. Mt 16,19). ¿Os parece poco la confianza que Dios quiere depositar hoy en vosotros? Pedimos al Señor que cada día os haga más dignos de esta misión; y que sigáis profesando con gozo la fe y el amor.

Lo mismo decimos para el resto de sacerdotes: ¿Nos parece poco que el Señor haya confiado en nosotros las llaves del Reino? ¿Correspondemos a su amor en la misma medida?

4.- Dios ha prometido que no faltarán pastores a su Iglesia, como dice el profeta Jeremías: «Os daré pastores según mi corazón» (Jr 3,15).

La promesa de Dios asegura a la Iglesia unos pastores solícitos, entregados, obedientes, que aman la grey del Señor; unos pastores «según su corazón». Pedimos por los nuevos presbíteros, para que sean pastores según el corazón de Cristo.

“El «corazón» de Dios se ha revelado plenamente a nosotros en el Corazón de Cristo, Buen Pastor. Y el Corazón de Cristo sigue hoy teniendo compasión de las muchedumbres y dándoles el pan de la verdad, del amor y de la vida (cf. Mc 6, 30 ss.), y desea palpitar en otros corazones, los de los sacerdotes” (Pastores dabo vobis, 82).

El Buen Pastor, queridos presbíteros, os llama para apacentar a sus ovejas, cuidarlas, darles buenos pastos, llevarlas a fuentes de aguas limpias y no a aguas turbias y ponzoñosas, curarles sus heridas, estar a su lado y acompañarlas.

En nuestro contexto cultural, donde muchos viven al margen de la fe, la urgencia pastoral consiste en mostrar a los hombres la belleza del rostro de Dios manifestado en Cristo Jesús (cf. Rm 8,39); facilitar el encuentro con Dios, abriendo nuevos caminos de acceso a Él (cf. Benedicto XVI, Verbum Domini, 2).

5.- En el presente año concurre el primer centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. El día 30 de mayo de 1919, en el Cerro de los Ángeles (Getafe), centro geográfico de España, se congregó gran multitud de fieles con las autoridades junto al recién construido monumento al Sagrado Corazón de Jesús.

El nuncio apostólico de entonces, Mons. Francesco Ragonesi, bendijo el monumento; y el arzobispo de Madrid, D. Prudencio Melo, presidió la santa misa. Al final se leyó un telegrama del papa Benedicto XV. El rey

Alfonso XIII, en nombre del pueblo español, hizo lectura solemne de la oración mediante la cual se expresaba públicamente la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. Mañana en este mismo Cerro de los Ángeles habrá una solemne eucaristía para celebrar esta efeméride eclesial. Nosotros nos unimos hoy a esta celebración y renovamos la consagración al Corazón de Jesús.

Queridos candidatos al presbiterado, sois la generación de este centenario de la “Consagración”, que debe impregnar vuestra espiritualidad sacerdotal, como la impregnó en los sacerdotes de aquella generación.

6.- El entonces obispo de Málaga, hoy san Manuel González, renovó la consagración de la Diócesis Málaga al Sagrado Corazón de Jesús en el año 1927; y levantó una estatua del Sagrado Corazón de Jesús en la fachada del nuevo seminario, para que todos dirigiesen la mirada a Jesucristo.

San Manuel González se esforzó en guiar a todos, sacerdotes, religiosos y laicos hacia el amor del Corazón de Jesús en el Sagrario. Como decía él: “La sagrada Eucaristía es el corazón de la Iglesia, es su esencia, su centro, su vida, porque es Jesucristo tal y como quiere ser buscado, deseado y amado”.

Sois herederos de esta espiritualidad eucarística y de la devoción al Sagrado Corazón. Vais a ser pastores según el Corazón de Cristo; y desearía que esto marcara vuestro ministerio sacerdotal.

El papa Francisco nos recuerda que “la primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él, que nos mueve a amarlo siempre más” (Evangelii gaudium, 264).

La consagración al Corazón de Cristo es un acto de fe, de esperanza y de amor; porque renovamos la gracia de nuestro bautismo con el que fuimos introducidos en el Amor de Dios y nos capacita para estar siempre cerca de los demás hermanos, sobre todo de los más pobres, necesitados y enfermos.

7.- Deseo agradecer a los neo-presbíteros su respuesta generosa a la llamada del Señor al ministerio. Y a los sacerdotes de nuestro Presbiterio vuestra presencia y oración en esta celebración, así como vuestro acompañamiento a estos nuevos presbíteros y la tarea formativa de parte de profesores y superiores. Os animo a que suscitéis vocaciones al ministerio sacerdotal.

A los fieles laicos y religiosos os animo a que valoréis cada vez más la misión del sacerdote y a que los améis. De este modo podrán salir más vocaciones al ministerio sacerdotal.

Pedimos la intercesión de los apóstoles Pedro y Pablo en su fiesta, para que estén junto a nosotros y nos ayuden en el testimonio de fe, de amor y de esperanza que nos pide hoy la Iglesia.

¡Que la Santísima Virgen María sea nuestra celestial intercesora, porque Ella acogió con fe la palabra de Dios, amó maternalmente a su Hijo y nos enseñó a crecer en el Amor! ¡Que Ella acompañe siempre vuestro ministerio sacerdotal y os ayude a ser pastores según el Corazón de Cristo! Amén.

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