DiócesisHomilías Confirmaciones en la parroquia de Nª Sª de los Dolores (Puerto de la Torre-Málaga) Publicado: 31/10/2010: 1535 CONFIRMACIONES EN LA PARROQUIA DE Nª Sª DE LOS DOLORES (Puerto de la Torre-Málaga, 31 octubre 2010) Lecturas: Ap 7,2-4.9-14; Sal 23; 1 Jn 3,1-3; Mt 5,1-12a. (Festividad litúrgica de Todos los Santos) 1. Estamos celebrando litúrgicamente una solemnidad. Desde un punto de vista litúrgico tiene más categoría que una simple fiesta: la Solemnidad de Todos los Santos. La Iglesia nos anima a celebrar el que muchísima gente, muchísimas personas de todos los tiempos y de todas las latitudes estén ya ahora gozando de la presencia de Dios. Hemos escuchado en el libro del Apocalipsis, en la primera lectura, que hay una muchedumbre de gente que sigue al Cordero (cf. Ap 7, 9), una imagen apocalíptica, la imagen del final del tiempo, mucha gente que sigue al Cordero y llevan unas vestiduras blancas. Y le pregunta al escribano, en este caso al autor del Apocalipsis: ¿quiénes son estos que llevan las vestiduras blancas? (cf. Ap. 7,13). Y el mismo que hace la pregunta tiene que responder y decir: Estos son los que han lavado sus vestidos y los han blanqueado con la sangre del Cordero (cf. Ap. 7, 14), porque esa multitud de santos con vestiduras blancas sigue al Cordero, ya resucitado. Es el Cordero, referido a Jesucristo, que ha muerto en la cruz como Cordero llevado al matadero que enmudecía la boca, que no profería nada contra quien lo maltrataba; ese es el Cordero. En el libro del Apocalipsis aparece un Cordero degollado con un libro de siete sellos, el único capaz de abrir ese libro. 2. Vestiduras blancas lavadas con la sangre del Cordero. ¿Qué relación tiene esto con nuestro bautismo? ¿Esa imagen tiene algo que ver con nuestro bautismo? En nuestro bautismo se nos dio, después de lavarnos con el agua bautismal, después de ser perdonado nuestro pecado, o nuestros pecados si lo recibimos de adulto, después de hacernos hijos de Dios se nos impuso una vestidura blanca, símbolo de una nueva vida, ya la persona bautizada ha sido lavada de todos sus pecados y le dan una vestidura blanca para que participe en la gran fiesta del Cordero. Y esa vestidura blanca significa esa nueva vida que el cristiano recibe en el bautismo. Por tanto, supongo que todos estáis bautizados, hemos recibido esa vestidura blanca que ha sido lavada en nuestro bautismo simbólicamente con la sangre del Cordero, de Jesucristo. Y eso significa que quien ha recibido esa vestidura blanca debe seguir al Cordero, debe ir detrás de Jesucristo. Hay muchas formas de seguirle. 3. Hoy un grupo de la comunidad va a recibir el sacramento de la confirmación como plenitud de recepción del Espíritu o como perfeccionamiento del bautismo. Mirad, los bautizados no confirmados es como si estuvieran a mitad de hacer, no se ha completado la obra. Es una cosa inacabada. Para poder completar el seguimiento a Jesucristo, para poder completar la iniciación cristiana hace falta haber celebrado los tres sacramentos de la iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía. Quiero felicitaros porque finalmente vais a recibir el sacramento de la confirmación. Es decir, hoy vais a terminar la iniciación que empezasteis. Hoy para vosotros termina una etapa que completa vuestro compromiso con la Iglesia, vuestra adhesión a Jesucristo y el seguimiento a Jesucristo que cada uno está haciendo y que va a hacer de seguir a Jesús donde él le pida. 4. Varios de vosotros sois catequistas y estáis llamados a desempeñar una misión en la Iglesia y necesitáis la fuerza del Espíritu para realizar esa misión. Si no es como querer hacer un gran trabajo sin tener fuerzas. La fuerza del Espíritu es necesaria para realizar la misión que el mismo Dios, el mismo Jesús nos confía. Unos por tanto, realizáis una misión evangelizadora y catequística en la actividad pastoral de la catequesis, otros educáis a vuestros hijos en la familia, como catequistas y evangelizadores de vuestros hijos. Otros trabajáis en distintos ámbitos: sociales, laborales, siendo fermento en la masa. Ya sabéis lo difícil que resulta hoy hablar de Jesucristo o decir que uno es cristiano en ciertos ambientes sociales, laborales, políticos, etc. Cada uno tiene una misión. Alguien también está trabajando o dirigiendo o ejerciendo una responsabilidad en una Cofradía, para eso hace falta la fuerza del Espíritu. Alguien también se propone seguir a Jesús en la vida religiosa, en la vida consagrada, concretamente las hermanas de la Cruz. A cada uno el Señor lo lleva por un sitio. Pero todos necesitamos la fuerza del Espíritu para realizar bien aquella misión que el Señor nos confía. 5. Ahora completáis lo que se realizó en el bautismo como hijos de Dios, como hijo de la Iglesia, como seguidores del Cordero Inmaculado que ha lavado nuestros pecados. En la lectura que hemos escuchado, la segunda lectura, Juan en su carta nos ha hablado de ser hijos, seguimos vinculados al tema del bautismo. Dice Juan: “El amor de Dios es una maravilla, Él nos ha llamado hijos de Dios, y no sólo nos ha llamado hijos sino que somos de verdad hijos de Dios” (cf. 1 Jn 3, 1a). Somos hijos de Dios. ¿Os dais cuenta? Ser hijos de Dios porque Él nos ha adoptado en el Hijo, nos ha adoptado en el bautismo. Y ahora quiere completar esa filiación dándonos el Espíritu que movió al mismo Hijo a la misión que tuvo que realizar en la tierra. El mismo Espíritu que movió a Jesús, que dio fuerzas a Jesús de Nazaret, es el que se nos regala en la confirmación. Somos hijos. Creo que es algo que no nos damos cuenta, no caemos en la cuenta de lo que significa ser hijos de Dios, y no sólo lo que significa sino a lo que nos compromete. Si ser de hijo de alguien en la sociedad, ser hijo de un rey, ser hijo de un presidente, ser hijo de un personaje importante compromete ante los paisanos y contemporáneos, cuánto más no puede comprometer el ser hijo de Dios. Muchísimo más. Ese compromiso lo tenemos que hacer no porque nos comprometa ante los demás, sino porque de verdad el Señor, el Dios de Jesucristo, el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo nos ha hecho hijos en el Hijo. Tenemos que ser muy agradecidos a Dios por este don, este regalo que el Señor nos hizo en nuestro bautismo y continúa actualizando cada día. 6. Hoy a vosotros, los confirmandos, con mayor razón se os actualiza esa fuerza y esa filiación divina a través del Espíritu. Y hoy, víspera de Todos los Santos, aunque es domingo, estamos celebrando la misa de mañana de la Solemnidad de Todos los Santos. La Solemnidad litúrgica de Todos los Santos es una preciosidad porque es una fiesta que nos da esperanza. Si otros han seguido a Cristo, otros que lavaron sus vestiduras en el bautismo con la sangre del Cordero siguieron a Cristo y han llegado a ser santo, a participar de la vida eterna, ¿por qué nosotros no? No todos los santos son reconocidos como tales por la Iglesia. No a todos los santos la Iglesia los canoniza o los beatifica y dice que están en los cielos. Eso es una declaración de que esa persona, ese cristiano ha vivido con intensidad su vida, ha sido fiel a la gracia de Dios y la Iglesia declara que durante su vida fue, correspondió a ser hijo de Dios. Pero hay millares y millones de gentes que no han sido canonizados por la Iglesia, pero eso no quiere decir que no estén gozando de la vida eterna en el Señor. 7. Y nosotros, ¿por qué no? Probablemente se han sentado en estos mismos bancos o en el templo anterior fieles de la parroquia de la NªSª de los Dolores que ahora están gozando de la beatitud, que ahora son santos, porque han vivido las bienaventuranzas. Han intentado cumplir los mandamientos, han vivido lo que el Señor les pedía, con fallos y con pecados, pero se han remontado, se han levantado, han pedido perdón y han seguido viviendo. ¿Quién creéis que alcanza la vida eterna? Ser santo consiste en alcanzar la vida eterna, ¿no? ¿En qué consiste la vida eterna? A ver, ¿quiénes pueden alcanzar la vida eterna? Hay unas frases del Evangelio que Jesús dice que son una descripción, a parte de las de hoy, de las bienaventuranzas: felices, bienaventurados los que lloran, los pobres de espíritu, los que trabajan por la paz, los que sufren persecución por el Señor, los que aguantan y soportan… pero ¡cuidado! sólo por el hecho de ser pobre no necesariamente se es bienaventurado y feliz para el cielo. Puede que muchos pobres, nosotros entre ellos, reneguemos contra Dios por la pobreza. No es el hecho de ser pobre o el hecho de sufrir. Es aceptar la voluntad de Dios en mi vida, que es distinto. Es seguir a Jesucristo, ser discípulo de Cristo. «Quien quiera seguirme que tome su cruz y me siga» (Mc 8, 34) El discipulado, el seguimiento de Jesús esos son los que participan de la felicidad, de la bienaventuranza de la que se habla en el Evangelio. 8. Pero hay más descripciones. Quisiera terminar esta reflexión con esa descripción para que veáis que estamos llamados todos a la santidad. Jesucristo dice unas frases, por ejemplo: ¿En qué consiste la vida eterna? «En que te conozcan a ti Padre y a tu enviado Jesucristo» (Jn 3, 16) El que conoce a Jesús como enviado e Hijo de Dios ese goza de la vida eterna, ya tiene la prenda de la vida eterna. ¿Quién más? “El que cree en Aquel que Tú has enviado” (cf. Jn 5, 24). Ese goza de la vida eterna. ¿En qué consiste la vida eterna? En creer que Jesucristo es el enviado de Dios, en creer en Él, en adherirse a Él. Voy a decir tres momentos: Ante de venir a la Iglesia o antes de ser bautizados incluso, antes de que participáramos en las celebraciones litúrgicas, previo a eso, estaba ya el deseo de conocer a Jesús y creer en él. Un catecúmeno puede creer en Jesucristo y aún no estar bautizado, aún no ha sido lavado. Un adulto que no está bautizado puede empezar diciendo: “Señor yo te quiero, yo creo en ti, yo quiero conocerte y seguirte”. Ya está empezando en él la semilla de la vida eterna. Después, es hecho hijo de Dios en el bautismo y entra en la Iglesia. 9. Y aquí hoy ¿qué vamos hacer? Primero ya hemos hecho una acción. Hemos escuchado la Palabra de Dios. ¿Qué es la vida eterna? «El que escucha la Palabra de Dios tiene vida eterna» (Jn 5, 24). Y, ¿qué vamos hacer después sobre el altar? Participar del Cuerpo y la Sangre del Señor. Y Jesús dice: «Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna». (Jn 6, 54). Hemos hecho una, vamos hacer otra, dos acciones a través de las cuales el Señor nos regala la vida eterna: escuchar con fe y con amor su Palabra, participar comiendo el cuerpo y la sangre del Señor. Terminaremos la Eucaristía y saldremos. ¿Qué más acciones son las que nos hace participar de la vida eterna? ¿Quién goza de la vida eterna? A través del comportamiento: el que cumple los mandamientos. Fijaros que es un proceso que todos tenemos que hacer: conocer a Jesús, creer en Él, escuchar su Palabra, comer su Cuerpo y Sangre, comportarnos como hijos de Dios, como discípulos de Jesucristo. Quien hace eso participa ya anticipadamente de la vida eterna. ¿Os habíais percatado de la importancia? Y después participará de su plenitud de forma permanente y eterna de la beatitud, de la bienaventuranza final. 10. Vamos a pedirle al Señor que nos ayude a descubrir la esencia de la fe cristiana, del cristianismo. A darle gracias a Dios porque lo que nos ha venido a traer Jesucristo es la salvación, sólo tenemos que acogerla. Damos gracias a Dios y le pedimos que con la fuerza de su Espíritu nos ayude a vivirlo, a ser conscientes, a profundizar en esta maravilla que es ser cristiano. Estoy convencido de que muchos que no son cristianos, o que no creen en Dios, o que no aceptan a Jesucristo, es que no se han enterado de la maravilla que es. Están llenos de prejuicios o a veces por culpa nuestra, por nuestra conducta, y no acaban de entrar porque viéndonos no les hace gracia. Pero si descubrieran todo lo que significa ser cristiano se darían tortas por entrar en la Iglesia, porque es lo que más anhela el hombre, el objetivo, la felicidad plena y eterna. Vamos a proseguir la Eucaristía y a pedir de forma especial por los confirmandos a los que animamos: ahora que vais a recibir la fuerza del Espíritu, tomaros en serio la santidad, el participar anticipadamente de la vida eterna aquí, para después gozarla plenamente allá. Se lo pedimos a la Virgen de los Dolores, la titular de la parroquia, la Virgen que sí que ha sido una fidelísima discípula de Jesús, Ella sí que ha entendido lo que significa seguir a Jesucristo, aceptar a Jesucristo en su alma y lo llevó incluso en su seno. Que Ella nos ayude a entender este misterio de don, de regalo, de alegría y que seamos cristianos alegres. Mañana celebremos todos, o ya esta tarde, la gran fiesta de los santos a la que estamos llamados. Que así sea. 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