NoticiaEntrevistas Bergoglio me dijo: "hay un lugar ideal para vos" "El cura Paco" pintando un mural sobre la Navidad con un grupo de niños de Isla Maciel Publicado: 07/01/2017: 15640 Francisco Olveira, “el cura Paco” como le conocen todos, es un sacerdote malagueño que lleva 12 años en uno de los barrios más pobres de Argentina, Isla Maciel. La Diputación de Málaga acaba de concederle el VIII Premio Provincial de Solidaridad Internacional y Derechos Humanos. ¿Cómo acaba un malagueño de cura en un barrio argentino? Si algo tenía claro cuando sentí la vocación de ser sacerdote era que no quería solo trabajar con los más pobres, sino vivir con ellos. De alguna manera fui buscando eso. Primero como dominico y, luego, como cura secular incardinado en una diócesis Argentina. Vine a América Latina porque me daba mayor posibilidad que España de vivir con los más pobres. Me vine con 23 años y ahora tengo 52, o sea que llevo 29 años en América latina, 23 de ellos en Argentina, aunque también he estado en México, Uruguay, Paraguay, Colombia y Haití. ¿Cuál es su misión actual? Hace casi 12 años estoy de párroco en un barrio que se llama Isla Maciel. Si buscas en internet Caminito, que está en el barrio de la Boca, famoso por el tango, las casitas de colores, de chapa y de madera... Bien, pues pegadito a Caminito está el Riachuelo, que es uno de los ríos más contaminados del mundo, y al otro lado del Riachuelo hay un barrio que se llama Isla Maciel que, en el sentir general de la gente, es un barrio muy peligroso; pero en realidad lo que ocurre es que es un barrio bastante estigmatizado por la historia que vivió. Es un barrio bastante empobrecido, pero no es tan peligroso como cuentan. Que usted esté allí se lo debe en cierta medida al entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy papa Francisco. Yo volvía de Colombia y le pedí a “Jorge” en ese momento, que me buscara un lugar cerca de un barrio de chabolas donde yo había sacado unas oposiciones como enfermero profesional. Y ahí fue cuando el actual papa Francisco me dijo: «Hay un lugar ideal para vos que es Isla Maciel». Yo en aquel entonces no sabía nada de ella, pero en cuanto me lo dijo, me encantó. Él habló con el obispo de Avellaneda-Lanús, que es la diócesis a la que pertenece el barrio (sufragánea de la de Buenos Aires) y este me recibió. ¿Cómo es su relación con el Papa? ¿Sigue teniendo contacto? Intento escribirle poco para no molestar, porque a todos nos parece lo nuestro lo más importante del mundo. Ahí tengo un par de cartas de él enmarcadas como una que dice así: «Querido hermano Paco. No te imaginás la alegría que me diste con tus líneas. Gracias. Me alegra que sigas trabajando con ilusión y fuerza y aprovecho también para agradecerte el testimonio de coraje que das (bueno, a veces te pasás de corajudo) pero eso también viene bien. Por favor, no te olvides de rezar por mí». ¿Qué recuerda de Málaga? Uno es lo que es por lo que recibió de la familia, del colegio de los Maristas donde estudié... Recuerdo con gran cariño al padre Cacho; a los scouts, que a mí me enseñaron a ser crítico; a mi querido Paco Sanchís, que me ayudó mucho a entender la realidad; y cosas concretas como el pescaíto, el mar, la Navidad o la Semana Santa. Que esta entrevista sea para la Diócesis es una alegría, porque mi fe nació en la Iglesia de Málaga.