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San Agustín, el prodigio de la fe y la razón

Fotograma de la miniserie biogra?fica “San Agusti?n” (2010)
Publicado: 28/08/2021: 14231

El 28 de agosto la Iglesia celebra a uno de sus más grandes santos, cuya huella ha impregnado no solo la historia y la doctrina de la Iglesia, sino todo el pensamiento y la cultura occidental y universal: san Agustín.

El testimonio de otros cristianos y un versículo de la Epístola a los Romanos (“No en comilonas ni en borracheras... sino revestíos de Nuestro Señor Jesucristo”), lo hicieron convertise al cristianismo a los 32 años

Nacido en Tagaste (actual Argelia) el año 354, es enviado por su padre a completar sus estudios a Cartago donde sus preocupaciones son el teatro, los baños y las chicas. Con una de ellas, con quien convivía desde los 17 años, tuvo un hijo, Adeodato. Considerado un genio en los estudios, no acepta la fe cristiana que su madre, santa Mónica, pretende inculcarle, y entra en la secta de los maniqueos.

Profesor desde los 19 años, su carrera le va llevando de ciudad en ciudad hasta que, en Milán, comienza a visitar la Catedral atraído por la fama de gran orador del obispo Ambrosio. El testimonio de otros cristianos y un versículo de la Epístola a los Romanos (“No en comilonas ni en borracheras... sino revestíos de Nuestro Señor Jesucristo”), lo hicieron convertise al cristianismo a los 32 años. Reparte su herencia, y funda un monasterio donde se retira, pero todo el mundo lo busca para pedirle consejo. Termina su vida como obispo de Hipona donde desarrolló durante 35 años su ingente obra doctrinal.

La Málaga agustiniana

La influencia de san Agustín en la vida de toda la Iglesia es absoluta, aunque algunas realidades han profundizado de forma especial en aspectos de su carisma, como las congregaciones que siguieron su regla monástica, sobre todo a partir de la Edad Media. Como recuerda, el agustino Fray Justo Díaz OSA, rector de la iglesia de San Agustín en la capital, «la presencia de los agustinos en la diócesis de Málaga se remonta a 1513, con la fundación de un convento en Antequera. Después vendría Coín, en 1520, donde aún se conserva la plaza de San Agustín. A Málaga llegaríamos en 1575 y, posteriormente, a Colmenar y a Ronda. También las agustinas tuvieron casa en Málaga y Antequera. Hoy por hoy, la presencia está sintetizada en una comunidad de nueve frailes que se llama Nuestra Señora de Gracia, y que atiende el colegio de los Olivos y la iglesia de San Agustín». Además de en Málaga capital, el carisma de san Agustín se vive con especial intensidad en Alhaurín el Grande y Villafranco del Guadalhorce, a cuyo servicio se encuentra una comunidad de agustinos recoletos.

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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