NoticiaEl santo de la semana Santos Francisco y Jacinta Marto, ofrendas vivas Santos Francisco y Jacinta Marto Publicado: 16/02/2021: 13391 Francisco y Jacinta, los dos hermanos videntes de Fátima, comparten la fecha de celebración de su memoria litúrgica el 20 de febrero, fecha de la muerte de la más pequeña. Junto con su prima Lucía, fueron agraciados con diversas apariciones de la Virgen en la localidad portuguesa de Fátima; concretamente en un lugar conocido como Cova de Iría, cuando contaban con 9 y 7 años respectivamente. Como era habitual en las zonas rurales de aquella época, no fueron a la escuela y ayudaban en casa trabajando como pastores. Eran niños normales. Les gustaba jugar con sus amigos, la música, bailar... pero tenían a la vez una profunda vida interior. Habían recibido la fe de sus padres y Lucía, que era un poco mayor, les explicaba las historias de la Biblia. Rezaban a diario el Rosario, después de la merienda, como les habían enseñado en casa. El 13 de mayo de 1917 se les aparece «una señora más brillante que el sol» que les preguntó: «¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quiere enviaros, en acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?». Aquella aparición fue confirmada cada día 13 durante 6 meses. Desde entonces, su vida cambia. Se convierten en objeto de burla, de interrogatorios extenuantes, de acusaciones de fraude, pero ellos lo aceptan como parte de la misión encomendada por María. Sus vidas fueron muy cortas. Les bastó apenas año y medio más para cumplir su misión. Ambos fallecieron víctimas del coronavirus de la época, la mal llamada “gripe española”. Francisco tenía diez años cuando fue llamado junto al Padre y, Jacinta, nueve. Una ayuda para la Cuaresma La memoria de los santos Francisco y Jacinta cae este año unos días después del Miércoles de Ceniza. Su testimonio nos puede ayudar mucho a vivir intensamente este tiempo. Francisco destacó por su amor por la oración, que la Iglesia nos pide intensificar en estos días. A veces se escondía detrás de una roca, o se iba solo al monte o ante el Sagrario, para rezar solo durante largas horas. Jacinta era asidua a las otras dos prácticas penitenciales de la Cuaresma, el ayuno y la limosna. Ofrecía su ayuno en sacrificio por los pecados de la humanidad y compartía con los pobres su merienda. Oración, ayuno y limosna, tres formas de hacernos pequeños, como los pastorcitos, para que crezca Él.