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María del Valle Camino: «Que Málaga siga siendo campo eucaristizador»

Publicado: 09/11/2020: 16048

La vicaria general de la Congregación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, María del Valle Camino Gago, responde a las preguntas de diocesismalaga.es en la apertura de la Puerta Santa del Santuario de la Victoria de Málaga por el Año Jubilar de la congregación.

¿Cómo vive la congregación de Misioneras Eucarísticas de Nazaret este centenario?

Este  centenario  para  nosotras,  Misioneras Eucarísticas de Nazaret, es un revulsivo impresionante en todos los aspectos de nuestra vida religiosa  consagrada,  porque  tenemos  además  un  lema  muy significativo,  que  es: "Nacidas para eucaristizar". Son 100  años  con  una  mirada  atrás  para  agradecer  tantas  gracias,  tantos  dones  a  lo largo de tantos años de vida entregada. Porque supone mirar a todas y cada una de las hermanas en toda  la historia  de  Nazaret,  tantas  hermanas  que  han  pasado  por  aquí  por  Málaga  y  que gracias a ellas hoy estamos aquí y que han sido fieles y perseverantes en su vida consagrada como  apóstoles  de  Cristo.  Eso  nos  llena  de  satisfacción  y  alegría.  Y, además,  la primera  casa  está en Málaga, y el tener el Santuario de la Victoria como templo  jubilar, que es  la  casa  de  María,  es  como  sentir  un nuevo cenáculo. De la casa de María salieron los primeros apóstoles en torno  a  ella,  y  las  primeras  hermanas  estuvieron  tan  cerquita  de  Nuestra Señora  de  la Victoria  que  luego mira hasta  qué  lugares  han  ido. Llegaron  a  Cuba, Argentina,  México,  Perú,  Venezuela,  Ecuador,  Italia,  Portugal, y aquí en España muchas diócesis. Está  significando  para  nosotros  una  gracia  muy  grande,  inmerecida,  diría  yo, donde  sólo  podemos  hacer  una  cosa:  cantar  el Magníficat y  ser  fieles  con  el  testimonio  de alegría  y  esperanza  en  medio  de  la  situación  en  la  que  vivimos  hoy, tan difícil y dura. Entonces para nosotros es un revulsivo y una afianzarnos en nuestra vocación eucaristizadora.

Precisamente  en  este  tiempo  hemos  valorado  más  la Eucaristía,  algo  que  a  lo  mejor  antes  no era el centro de nuestra vida de fe. La pandemia ha hecho que nos demos cuenta de que, si no lo tenemos, nos hace mucha falta.  Hemos  vislumbrado  esa  centralidad  que san  Manuel  González  repetía.  Quizás  eso  también  ha sido un descubrimiento.

La  pandemia  está  sacando  de nosotros  todo  lo  mejor  y, a  veces,  se dejan "caer" también algunas  cosas  que  no corresponden,  por  la debilidad  humana.  Pero  el  Señor  sigue  estando  aquí,  haya  pandemia  o  no  haya  pandemia. Entonces, ¿cómo se está viendo? ¿La sociedad está dándose cuenta? Hay muchísimas personas que se  habían  alejado  de  la  fe.  Vuelven  a  resonar  las  palabras  de san  Manuel  González:  "Aquí está el Señor, no le dejemos abandonado, porque Él es el camino". Es  el  pan  de  vida,  cuando  hay tanta hambre de Dios, de cultura, de cariño. La pandemia está dando a conocer una vertiente en  el  ser  humano, llevándonos  al  límite,  pero  sabiendo  que  al  otro  lado  está  el  Señor acompañándonos,  y  tan  cerquita  de  nosotros  aquí  en  la  Eucaristía.  Por  eso  las  hermanas también  queremos  dar  esa  respuesta de  que  sigue  estando,  de  que  el  Señor  no abandona, que las dificultades siguen, pero Él nunca se fue y, precisamente ahora, menos.

Málaga  está  en  el  origen  de  las Nazarenas. ¿Qué lugar ocupa Málaga dentro de la congregación a nivel mundial?

 A  nivel  mundial,  digamos  que  es  la  "tirada  del  ovillo", como ejemplificamos en un encuentro virtual misionero que  hicimos recientemente. Málaga es el punto desde donde se  comenzó  a  tirar  el  ovillo  de esa  red  inmensa, que llevamos tejiendo a lo largo de cien años: una red inmensa de amor y de reparación. Málaga es  la  primera  lanzada  del  ovillo  de  la  red  de  la  entrega  de  cada  una  de  las  hermanas. Sin Málaga no hay Palencia. Sin Málaga no hay Soria. Sin Málaga no hay otras ciudades. No. Este es  un  inicio,  una  salida  de  estampida  en  un  momento muy  difícil en  la  historia social, en  la historia de la Iglesia, en la historia española, pero aquí dieron la talla las hermanas, gracias a Dios, y para nosotros es un testimonio, como desde Málaga y desde Sevilla, con Nazaret, salieron como  los  primeros  apóstoles  a  anunciar.  Si  no  hubiera  existido  Málaga  el  Señor  hubiera buscado otros modos, pero no este por el cual le brindamos hoy.

Para  la  Iglesia  de  Málaga,  ¿qué  significa  este carisma? Porque sin duda es muy importante, marca mucho...

Marca  mucho,  mucho,  mucho  el  hecho  de  que  aquí  nuestro  fundador, san Manuel  González, fuera vuestro  pastor  en  la  diócesis,  porque  ahora  tenéis  otro,  pero  es  una cadena constante del único pastor que  es  Cristo. Para Málaga y para la comunidad  de  Nazaret  de  Málaga  está  significando  algo  muy  importante, como  un empujón. Y también conviene destacar la obra de los laicos, que está tan inserta en cada una de las parroquias de  Málaga,  en  la  diócesis  en  general. Nos está llamando a no  dormirnos.  Es  lo  que  decía  san  Manuel González:  "Nada  de  mirar  para  atrás,  nada  de  cruzarse  de  brazos,  nada  de  estériles lamentos", lo decía rezando a la Virgen desde aquí, desde este santuario de la Victoria de Málaga. Esto, como tantas cosas vividas en Málaga, son muy importantes  en  nuestra  vida.  De  hecho,  han  sido  y  siguen  siendo  muchas  las  vocaciones consagradas  de  religiosas,  de  misioneras  eucarísticas,  que  han  brotado  de  esta  tierra.  Y eso  está  queriendo  decir  algo,  ¿no?  Y  yo  animo también  a  que  Málaga siga siendo ese campo "eucaristizador", dador de nuevas vocaciones para Nazaret y para  que  sigamos  siendo  en  la  Iglesia  testigos  de  un  amor  tan  grande  como  el  de  Cristo presente  entre  nosotros.  Málaga  es  ese primer  peldaño  de  subida  o  de bajada,  depende hacia  donde  uno  quiera  dirigirse,  si  es  el  corazón  de  Dios  vamos  con  la  humildad,  si  es  de subida, vamos por la gratitud. Málaga es importante, es esa escala.

¿Una invitación a los malagueños para aprovechar este Año Jubilar que comienza?

Una  invitación  llena  de  alegría,  porque  yo  quiero  decir  a  los malagueños ante todo felicidades y gracias. Felicidades porque han permitido, lógicamente, que  se  abriera  la  Puerta Santa, aquí, en este templo de la Victoria de Málaga. La Virgen, Nuestra Señora, tiene que ver a los malagueños venir a  dejarse  mirar  por  el  Señor,  por  su  Hijo.  Y ¡cuántas  bendiciones van  a  recibir viniendo aquí los malagueños a la casa de  la Madre, como hacia san Manuel con los niños, con  los  adolescentes,  con  los  jóvenes,  con  los  adultos,  con  los  enfermos,  con  todos!  Esa  es una invitación que hacemos a los malagueños, venir a este templo, ganar las indulgencias y sentir el paso de la misericordia de Dios en sus vidas. Gracias por esto. Y también un deseo de  felicidad.  Por  la  fe  que  tiene  este  pueblo,  que  lo transmite de muchas maneras, pero sobre todo por la acogida, que eso está inherente  en  el  corazón  de un malagueño, y que quienes  venimos  de  fuera  no  sabemos cómo agradecer, porque no hay fronteras, y eso nosotros lo percibimos: en un malagueño no hay  puerta  cerrada,  hay  puerta  abierta.  Y  san  Manuel  aquí  tuvo  la  experiencia  de  luchar, pero  siempre,  siempre,  al  amparo  de  María,  cuya advocación  tan  importante  para  él  fue Nuestra Señora de la Victoria. Al final la batalla siempre la gana Cristo.

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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