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Hijos y padres por Rafael Cañizares

Publicado: 24/02/2015: 21956

Hace unos días un amigo me preguntó cómo nos habían sentado, a mi mujer y a mí, las declaraciones del papa Francisco sobre las familias numerosas en las que hacía referencia a “los conejos”.

Le contesté que mi primera reacción, cuando conocí la noticia, fue pensar que otra vez habían malinterpretado las palabras del Papa, como él mismo –que pertenece a una familia numerosa- lamentaría después; y que hay que rezar mucho por él, para que los malpensados no busquen cualquier ocasión para atacarle. 

De hecho, el mismo día de la noticia, -seguí diciéndole a mi amigo- cuando llegó a casa mi mujer, me preguntó: “¿a que no sabes lo que me han dicho? Mejor, lo que me han echado en cara... Pues que si había oído lo que ha dicho el Papa: que no hay que tener tantos hijos”. Me acorde, entonces, cuando ella me contaba cómo le recriminaban por la calle, la plaza, etc. cuando se llevaba a los niños pequeños a la compra estando embarazada (entre 1993 y 1999 tuvimos nuestros seis hijos) y le decían: “pero niña estás loca... otro más”... Ella comentaba: “¡pero si no las conozco de nada!, qué control...”

Y no sólo a mi mujer –seguí contándole a mi amigo- cuando nació nuestro quinto hijo, yo acudí a un comercio, a comprar algo para el nuevo bebé, y se desarrolló una conversación interesante. Me preguntaron: 

- ¿Cuántos hijos tienes? -Cinco.
- ¡Será del Opus Dei!
-Desde hace un mes y tres días.
¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra? –seguí explicándole a mi amigo-.

A mí en el Opus Dei me dan formación espiritual, doctrinal, moral, pero de ahí a decidir cuántos hijos tengo que tener... Eso es asunto de mi mujer y mío con Dios, algo de nuestra conciencia, de lo más íntimo de un matrimonio, y debe ser respetado. En algunos lugares como en China no hay libertad para decidir sobre este asunto; pero deberíamos preguntarnos si en nuestro país los matrimonios somos realmente libres para decidir, o por el contrario, nos ponen inconvenientes de todo tipo.

¿Les molesta que haya familias numerosas? Pienso que se sienten interpelados, que quizá no entienden que eso sea lo coherente con la fe, con una fe vivida y generosa, y por supuesto con una paternidad responsable. 

Antes de despedirme, le conté a mi amigo una última anécdota. Íbamos paseando por la calle toda la familia y una señora nos preguntó: - ¿son todos suyos? Mi mujer le contestó: «sí señora, gracias a Dios». La señora exclamó: «¡qué barbaridad!». Entonces dije yo en broma: «señora, esto no es nada para lo que puede venir, porque ahora estamos pensando en casarnos...».

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