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Nuestros mártires necesitan testigos

Publicado: 03/12/2010: 4678

Miguel Díaz Jiménez seminarista de 2º año de Filosofía fue asesinado con 18 años. Nació en Yunquera (Málaga) el 7 de marzo de 1917, hijo de Pedro y Dolores, fue seminarista durante los años 1930-36.

Fue detenido en su casa de calle Cerrillo, 5, por varios vecinos del pueblo, más un gran número de milicianos desconocidos,  y llevado  con sus compañeros Duarte y Merino, a El Burgo, donde fue martirizado. Al anochecer del día 7 fue conducido a las afueras de ese pueblo, y con un miliciano encaramado a sus espaldas, subió la cuesta del olivar de Taldarroba, y mientras éste le espoleaba como a un burro,  él entonaba la canción de la parroquia: “Qué viva mi Cristo, que viva mi Rey!”

Llegado a Haza Costillo, fue obligado a trillar con los pies descalzos  brasas ardientes, mientras el grupo de asesinos comía el chivo que había guisado. Algunos milicianos borrachos le tiraban los huesos a la cara y se burlaban de él, a lo que respondía diciendo: “¡Viva Cristo Rey! Yo os perdono como Él perdonó a sus enemigos!”. Después, clavándolo con una bayoneta en el tronco de un olivo, sufrió una larga agonía, y finalmente fue rematado a tiros el 8 de noviembre de 1936.  Su cadáver fue trasladado a Yunquera, en cuyo registro civil está inscrita su defunción.

DATOS

Para la aportación de datos dirigirse a Oficina Causa de los Santos, en el Obispado de Málaga, en calle Santa María n. 18, segunda planta. O enviando los datos al mail causadelossantos@diocesismalaga.es


 

Autor: diocesismalaga.es

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