Junto a Román Hamratsey, en dichas celebraciones estuvo el administrador parroquial, Antonio Castilla, y varios sacerdotes, entre ellos Vladimir, hijo de Román y capellán castrense en España. Preguntado tras desatarse el conflicto, Román ha declarado que «la comunidad entera de ucranianos en Málaga está muy preocupada. Esta mañana he recibido muchas llamadas diciéndome todos lo mismo: "Padre, tenemos que rezar, rezar y rezar". Estamos en manos de Dios y a Él le pedimos ayuda». Aunque la mujer y los hijos de Hamratsey se encuentran en España, no es así para todos los ucranianos. «Mucha gente tiene allí mujer, marido, niños... no paran de llorar, y con ellos, también yo», explica Román. «Que estemos en el siglo XXI así, es increíble. Además, esto es también un peligro para la Unión Europea», reconoce el sacerdote encargado de atender a la comunidad ucraniana en Málaga. 

Han recibido las palabras de consuelo del Papa con profundo agradecimiento, y preguntado sobre las acciones materiales que tienen pensadas llevar a cabo, el sacerdote explica que «estamos en los primeros momentos pero vamos a permanecer atentos a las necesidades, para en cuanto sea posible, hacerles llegar ropa, medicinas, etc.»