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Presentación del Señor (Catedral-Málaga)

Publicado: 04/02/2022: 5002

Homilía pronunciada por Mons. Jesús Catalá en la Eucaristía celebrada en la Catedral de Málaga con motivo de la fiesta de la Presentación del Señor, Jornada de la Vida Consagrada

PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA

(Catedral-Málaga, 2 febrero 2022)

 

Lecturas: Ml 3, 1-4; Sal 23, 7-10; Hb 2, 14-18; Lc 2, 22-40.

 

La vida consagrada, caminando juntos

1.- El evangelio de hoy narra la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén (Lc 2, 22). Sus padres cumplían de ese modo la Ley de Moisés: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor» (Lc 2,23); y debían ofrecer la ofrenda prescrita (cf. Lc 2,24) para agradecer la liberación del pueblo de Israel. 

Dos personas consagradas al servicio del Templo, Simeón y Ana, perciben la presencia en el Templo del Salvador de la humanidad. El anciano Simeón esperaba al Mesías (cf. Lc 2, 25-26); y toma en brazos al Niño-Jesús bendiciendo a Dios por haber visto la salvación (cf. Lc 2,30-32).

Queridos consagrados, estáis llamados a descubrir al Salvador del mundo y a darlo a conocer a la gente, que anda perdida como ovejas sin pastor (cf. 1 Re 22, 17), sin sentido en su vida, sin horizonte y sin transcendencia. 

El Señor os ha llamado a cada uno, desde vuestra situación personal, para que juntos proclaméis la esperanza a un mundo enfermo, roto y sin vida espiritual. Vuestra presencia aporta salud, paz, alegría y luz a esta sociedad aturdida y desquiciada.

2.- Siguiendo la estela del Concilio Vaticano II, el papa Francisco ha emplazado a todo el pueblo de Dios a situarse en «modo sinodal», convocando un Sínodo bajo el título: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión», que culminará en octubre de 2023. 

         El Papa había explicado en qué consistía este camino: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Y la Iglesia “no es otra cosa que el caminar juntos de la grey de Dios por los senderos de la historia que sale al encuentro de Cristo el Señor” (Francisco, Discurso en la conmemoración del 50º aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos (17.10.2015). 

         La sinodalidad designa el estilo peculiar de la vida y de la misión de la Iglesia: caminar juntos y reunirse en asamblea del pueblo de Dios, convocado por el Señor Jesús en la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. 

“La vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia” (Juan Pablo II, Vita consecrata, 3). Por eso los consagrados estáis llamados, de manera especial, a caminar juntos, sinodalmente, ayudando a los demás fieles a recorrer el mismo camino en compañía vuestra.

3.- La presente Jornada de la Vida consagrada, en esta fiesta de la Presentación del Señor, lleva por lema «La vida consagrada, caminando juntos». Caminar juntos es una necesidad y una exigencia de ser Iglesia. 

         Los consagrados sois “buscadores y testigos apasionados de Dios” (Benedicto XVI, Discurso a los superiores y superioras generales (26.XI.2010), que ponéis vuestra mirada en Cristo para seguirle, porque Él es «camino, verdad y vida» (Jn 14, 6), que recorrió su camino hasta la cruz para establecer la nueva alianza entre Dios y los hombres (cf. Lc 9, 51). 

El profeta Malaquías anuncia la llegada del mensajero divino: «De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando» (Ml 3, 1). La persona de especial consagración es un buscador del rostro de Dios, como dice el Salmo: «Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro» (Sal 26, 8-9). Tras el encuentro viene la respuesta total y sin condiciones a la llamada. Y a partir de ahí se comparte el camino como peregrinos hacia la eternidad, la verdadera patria. 

         Los consagrados sois buscadores de Dios, que sabéis descubrir la presencia de Cristo en los demás, en los que necesitan amor. Recorréis el camino con Cristo, porque Él es el “Camino” (Jn 14, 6), sin desviaros por derroteros ni caminos que conducen a ninguna parte. 

4.- Los obispos de la comisión episcopal para la Vida consagrada nos invitan en esta Jornada a un realizar una triple actitud en el camino sinodal. Caminar juntos implica vivir las dimensiones fundamentales de la consagración especial, a saber: la escucha, la comunión y la misión (cf. Presentación de la Jornada de la vida consagrada, 2 febrero 2022).  

En primer lugar, caminar juntos en la escucha de la Palabra de Dios. “Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar es más que oír” (Francisco, Discurso en la conmemoración…, op. cit.).

Para atender las mociones del Espíritu y acudir a los gemidos de una humanidad herida y alejada de Dios, es necesaria la escucha de la Palabra divina y acoger el Evangelio como norma de vida, encarnándose en la realidad concreta. ¡Esa es vuestra misión, queridos consagrados!

5.- En segundo lugar, los consagrados deben caminar juntos en la comunión, porque están llamados a ser en la Iglesia y en el mundo «expertos en comunión» y artífices de unidad (cf. Francisco, Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del Año de la Vida Consagrada, 2. 21.11.2014). 

         La comunión se debe manifestar fundamentalmente con Dios, amado sobre todas las cosas y bien absoluto; como dice Teresa de Ávila: “Sólo Dios basta” y de esto vosotros sois testigos, o debéis ser testigos.  Esa comunión se realiza mediante la oración y la vida litúrgica. Comunión también con quienes comparten cotidianamente la vida, la oración y la misión, caminando juntos en armonía, dentro de la misma familia carismática; y también con otros institutos de vida consagrada y con la Iglesia diocesana. La comunión debe ser asimismo con toda la humanidad, para curar sus heridas. 

6.- Y la tercera actitud es caminar juntos en la misión, que implica descubrir “la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas” (Pablo VI, Evangelii nuntiandi, 80). 

La misión en clave sinodal pasa por el diálogo, la escucha, el discernimiento y la colaboración de todos los actores de la acción misionera. Caminar juntos en misión supone para la vida consagrada reforzar la corresponsabilidad y el compromiso en la misión de la Iglesia, aportando cada cual sus dones carismáticos. 

7.- Queridos consagrados, gracias por vuestra fidelidad a la llamada del Señor a seguirle mediante los consejos evangélicos. Gracias por vuestra entrega a Dios; por vuestra generosa dedicación, sobre todo a los más necesitados en la persona de los niños, adolescentes, enfermos, ancianos, impedidos, discapacitados, excluidos, marginados y dementes. 

Gracias por vuestro afecto y cercanía con todos los fieles; gracias por vuestro tiempo de contemplación y de oración por toda la Iglesia; gracias por ser luz en medio de las tinieblas y por ser sal entre tanta vaciedad de sentido de la vida; gracias por ser bálsamo en medio de tanto sufrimiento; y gracias por poner esperanza y alegría en los corazones desgarrados.

Pedimos a la Santísima Virgen María, la primera discípula y consagrada al Señor, su protección y sus cuidados maternales para todos nosotros; y hoy, de modo especial, para todos los consagrados. Amén.

 

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