NoticiaCoronavirus #10de10 Casarse por amor y fe en tiempos de pandemia Publicado: 19/04/2020: 30704 Ante esta dura pandemia que atraviesa el mundo, ante tanto dolor por las miles de personas que han fallecido, la vida se sigue abriendo camino y una muestra de ello es la boda que Natalia y Rafa celebraron el pasado viernes en la parroquia malagueña del Corpus Christi, en Pedregalejo. «El primer día de confinamiento nos planteamos la posibilidad de posponer la boda, pero el segundo día lo tuvimos claro: nos casamos. Lo importante somos nosotros, comenzar una vida nueva y crear un hogar. Somos creyentes y queríamos comenzar ya nuestra vida familiar» «Ha sido una celebración de película», afirma Natalia, no por la fastuosidad de la fiesta, sino por la profundidad con la que la vivieron sus verdaderos protagonistas. Natalia Cortés tiene 34 años y es abogada, y Rafael Alberto Cuevas tiene 38 años y es encargado de tienda. A finales de 2019 concretaron la fecha de la boda para el 18 de abril, a las 12.00 de la mañana, pero a ese día a esa hora se encuentran al teléfono, rebosantes de alegría, respondiendo a mis preguntas para compartir con los lectores lo que ha sido una preciosa experiencia de amor. «Cuando se decretó el Estado de Alarma, iba camino de Osuna, pues yo soy de Morón de la Frontera, a la prueba del vestido de novia», explica Natalia. «El primer día de confinamiento nos planteamos la posibilidad de posponer la boda, pero el segundo día lo tuvimos claro: nos casamos. Lo importante somos nosotros, comenzar una vida nueva y crear un hogar», afirman con rotundidad Natalia y Rafa. Y es que, «lo realmente importante y necesario para casarse es el amor. Las bodas tienden a centrarse en la fiesta y los novios no llegan a disfrutar de la celebración con tantos preparativos y distracciones. Nosotros disfrutamos nuestra celebración, que ha sido atípico y especial, como también somos nosotros, según nos dicen nuestro amigos (ríen)». Natalia es una chica muy sincera: «el protagonismo lo llevo fatal y no hubiera disfrutado igual el día. Pero he vivido con intensidad cada momento. El párroco, José Antonio, nos hablaba y era todo tan cercano… aunque tuviéramos que guardar las distancias de seguridad… disfruté hasta del olor de las velas y del ramo de flores. Lo sentí todo». Rafa se emociona cada vez que recuerda lo vivido el día anterior. «En la iglesia estábamos cinco personas: los dos testigos, que fueron mis padres, el párroco y nosotros dos. Pero a través de la pantalla, por videoconferencia, se pudieron unir los padres y las hermanas de Natalia, los sobrinos… y sabíamos que, detrás de ellos estaban toda nuestra familia y nuestros amigos. Nos hemos sentido muy acompañados». «El vestido de novia sigue en Osuna, en casa de la modista, busqué uno a última hora online, me peiné y maquilé yo pero ha sido igual de bonito todo. Y nuestras familias han respetado nuestra decisión pues, viéndonos a nosotros felices, ellos también lo son», añade Natalia. «Nos casamos por la Iglesia porque somos creyentes y queríamos comenzar ya nuestra vida familiar», afirman con alegría. «Es un dolor muy grande todo lo que estamos viviendo con esta pandemia y nuestros amigos nos daban las gracias por haberles regalado un día tan bonito, pues han podido estar gracias a las tecnologías que nos facilitaron desde la parroquia. Gracias al párroco, José Antonio, y a Victoriano Giralt, Director de Innovación de la UMA, nuestros familiares pudieron participar activamente en la celebración, desde Osuna». La iglesia del Corpus Christi era para ellos especial porque la familia de Rafa pertenece a esta parroquia, «mis padres se casaron en ella y allí recibimos el bautismo y la comunión todos mis hermanos», explica Rafa. También allí recibieron la confirmación. Desde ahora tiene aún un sabor más familiar para ellos: «nuestra boda ha superado con creces las expectativas que teníamos. Hemos sentido tanto... se han triplicado las sensaciones, hemos disfrutado de cada momento con muchísima tranquilidad. El párroco ha sido muy cariñoso con nosotros y ha facilitado una celebración muy emocionante. La recordamos y se nos ponen los vellos de punta». «Cuando llamamos a la Guardia Civil para pedir todos los permisos necesarios, entre risas nos dieron la enhorabuena porque éramos los primeros que seguían adelante con su boda en el confinamiento y estamos muy contentos de haberlo hecho», aseguran. La luna de miel también va a ser original: «el recorrido previsto es de la panadería al supermercado», afirman entre risas, «pero ya habrá tiempo, el año que viene, si Dios quiere, porque este año la cosa va a estar muy difícil». MOMENTO DE GRACIA SACRAMENTAL Para José Antonio García, párroco del Corpus Christi, «la celebración de esta boda ha sido un momento de gracia en medio de tanto dolor como estamos viviendo, tantos enfermos, tantos fallecidos. Natalia y Rafael tenían claro que eran las circunstancias que le habían tocado vivir, las asumían y querían seguir adelante con su proyecto de vida en común, que querían poner bajo la bendición del Señor. Para ellos ha sido lo primero y lo más importante y han vivido la celebración intensamente. Tenían todo lo necesario. El amor ha estado por encima de todo lo demás. Venían a la iglesia a confirmar su amor y a que Dios los bendijera. Ha sido un matrimonio precioso».