NoticiaColaboración TLP, un camino abierto a las adicciones Publicado: 23/01/2019: 18212 Testimonio de una persona con Trastorno Límite de la Personalidad, escrito por el Dr. José Rosado Ruiz, acreditado en adicciones. «Tener TLP es como si alguien prendiera fuego a tu alma, pero en vez de tirarte al suelo y rodar, tú no paras de correr dando gritos, con lo que el fuego se aviva mientras corres y corres, nunca se apaga» “Como una hoja que lleva el aire asi se siente… Cuando tienes TLP, la enfermedad mental más estigmatizada que hay, parece que todo el mundo tiene una opinión sobre cómo debería ser alguien con tu diagnóstico, sin siquiera haber conocido a alguien como tú. A menudo, estas opiniones parecen girar alrededor de frustraciones con “pirados” que han conocido en el pasado. Lo que muy poca gente parece entender es lo que se experimenta cuando lo tienes, cuando eres esa persona atrapada en su propia locura. Es fácil opinar desde la barrera y quejarse sobre gente difícil que has tenido en tu vida. Requiere mucho más esfuerzo invertir la energía necesaria para intentar solo imaginarse por qué alguien podría estar comportándose de cierta manera. La verdad es que vivir con TLP es un infierno, y debido a la mala fama y a lo dramático de sus síntomas, es, a menudo, un infierno privado que deja al que lo sufre alienado e incomprendido mientras las complicaciones de este trastorno arruinan su vida. Tener TLP es como si alguien prendiera fuego a tu alma, pero en vez de tirarte al suelo y rodar, tú no paras de correr dando gritos, con lo que el fuego se aviva mientras corres y corres, nunca se apaga. Es un profundo y pulsante dolor emocional que nunca se va. Y así como gente con un dolor físico crónico están siempre buscando cómo dejar de sufrir, también la gente con TLP necesita calmar el dolor… Autolesionándose, con alcohol, drogas, sexo, sobredosis, etc. El dolor les deja desesperados y les hace ser impulsivos, necesitan sentir cualquier otra cosa, y los mecanismos de defensa para escapar el dolor inevitablemente les traen otros problemas: cicatrices, puntos, adicciones, contagios, o problemas de salud permanentes que, en sí mismos, se convierten en fuente de vergüenza que sólo empeora las cosas de las que no puede hablar la persona con TLP, porque sólo van a preocupar a la gente, o van a crear malentendidos, o van a intentar hospitalizarte otra vez si es algo que está pasando en el momento. Tener TLP significa no poder mantener un trabajo, porque o un día por un impulso lo dejas, o un día tu jefe decide que no merece la pena fiarse de ti. Significa no encontrar trabajo porque tu currículum grita a pleno pulmón inestabilidad, con muchos trabajos temporales en profesiones completamente diferentes. Significa no tener absolutamente ni idea de cuáles son tus metas profesionales, porque empiezas un trabajo y te enamoras del campo laboral, y quieres dedicarte a ello toda tu vida, hasta que un día algo no sale bien, y no quieres tener nada que ver con ello nunca más, ni puedes imaginar haber tenido algún interés por eso en el pasado. A largo plazo, estar parado tanto tiempo significa hundirte mes a mes en la pobreza, hasta que te quedas sin casa, sin comida, y estás dispuesto a hacer locuras para llevarte algo a la boca, cosas que terminan traumatizándote aún más, y añadiéndose a la lista de secretos que nunca podrás contar a nadie. Si piensas que una persona que está tan limitada por una enfermedad mental debería tener una invalidez, o alguna ayuda, se me ha denegado repetidamente. Tener TLP significa vivir con miedo a que la gente un día va a pensárselo y dejarte; con miedo a que alguien va a herirte física, sexual o emocionalmente otra vez, de maneras que ya te han herido antes; con miedo a que algo pase y tengas un ataque de rabia hacia alguien que no tiene ni idea de que lo que ha dicho o hecho te ha herido, porque una persona “normal” no se sentiría herida por eso. Significa tener miedo a nunca tener una vida normal, con una familia, un trabajo y la habilidad de mantenerte tú mismo. Significa mirar al futuro donde debería haber verdes colinas con Julie Andrews danzando con las canciones de Sonrisas y lágrimas, y en su lugar ver un muro de ladrillos, porque el sistema que debería estar ahí para cuidarte y ayudarte a mantener algo de independencia y dignidad, simplemente no existe. Tener TLP significa tener miedo a hacer cualquier plan, porque no tienes ni idea del humor del que vas a estar, y mientras algo suena genial y alucinante hoy, sabes que te levantarás mañana detestando el plan sin razón aparente, y así como se va acercando cualquier fecha, vas y vienes entre excitación maniaca y completo rechazo, lo que te hace o cancelar justo en el último momento, o pasar cada minuto de ese evento sobre el que has estado ridículamente emocionado por días suplicando que se termine y te puedas ir a casa de una vez. Tener TLP significa estar confundido más bien todo el tiempo. Significa obsesionarse con el más pequeño de los comentarios o bromas que te hacen, y estar aterrorizado de que todo es una ofensa contra ti (es decir, miedo a que la gente un día descubran que realmente deberían odiarte), Y sentir que tu corazón late más y más rápido dentro de tu pecho con todo lo que dice otra persona, esperando ese momento en el que sabes sin ninguna duda que la conversación es realmente sobre ti, y te odian, y sus vidas serían mejores si tú no estuvieras, y aunque sabes que estás siendo ridículo y paranoico, no puedes parar. Significa sentirse perdido dentro de uno mismo. Significa decir cosas que ni siquiera sientes porque estás intentando defender tu ser interior de un conflicto que no existe, expresando rabia en lo que a los demás les parecen momentos totalmente aleatorios, mientras, dentro, tú estás también gritándole a esa persona trastornada que pare, que pare, ¡que pare! Pero ahora que has sentido esa rabia aleatoria, tienes que seguir intentando defenderte porque ahora sí puede haber algo doloroso como respuesta a tu rabia. Tener TLP significa que no te entiendan. Significa que la gente te tiene miedo porque nunca pueden saber de qué humor vas a estar o qué vas a hacer, y significa que los “amigos” te dejen de lado porque no pueden permitirse cogerle cariño a alguien que seguramente no siga vivo mucho tiempo con todo su comportamiento autodestructivo. Significa decir y hacer lo contrario de lo que realmente sientes, y la otra persona tomándoselo de forma literal, y cada intento de explicarte lo único que consigue es que se confirme que estás como una cabra. Significa que te mantengan a distancia, cuando todo lo que quieres es que alguien te abrace y te diga que te quiere y que todo saldrá bien. Significa ser etiquetado como una zorra, o un borracho, o un loco, o un gorrón, o un holgazán, y tener gente mezquina comentando o incluso riéndose de tu dolor porque para ellos no eres una persona enferma; tú eres una persona social o moralmente defectuosa, perfecta para ser juzgada. Significa tener una etiqueta en tu historial médico que muchos toman como una alarma para no querer tratarte o para no verte como completamente humana; incluso aquellos que deberían tener la formación para saber que el TLP es un diagnóstico que proviene de un trauma, igual que el estrés post traumático. Tener TLP significa sufrir un dolor tremendo todo el tiempo. Significa sentirse completamente solo en el mundo, incluso en un grupo de los amigos más cercanos. Significa sentirse diferente a los demás, como si fueras una especie completamente diferente, o una vasija tan rota, tan defectuosa que jamás podrán juntar sus piezas. Significa que te digan que no deberías ser de la manera que no puedes evitar ser. Significa que la gente te evite, porque no saben cómo reaccionar, o porque no quieren contagiarse tu locura. Significa que cuando buscas definiciones de tu diagnóstico, después de alguna seria, viene una letanía de amargos comentarios sobre gente que son, en realidad, simplemente cerdos, mentirosos, zorras manipuladoras, con los que nadie debería tener amistad. Puede arruinar tu carrera y tu perfil de crédito, dejarte sin hogar y sin un céntimo, hacer que siempre parezcas terminar con gente maltratadora, y hacer que tires todo sentido de tu identidad por la ventana, y todo esto en la búsqueda de afecto. Debajo de todos los sentimientos está un desesperado deseo de ser querido y entendido, el deseo de alguien a quien le importas después de una vida entera de no importarle a la gente que se suponía que debía quererte. Aunque no le desearía el TLP a nadie, sí desearía que más gente entendiera lo que es ser una persona atrapada en tu propia piel, en lugar de tanta gente obsesionada con sus propias frustraciones hacia la persona con TLP. Ojalá la gente entendiera lo desesperadamente que quiero evitar sentirme de la forma que me siento o actuar como actúo algunas veces, pero que a menudo no sé otra manera de reaccionar de pensar o de sentir. Se llama trastorno de la personalidad por algo. ¿Cómo de fácil sería para ti cambiar milagrosamente, si un día alguien te dijera que toda tu forma de pensar, sentir y actuar está mal?” LUNA (más artículos de José Rosado Ruiz)