«Durante más de diez años, hemos llevado a cabo una investigación exhaustiva del Convento de la Trinidad de Málaga. Dicho trabajo ha sido posible gracias al Archivo Municipal, el Provincial, el de la Catedral, y el Archivo Histórico Nacional», afirman los autores del trabajo.

Un poco de historia

El Convento de la Trinidad se levantó donde estuvo instalado el campamento de Isabel la Católica durante el asedio a Málaga entre mayo y agosto de 1487, en el cerro llamado de la artillería.

Fue germen de un nuevo barrio surgido en su derredor y, a ambos lados del camino que lo unía a la ciudad, llamados hasta hoy barrio y calzada de la Trinidad. Al ser noviciado y colegio de artes o filosofía, el número de religiosos fue siempre elevado; y tuvo algunos eminentes superiores, como Miguel de Córdoba, su fundador; Luis de Córdoba y Ronquillo, después obispo de Cartagena en Indias, y Juan de Almoguera, obispo de Arequipa y arzobispo de Lima.

Exclaustrados los religiosos de 1835, se convirtió en cuartel militar hasta 1874. Su valor patrimonial es muy elevado por haber constituido el núcleo del barrio y por su interés arquitectónico renacentista y mudéjar, tanto de la iglesia como especialmente del claustro con sus columnas de mármol en las dos plantas. Las armaduras son de las más valiosas de la ciudad e incrementan su valor con el programa iconográfico del alfarje del claustro, que no tiene parangón en Andalucía. En 1890 fue declarado Bien de INterés Cultural (BIC) y, a pesar de ello, después de varios proyectos, se encuentra sin uso, cerrado y abandonado.