NoticiaAño de la Misericordia Enviados más de 1.000 Misioneros de la Misericordia El Misionero de la Misericordia Alfonso Crespo, durante el envío del papa Francisco Publicado: 11/02/2016: 15811 El Miércoles de Ceniza, el papa Francisco envió a un millar de sacerdotes como Misioneros de la Misericordia. Entre ellos, dos de la Diócesis de Málaga: Alfonso Crespo Hidalgo (en la foto) y Alejandro Pérez Verdugo. Alfonso Crespo (1948), doctor en Teología Espiritual, es párroco de San Pedro, en Málaga. Alejandro Pérez (1969), doctor en Sagrada Liturgia, es párroco de Nuestra Señora del Carmen, en la Carihuela. Ambos son profesores en los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, entre otras tareas pastorales. El martes 9 de febrero, los Misioneros de la Misericordia atravesaron la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro y compartieron un encuentro con el Santo Padre en la Sala Regia del Palacio Apostólico. Y el miércoles 10 de febrero, Miércoles de Ceniza, participaron en la Audiencia General y concelebraron la Eucaristía con el papa Francisco, en la que el Santo Padre los envió como Misioneros de la Misericordia. La elección de los Misioneros de la Misericordia comenzó el 11 de abril de 2015, cuando el papa Francisco firmaba la bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, “Misericordiae Vultus”, en la que hacía público que: «Durante la Cuaresma de este Año Santo tengo la intención de enviar los Misioneros de la Misericordia. Serán un signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios, para que entre en profundidad en la riqueza de este misterio tan fundamental para la fe. Serán sacerdotes a los cuales daré la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica, para que se haga evidente la amplitud de su mandato. Serán, sobre todo, signo vivo de cómo el Padre acoge cuantos están en busca de su perdón. Serán misioneros de la misericordia porque serán los artífices ante todos de un encuentro cargado de humanidad, fuente de liberación, rico de responsabilidad, para superar los obstáculos y retomar la vida nueva del Bautismo».