NoticiaParroquias El santo de Asís vuelve a bendecir a los animales Publicado: 03/10/2023: 12070 Bendición de animales La parroquia de la Divina Pastora convoca a los fieles a la bendición de los animales por la fiesta de san Francisco de Asís. Con este motivo, se ha bajado la imagen del santo, que se encuentra durante todo el año en una de las hornacinas del altar mayor de la parroquia. San Francisco de Asís, patrón de los animales y del medio ambiente, es el centro de esta invitación a la comunidad parroquial. Esta parroquia está vinculada a su devoción ya que fue convento capuchino y, en la actualidad, lo es de una comunidad de clarisas. El 4 de octubre, por la fiesta de san Francisco de Asís, a las 18.30 horas están convocadas todas las personas que quieran portar a sus mascotas para recibir la bendición en el atrio de la iglesia, y participar después en la celebración de la Eucaristía, presidida por el párroco, Rafael Pérez. SAN FRANCISCO DE ASÍS Como relata Antonio Moreno, en su sección El Santo de la Semana, era hijo de un rico comerciante de telas, Francisco (fiesta el 4 de octubre) creció como un hijo de papá, despreocupado de la vida y pendiente de los ideales caballerescos de su época. Tras una campaña militar, cayó prisionero y, al enfermar, fue liberado, regresando a casa. Durante su convalecencia empezó a experimentar un cambio que lo llevaría a dejar de lado el estilo de vida mundano que llevaba hasta entonces, pasando a entregar toda su vida a Dios y a los hombres. En la cercana a su casa iglesita derruida de San Damián, Cristo en la cruz tomó vida en tres ocasiones y le dijo: “Ve, Francisco, y repara mi Iglesia en ruinas”. Este llamamiento a construir lo que se había hundido físicamente tiene una connotación espiritual, sintiéndose llamado a reconstruir la Iglesia de aquel tiempo, en la que la vivencia de la fe dejaba mucho que desear. Francisco se sintió llamado a vivir en la pobreza y a dedicarse a la predicación, llegando a llevar el Evangelio hasta al mismísimo sultán musulmán Melek-el-Kâmel en plena época de las cruzadas. En contra de lo previsible, fue recibido y acogido benévolamente brindándonos un ejemplo de diálogo interreligioso desde el respeto y la comprensión mutua, desde el amor. Aquella siembra de la que acabamos de celebrar los 800 años, dio su fruto y, posteriormente, los franciscanos recibieron el permiso para custodiar y velar por los santos lugares en Tierra Santa, un servicio que permite que hoy en día podamos seguir visitándolos. De su profundo amor a Cristo, brotó el amor a toda la creación, que plasmó en su célebre Cántico de las criaturas; una obra de especial relevancia hoy, en nuestro planeta esquilmado por quienes nos hemos sentido dueños de él, en lugar de administradores.