NoticiaParroquias Antonio Muñoz: «Se trata de generar una red para que el acompañante no se sienta solo en esa tarea» Publicado: 21/03/2022: 10365 Formación Por quinto año, la Acción Católica General ha promovido en la Diócesis de Málaga la Escuela de Acompañantes, bajo el lema “Anunciando a Jesucristo con obras y palabras”. Un foro destinado a los feligreses de las parroquias que se encargan de la formación de niños, jóvenes y adultos, y que coordina el laico Antonio Muñoz Varo. Ya son cinco años los de andadura de esta Escuela de Acompañantes. Así es, cinco años, con diferentes formatos, y ya se ha asentado como un instrumento importante para mucha gente que está acompañando en las parroquias a grupos de niños, jóvenes y adultos. ¿Cuál es el objetivo de dicha Escuela? En primer lugar, que los acompañantes no se sientan desamparados. En muchas ocasiones, comenzamos a llevar grupos en las parroquias y no sabemos qué criterios seguir. Con esta Escuela, se trata de ir generando una red diocesana para que el acompañante no se sienta solo en esa tarea, que es tan importante para la Iglesia. En segundo lugar, destacaría que ha servido también como elemento de comunión y ha generado muchos lazos entre diferentes parroquias de la diócesis. Muchos de estos acompañantes se han conocido y eso ha posibilitado que se potencie lo que se está haciendo en cada una de las parroquias. Se han creado lazos no sólo para organizar actividades conjuntas como los campamentos o los ejercicios espirituales, sino también para ayudarse en el día a día de los grupos. Una Escuela abierta a todas las parroquias. Así es. El acompañamiento es una de las prioridades de la Iglesia. Hoy día hablamos mucho de primer anuncio y de acompañamiento, de hecho, es una de las ideas que más se remarcaron en el Congreso de Laicos celebrado en Madrid hace dos años. Esta Escuela es uno de los medios que se ofrece a toda la diócesis. ¿Qué balance nos haría de este último curso? Los ecos que estamos recibiendo son muy positivos. En primer lugar, porque ha habido muy buen ambiente y muchas ganas de compartir, además de necesidad de vernos. Las dos primeras citas fueron online y la última se ha desarrollado de forma presencial. Además, este año ha tenido también un claro tinte sinodal, como todo lo propuesto en la Iglesia. La idea es darle continuidad el año que viene y que todo lo que se ha recogido este año sirva para organizar el curso que viene. Esta Escuela es una plataforma de coordinación entre personas que están acompañando. Hay una parte formativa porque necesitamos conocer ciertos criterios de lo que es la tarea del acompañamiento, y una parte de compartir y ayudarnos unos a otros porque hacen falta elementos interparroquiales que nos fortalezcan. El balance es muy positivo, por la buena voluntad de todos y porque el Espíritu Santo es el que nos mueve. Ha sido alrededor de un centenar de fieles el que ha participado en esta Escuela y hay que darle gracias a Dios por ello. De las aportaciones que se han hecho en este curso, ¿cuáles destacaría? Hay varias que están encima de la mesa para tenerlas en cuenta. Una importante es el tema de la familia, que es una de las prioridades diocesanas. Hay una inquietud grande sobre cómo acompañar a las familias, a todos los miembros de la familia, cómo integrarla y cómo dar respuesta a las problemáticas familiares que se están presentando. Para ello, tenemos que coordinarnos con la Delegación de Pastoral Familiar y ver juntos de qué manera se puede llevar a cabo. Y otra de las inquietudes es dar protagonismo, en las parroquias, a los jóvenes y a los niños, para que se sientan enviados a evangelizar como discípulos misioneros que son.