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Carta abierta del ecónomo diocesano

Publicado: 22/05/2014: 12091

Hace unos días, el edil de un Ayuntamiento reconocía que uno de los edificios más utilizados por los vecinos (si no el que más) es el templo parroquial.

Y es que la parroquia (la Iglesia), está presente en los acontecimientos más importantes de nuestras vidas: en el nacimiento, con el bautismo, en el paso a la juventud con la confirmación y la primera comunión, cuando decidimos formar una familia mediante el sacramento del matrimonio y así hasta la llegada del fin de nuestros días. La Iglesia está a nuestro lado diaria y semanalmente en la celebración de la Eucaristía. Está cerca de los enfermos para consolarles. Acompaña a los más necesitados en las dificultades que está provocando la tan traída y llevada “crisis económica” y que podemos comprobar día a día a nuestro alrededor.

Tenemos que ser conscientes de que debemos sostener la Iglesia mediante nuestra cuota. Tenemos que quitarnos la idea de la cabeza de que “la Iglesia tiene mucho dinero”. Es cierto que utilizamos muchos edificios y locales para llevar a cabo la tarea de evangelizar. Que hay muchos voluntarios colaborando. Pero todo eso implica muchos gastos que debemos afrontar entre todos. Tenemos que interesarnos en preguntar qué parte de ese importe me corresponde a mí. A cada uno de nosotros.

En estos momentos contamos con una oportunidad única de colaborar mediante un mecanismo sencillo y que no nos va a suponer ningún esfuerzo económico. Me refiero a la declaración del IRPF. Tenemos que poner la “x” a favor de la Iglesia en nuestra declaración de la renta (aunque mejor en las dos casillas).

No vamos a pagar más ni nos van a devolver menos. Pero estaremos colaborando con esa ingente labor que la Iglesia está haciendo por los demás: por tantos que lo necesitan. El lema de la campaña nos reclama que hagamos una declaración de principios. Si formamos parte de la Iglesia, debemos poner de nuestra parte.

Ambas cruces

No nos olvidemos. Cuando vayamos a confirmar el “borrador” que la Agencia Tributaria nos envía, acordémonos de comprobar que están puestas ambas cruces. Cuando vayamos a Hacienda para que nos la hagan, no nos olvidemos de insistirle al funcionario. Y si necesitamos de un profesional, que no se nos pase recordarle que lo compruebe. Es muy importante. Señalar la casilla para la Iglesia Católica y para otros fines sociales es un gesto que nos va a costar poco trabajo y poco dinero. Pero, hay que trabajar tanto por tantos.

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