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Pedro Javier Marín, administrador de justicia y de misericordia

Publicado: 06/10/2022: 10526

Pedro Javier Marín Galiano está casado con Mercedes Rivera Cuello. Tienen tres hijos de adopción: Pedro, Pablo y Cristian, que llegaron juntos a casa, hace 10 años, cuando tenían 2, 5 y 7. El próximo sábado recibirá la ordenación como diácono permanente, de manos del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, lo que viene a “ensanchar de nuevo el espacio de nuestra tienda”, afirma. 

Pedro trabaja en la Administración de Justicia, en los juzgados de Málaga. «Un lugar donde se ve de todo pero donde yo siempre he hablado con libertad. Quien trabaje conmigo una semana ya sabe por dónde respiro», afirma Pedro. 

Mercedes explica que, desde que se casó con Pedro sabía que el canto que él entonó en la boda se haría realidad: «Pedro cantó una canción con un texto de Oseas, en la que el Señor le dice que ensanche el espacio de su tienda. Yo tenía conciencia de que nuestra casa y nuestro amor iba a ser algo que iba a ir agrandando, ensanchando, y, para mí, el diaconado permanente de mi esposo es fruto de ese proceso de ir agrandando un poco más nuestro espacio, salir de nuestra zona de confort, de lo que conocemos, y lanzarnos a algo que da vértigo. Con la confianza puesta en Dios doy mi sí para que que siga adelante, como él lo ha dado para que yo haya seguido en tantas otras ocasiones».

Esta vocación al diaconado permanente se enmarca en un proceso de fe que Pedro explica así: «De la misma manera que descubres la trascendencia, a los 6 ó 7 años de vida, vas descubriendo la vocación cristiana gracias a los grupos en los que te insertas. En mi caso, concretamente, desde el carisma de los franciscanos, los sacramentos, el compromiso con la catequesis, la misión, la animación litúrgica, la pastoral juvenil, los campamentos, las pascuas juveniles… después descubrí la vocación matrimonial, junto a Mercedes, y, dentro de ese contexto y evolución, descubrí también la vocación al diaconado permanente que, todo hay que decirlo, es poco conocida dentro de la Iglesia. Hay quien piensa que un diácono permanente es un cura a medias o un seglar promocionado, pero no es así, el diaconado permanente tiene una identidad propia muy bonita en la que compaginamos la vida laboral, familiar, pastoral y de ministerio. Yo vivía en Granada, y allí era poco conocida, cuando llegamos a Málaga, hace 15 años, entré en la orden franciscana seglar y comencé a escuchar sobre la apuesta que la Iglesia de Málaga estaba haciendo por el diaconado permanente. Mi primer párroco en Málaga fue precisamente Antonio Eloy Madueño, el sacerdote que entonces era el responsable del diaconado permanente, y me enganché en el proceso. Casi cuatro años después, aquí estamos a las puertas de la ordenación».

Pedro, Pablo y Cristian, los tres hijos de Pedro y Mercedes, llegaron a casa el mismo día, hace 10 años y «ese día comenzó a ensancharse el espacio de la tienda, como dice Oseas. Tenían 2, 5 y 7 años. Ahora, desde su adolescencia y juventud, se van enterando de lo que es esto, aunque siempre han tenido claro que somos un poco extraños en nuestros entorno, por la vida que llevamos, eso sí, somos muy felices», añade Mercedes. 

Encarni Llamas Fortes

Encarni Llamas Fortes es madre de tres hijos. Periodista que desarrolla su labor profesional en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga. Bachiller en Ciencias Religiosas por el ISCR San Pablo.

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