NoticiaEntrevistas Ángel Galindo: «La ecología no se refiere sólo al cosmos sino también a los seres humanos» Publicado: 03/05/2021: 16601 Ecología Ángel Galindo García (Segovia, 1948) es el Vicario General de Segovia y ha sido el encargado de dirigir la reflexión de la Jornada de Formación Permanente para el Clero celebrada recientemente en Casa Diocesana Málaga con el tema de fondo de la pastoral y la ecología. «El papa Francisco, en Laudato si', invita a ver la realidad y rehabilitarla en un horizonte evangelizador donde los pobres descartados, los más dañados del desprecio actual a la casa común, sean el fin de nuestra solidaridad» D. Ángel, es curioso el tema de reflexión elegido para estas jornadas de formación, se sale un poco de los temas habituales, ¿tiene que estar el clero también al día en estos temas de la ecología y de la pastoral? No sólo también sino principalmente, como todo bautizado. El clero tiene que cumplir tres funciones: el culto; la evangelización, anunciar la palabra; y el servicio, el compromiso con los pobres, con los marginados, con los descartados, como señala tanto el papa Francisco. Esas tres dimensiones tienen que formar parte no sólo de la formación del clero sino también de la vida del clero porque es lo que configura su tarea ministerial y está presente en las promesas que hicimos los sacerdotes cuando nos ordenaron, por lo tanto, es una de las tres partes fundamentales de la pastoral y de la vida sacerdotal, de cara a la comunidad, y no olvidemos, de cara a la sociedad. La evangelización mira hacia afuera para venir adentro por lo tanto, tiene que pensar no sólo en el ámbito de la sociedad humana con sus problemas, sino también de la naturaleza, puesto que Cristo ha redimido todo, toda la creación. ¿Cómo definiría en pocas palabras, para nuestros lectores, esa dimensión pastoral de la ecología? El objetivo es ver la dimensión práctica de la pastoral ecológica, es decir, cómo desde la pastoral podemos poner en práctica la relación del hombre de fe con la naturaleza con la creación y con la sociedad. La dimensión práctica de la pastoral consiste en que, en el campo de la ecología, integremos dentro de la vida pastoral, de la catequesis, de la enseñanza, del culto, de la celebración… nuestra relación con las cosas y nuestra relación con la naturaleza, teniendo en cuenta que la ecología no hace referencia solo al cosmos o al mundo natural de los seres vivientes sino también, y principalmente, al mundo de los seres humanos; por eso es llamada ecología integral, porque integra tanto el cuidado de los bosques y el cuidado del aire, como el cuidado de la persona porque todo ello está, como dice el Papa, interrelacionado. Pero D. Ángel, en muchas ocasiones se pone mucho más interés en el cuidado de la creación que en el cuidado de la persona, ¿a qué se debe? Efectivamente, por eso el papa Francisco nos habla de la ecología integral, en la que está todo interrelacionado: el humano con la naturaleza y la naturaleza con los seres humanos. ¿Por qué en la ecología que presentan otros ámbitos de la sociedad y no se tiene en cuenta el nivel de la persona? Pues porque, en gran parte, hay unas orientaciones de la ecología en orden a lo económico; es decir, se busca principal y prioritariamente el bien económico, la producción y el consumo, que es precisamente lo que denuncia el papa en Laudato Si: uno de los grandes problemas ecológicos está en que el hombre se ha convertido en un consumidor. Desde ese punto de vista, a los productores y a los grandes poderes económicos les interesa muy poco la persona en el ámbito del aborto, de la eutanasia, etc., a no ser que eso tenga un objetivo o finalidad económica. Lo estamos viendo en estos momentos con las vacunas que interesan, en gran parte, porque hay un gran negocio detrás de su producción. D. Ángel, si nos pudiera dar tres consejos ante este quinto aniversario de la carta encíclica Laudato si’, aún inmersos en la pandemia del Covid-19, ¿cuáles serían? El primero sería leerla de nuevo despacito e ir escribiendo y subrayando aquello que más llama nuestra atención. Podemos ir recogiendo los interrogantes que nos van surgiendo y después ir buscando las respuestas a dichos interrogantes, que las vamos a encontrar en la encíclica, o preguntarlas a alguien que nos pueda responder. En segundo lugar, regulemos regulemos nuestro consumo; el gran problema, lo dice también el Papa, está en que consumimos excesivamente y a lo loco; tiramos muchos productos y tenemos que consumir racionalmente. Es muy buen ejercicio que llevemos a mano la lista de la compra y no nos salgamos de ella. Y, en tercer lugar, sepamos dónde invertimos. No es lo mismo poner nuestros ahorros en un banco que ayuda a los países más necesitados que en uno que ayuda a potenciar la guerra o que invierte excesivamente en armamento. Entiendo que esto puede ser difícil conocerlo, pero hagamos lo posible para que también nuestro dinero vaya dirigido a un tratamiento de la naturaleza razonable, para eso tenemos que exigir a los bancos que se invierta bien. Esos son los tres consejos que yo diría de cara a un cambio revolucionario en nosotros mismos y en la sociedad. Cinco años de la Laudato si', inmersos en una pandemia, ¿sigue siendo urgente que todos nos concienciemos en el cuidado de la casa común? La pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia la urgencia de la concienciación ciudadana sobre el cuidado de la casa común. El papa Francisco insistentemente ha relacionado, en sus intervenciones en el ultimo año, la pandemia con el cuidado de la casa común: tanto el cuidado del cosmos como el cuidado de las personas. La ecología personal está inserta en la ecología integral. Esta urgencia se manifiesta en el siguiente hecho: las tres fuerzas que más deterioran la casa común son: el comercio de armas y la guerra, el consumo de la droga y el negocio de las medicinas. En este último caso se va viendo en el negocio de las vacunas cuyo gasto ahora proviene del erario común y mañana cada uno tendremos que costear. Una de las soluciones tendrá su origen en la concienciación de los ciudadanos. Ante el fracaso de los poderes en controlar la epidemia y el deterioro de la naturaleza es la sociedad civil la que tiene que actuar. Pero tiene una gran dificultad: los poderes y las redes están anulando la conciencia y lavando el cerebro de los ciudadanos. Por ello, es urgente que en la educación y vida espiritual de los ciudadanos manifestado en gestos como el uso de energías renovables, la racionalización del consumo y la sobriedad como señala el papa Francisco en Laudato Si sean los nuevos ejes de la concienciación de la ciudadanía. La tarea cristiana en favor de la casa común ha de poner al hombre en el centro. Para ello el papa Francisco, en Laudato SI, invita a ver la realidad y rehabilitarla en un horizonte evangelizador donde los pobres descartados, los más dañados del desprecio actual a la casa común, sean el fin de nuestra solidaridad.