NoticiaEntrevistas Juan Carlos Martos: «La vida espiritual se refuerza con la verdad» Juan Carlos Martos, CMF, dirige los Ejercicios Espirituales online para el clero de la Diócesis de Málaga Publicado: 22/01/2021: 21393 EJERCICIOS ESPIRITUALES ON LINE PARA EL CLERO Juan Carlos Martos, CMF (Jaén, 1956) dirige la tanda de Ejercicios Espirituales para el clero que tiene lugar del 25 al 29 de enero, a través de una plataforma online. Tengo la gran dicha de conocerlo desde hace muchos años. Para que nuestros lectores lo conozcan un poquito más, ¿cómo se presentaría? Soy natural de Jaén y, dentro de poco más de un mes, entro en el club de los jubilados, aunque seguiré en el tajo el tiempo que Dios quiera. Soy misionero claretiano. Actualmente resido en Los Negrales (Madrid) y mi dedicación preferente en la actualidad se centra en la formación permanente de misioneros. Eso me abre muchas puertas a distintos escenarios, incluida la diócesis de Málaga. Anteriormente me dediqué sobre todo a la pastoral de los jóvenes y a la formación inicial de misioneros. Ese servicio me dio la oportunidad de vivir durante 12 años en Roma y de visitar muchos países. Una riqueza inmensa… Son muchos los años que lleva ayudando a jóvenes y adultos a hacer un parón en su vida y buscar un tiempo de sosiego en el que ponerla de cara a Dios. ¿Por qué siguen siendo tan necesarios y tan solicitados unos días de Ejercicios Espirituales? Compruebo a menudo que la gente tiene mucha sed de espiritualidad. Creo que todos, de alguna manera, somos buscadores de “algo” que nos proporcione motivos para vivir, para luchar, para afrontar esta aventura que es la vida… Cuando cruzo cualquier conversación, sobre todo con personas desconocidas y de manera casual, el tema religioso salta de alguna manera (en positivo o en negativo) pero en el fondo delata esa sed que todos tenemos de sentido. Les falta conocer dónde está la fuente del agua que les dé vida y recorrer un camino seguro… Es la tarea. Mostrar con mucho respeto que Dios es la Fuente y que Cristo es el Camino. A veces es difícil encontrar unos días en los que dejarlo todo y hacer Ejercicios Espirituales, ¿cómo valora los Ejercicios en el día a día? Es verdad. No todos pueden disponer de espacios y escenarios adecuados para el encuentro consigo mismo y con Dios. Pesan mucho los condicionantes económicos, laborales y familiares en quienes muestran interés en encontrarse consigo y con Dios (se le llame como se le llame). La urgencia de encontrar “oasis” (llámese Ejercicios en la vida cotidiana o con otra denominación) es muy antigua. Y la valoro mucho. Y contamos con formas pedagógicas para realizarlo que tienen solera y eficacia. No están popularizadas, es verdad… Pero, a mi entender, no habría que olvidar también algo que considero esencial: Hacer un camino espiritual con otros. No a solas. La privatización de la experiencia espiritual ha dado ocasión a equívocos y errores que hemos pagado. Son muchas las propuestas que los Misioneros Claretianos, congregación a la que pertenece, ofrecen para cuidar la oración y la vida espiritual de todo cristiano (en misiones populares, campamentos y colonias de verano, escuelas de oración parroquiales, pascuas…) ¿Brota de vuestro carisma? En efecto, brota del carisma (=don vocacional) que hemos recibido. El carisma une dos cosas: un talento que Dios concede y una necesidad de los hermanos a la que hay que atender. Como misioneros, estamos urgidos a “dar de comer” a los “hambrientos de nuestro mundo”. Y, ya nos dijo Jesús que no solo de pan viven el hombre. Los misioneros claretianos ofrecemos una modesta aportación para dar ese “pan bueno” y ese “vino de la mejor calidad” que es el Evangelio. Este año dirige de forma online, por las circunstancias de la pandemia, unos Ejercicios para el clero de Málaga. La pandemia ha despertado la creatividad para poder atender lo realmente importante, ¿no es así? En efecto. Creo que sacar lo positivo de las circunstancias adversas es de sabios. Estamos tratando de transformar las dificultades en ocasión de creatividad. Este es un caso. Personalmente yo me siento un “inmigrante digital” y no me hubiera atrevido a meterme en estas historias si las circunstancias no lo hubiesen provocado… Se comprueba una vez más que la creatividad tiene dos fuentes de abastecimiento: El aburrimiento o la necesidad. ¿Cómo dejarlas pasar? Es miembro del equipo coordinador de La Fragua, un período de renovación espiritual y misionera que realizan los Misioneros Claretianos más o menos hacia la mitad de camino de la andadura religiosa. ¿Qué tiene esta experiencia que tanto marca a quienes pasan por ella? Llevo unos cuantos años dedicado a esta tarea. La hemos ampliado últimamente también a los mayores (de 70 años en adelante). Hoy hay una urgencia por el tema de la formación permanente. El desgaste de la vida misionera exige para por una especie de ITV, de puesta al día. El activismo y el secularismo nos agotan y destrozan…, si no ponemos remedio. La necesidad de formación permanente se ha puesto más en boga en estos últimos años por los abusos denunciados y todo lo que eso ha supuesto para todos… Pero, aunque no se hubieran dado y todo fuera “normal”, como decimos entre nosotros: “Sin formación permanente… frustración permanente”. El crecimiento en todos los órdenes es una ley de vida. Esta pandemia nos ha cambiado a todos, ya sea en un sentido o en otro, ¿cómo podemos aprovechar esta oportunidad para revitalizar nuestra vida espiritual? La vida espiritual se refuerza con la verdad. La pandemia nos ha obligado a muchos a hacer un camino de la superficialidad (consumismo, disfrute a cualquier precio, presentismo…) a la verdad… De sopetón nos hemos enfrentado a la fragilidad, a la vulnerabilidad, a ver que la muerte es un horizonte más cercano del que nos pensamos… y a hacernos preguntas de sentido, de fondo. Solo hace preguntas el que anda a oscuras, solo busca el que se siente perdido, solo pide quien se ve necesitado… Ese es precisamente el umbral de una vida con sentido. Ahí se sitúan muchos de nuestros prójimos… Y con ellos queremos hacer camino. Se trata de acompañar, sostener, consolar, confortar, escuchar la Palabra de Dios, reconocer su presencia… Muchas gracias por atender nuestra llamada. Agradezco la invitación que me hacéis a compartir este rato… El conocimiento mutuo nos ofrece la oportunidad de enriquecernos con la amistad, la fe común y los dones mutuos. Muchas gracias por abrirme esta puerta.