NoticiaEntrevistas Ana Lara: «La Escuela Teológica crea familia» Publicado: 24/11/2020: 20550 ESCUELA TEOLÓGICA SAN MANUEL GONZÁLEZ Hace 23 años nació la sede de la Escuela Teológica San Manuel González en Ronda, y ese mismo día llegó a ella Ana Lara Orozco, quien ha sido su directora durante los últimos 14 años. Tras su marcha, nos habla de lo que ha supuesto esta experiencia para su vida de fe ¿Cómo fueron sus inicios en esta sede de la Escuela Teológica? En el año 1997 se puso en marcha esta sede de la Escuela Teológica, para prestar este servicio de formación a los fieles del arciprestazgo de Ronda, y a mí me invitaron a colaborar con la dirección, que recaía en los sacerdotes de la zona, quienes siempre tuvieron en mí un gran apoyo, ayudaba en todo lo que podía. En 2006 se me propuso llevar la dirección y la verdad es que me pilló por sorpresa y me daba mucho respeto pues no es lo mismo estar al lado de otra persona que lleva la responsabilidad que tomarla tú. Así que, retomando todo lo que aprendí durante los años anteriores y dejándome llevar por el soplo del Espíritu que, a pesar de todas las dificultades, siempre me ha guiado, dije que sí y hasta ahora que tomé la decisión de dejar el testigo a otra persona, que seguro tendrá mucho que aportar. Así que han sido casi 24 años. Y, ¿qué le ha aportado, personalmente, estos 23 años de servicio? Quizás pueda parecer que estar al frente de un centro de este tipo es un cargo con el que mucha gente aprende de ti, pero nada más lejos de la realidad. Es cierto que, en el día a día hay que estar muy pendiente de la gestión y del correcto funcionamiento de la Escuela, pero la dimensión humana que hay detrás es mucho más importante, fundamenta todo lo demás. El engranaje de la Escuela tiene sentido para los alumnos, los monitores y los profesores, todos ellos tienen mucho que aportar, y de todos ellos me llevo mucho para mi crecimiento personal y para mi fe porque son vivencias, experiencias, conocimientos que, de una forma o de otra, nos acercan a Dios y a los demás. En ese sentido, me siento una privilegiada tanto por lo que he recibido como por lo que pueda haber ayudado a los demás, a que todo fluyera desde la responsabilidad que se me confió. Desde su experiencia, ¿qué aporta la Escuela Teológica a los alumnos que pasan por ella? Todos sabemos que la formación y el conocimiento son importantes. La Escuela ayuda mucho a acercarnos más a Dios, a través de la Biblia y del Magisterio de la Iglesia, pero no es solo cuestión de saber, sino que también se trata de alimentar nuestra fe, dejar que Dios entre en nuestros corazones y descubrir qué es lo que quiere de nosotros. La metodología del ver, juzgar y actuar que es la que sigue la Escuela Teológica, hace que los alumnos no sean meros espectadores, sino que alimenten su fe y su conocimiento, a la vez que enriquecen sus vidas y las iluminan. Y todo ello les lleva al cambio de ellos y de la sociedad. Ana, su servicio dentro de la Iglesia es mucho más amplio, pues fue nombrada por el Sr. Obispo para prestar asistencia religiosa católica en el Hospital Comarcal de Ronda. Así fue, en 2014 se me pidió ese nuevo servicio en el Hospital. Al principio me asustaba las situaciones que me pudiera encontrar de dolor y de sufrimiento, incluso de quienes se estén enfrentando a sus últimos días de vida, pero es en esos momentos en los que Dios está presente; son ocasiones en las que, aunque nos cueste entenderlas y aceptarlas, está Dios de forma especial y nos sostiene con su mano; ahí podemos encontrar plenitud en la vida y alivio en nuestro sufrimiento. Para mí ha sido un gran crecimiento, especialmente por si les he podido ayudar a hacer presente a Dios en ellos que, al fin y al cabo, es la tarea más importante que se me podía encomendar, el que en mí sintieran que Dios estaba con ellos y entre ellos. Esa experiencia ha sido vital para mí, aunque tuviese un comienzo doloroso y trabajoso, terminé viviéndolo con una satisfacción enorme. ¿Qué consejo daría a nuestros lectores que se planteen matricularse en la Escuela Teológica el próximo curso? Les animo a que comiencen abriendo el corazón y la mente a todo lo que sea formación, porque yo creo que el Espíritu Santo les dará la fuerza y la capacidad para llevarlo adelante. No se asusten ni duden de su capacidad para llevar adelante la Escuela. Allí se profundiza en el conocimiento de la Biblia y de los fundamentos del cristiano, pero con el único propósito de ayudarnos a vivir nuestra propia fe de una forma más madura, más intensa y más coherente. Se trata de acercarnos más a Dios para entender su plan para nosotros y nuestras vidas, claro está, cada uno con sus particularidades. Así que, yo animo a todos porque, quienes comienzan, después de las dos o tres primeras semanas están llenos y satisfechos. Por cierto, ¿se emocionó mucho con el acto de despedida que le organizaron? ¡Por Dios, para mí fue más de lo que yo me pudiera imaginar! Fue una muestra de cariño desbordado. Una intenta hacer las cosas desde la sencillez y la humildad y ver que tanta gente da tanto valor a tu aportación y te lo manifiestan en un día tan importante como la clausura y apertura de curso, me emociona profundamente. Recuerdo cada detalle, desde las palabras cariñosas del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, que siempre ha dado mucha importancia a la Escuela; hasta el afecto sincero de D. Gabriel Leal, tantos años al frente de la Escuela Teológica y con quien he trabajado codo con codo muchos años; sin olvidar al arcipreste José Luis Pastor y un grupo numeroso de sacerdotes del arciprestazgo, siempre atentos y respondiendo a las llamadas de la Escuela, los profesores y los monitores que tanto entusiasmo ponen en la entrega de su conocimiento y su tiempo; la gran cantidad de alumnos, que son el alma y la alegría de la Escuela… y tampoco quiero olvidarme de mi familia, que han sido siempre un apoyo para que pudiera ejercer este y otros servicios, sin ellos no hubiera sido posible. Al final descubres que la Escuela crea familia y, cada año, esta familia, va creciendo más y más. La despedida hizo aflorar en mí gratitud a Dios y a cuantos ha puesto en mi camino, fue un regalito que el Señor me tenía reservado: gracias, gracias y gracias.