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Dos sacerdotes malagueños, en el Curso de Actualización Sacerdotal en Roma

Publicado: 13/05/2024: 1540

Formación

Se trata de un espacio de formación permanente que organiza el Pontificio Colegio Español de Roma. Desde el 9 de abril y durante tres semanas, veinticinco sacerdotes procedentes de diecisiete diócesis españolas, entre ellos dos malagueños, han participado en el XXXIV Curso de Actualización Sacerdotal, un curso para actualizarse teológicamente y descansar, de modo que puedan regresar a su actividad pastoral con renovado entusiasmo.

De Málaga han acudido Antonio Eloy Madueño, director del Departamento para la Causa de los Santos, arcipreste de San Patricio y párroco de María Madre de Dios y Francisco Baquero, párroco de San Pedro Apóstol y Santiago, en Antequera. El grupo de sacerdotes era muy variado y varios de ellos celebran este año sus bodas de plata sacerdotales, como Madueño, que lo hace el 18 de septiembre. Para él, este curso ha sido un «redescubrir y darle importancia a la formación permanente, que forma parte de nuestra vida sacerdotal, para, desde ahí, ir haciendo un recorrido desde la Palabra de Dios, especialmente sobre la Eclesiología del Vaticano II, sin la cual no se puede entender este proceso de sinodalidad en que estamos inmersos; la Teología Espiritual, que imparte Alfonso Crespo; y ahondar en temas como la relación de la Iglesia con el Islam, tan necesario hoy, o la Cristología o la Moral. También el tema de la protección ante los abusos, la afectividad en nuestra vida sacerdotal… Un elenco muy amplio, pero que responde a nuestra vida. La formación permanente forma parte de nuestra vida sacerdotal y es necesaria, primero, como discípulos y luego, para avanzar en la misión para ser misioneros del Buen Pastor».

Francisco Baquero, por su parte, lleva 26 años ordenado. Para él, «Hemos podido repasar y actualizar la formación que tenemos, desde la Moral a la Espiritualidad, la Pastoral… Y se nos ha insistido en la necesidad de que esa formación sea continua, y que vaya acompañada de un plan de vida del sacerdote. A cualquier sacerdote que haya hecho ya las bodas de plata, con más de 20 años de sacerdocio, se lo recomiendo. Que se lo plantee al Obispo o al delegado para el Clero. Creo que es una experiencia que todos los sacerdotes deberían tener».

El rector del Colegio Español, Carlos Comendador, explica que «este curso ofrece un programa de formación integral y se lleva a cabo en un ambiente de fraternidad sacerdotal junto con los sacerdotes que viven aquí durante el año académico». La dimensión académica se desarrolla a través de más de 50 horas lectivas para tratar cuestiones actuales de Sagrada Escritura, Teología, Espiritualidad, Derecho canónico…  Para ello se echa mano de profesores que enseñan en los diversos centros eclesiásticos de Roma, y entre los que se encuentra también el malagueño Alfonso Crespo. El curso cuida también la dimensión espiritual con el rezo conjunto de la liturgia de las horas, la concelebración de la Eucaristía y una mañana de retiro espiritual. Como explican desade el Colegio Español, «el primer encuentro de actualización tuvo lugar en 1988. Después de la beatificación de Manuel Domingo y Sol, fundador del Colegio español, se pensó en dar continuidad a esta celebración poniendo en marcha una oferta de formación para sacerdotes españoles. Con esta XXXIV edición han participado ya 1139 sacerdotes».

Madueño destaca especialmente la convivencia que este curso ofrece a los sacerdotes. «La dinámica que han llevado a cabo los Operarios Diocesanos, que son los encargados del Colegio Español en Roma, ha sido muy acertada porque ha permitido el conocimiento de la vida de los ministerios de cada uno de nosotros, lo que hizo estrechar los lazos, la fraternidad. Es una experiencia que recomiendo a todos mi compañeros».

Es también una de las cosas más valoradas por Francisco Baquero. «Éramos unos 80 curas conviviendo, porque a los del curso se unían, en el Colegio Español, los estudiantes que se encuentran allí ahora mismo». En cuanto a los efectos, Baquero valora mucho la oportunidad«de desconectar un poco, renovar en todos los aspectos: el intelectual, el espiritual y el pastoral. Y sobre todo, retomar ahora, al regreso, la pastoral otra forma diferente», cuenta.

El programa incluyó visitas especiales, como la realizada al Dicasterio para el Clero de la Santa Sede, a las Catacumbas de Priscilla, a las Basílica de San Pedro, a la ciudad de Asís, y la participación en la Audiencia General del 17 de abril, que los sacerdotes participantes en el curso pudieron vivir muy cerca del Papa, con quien luego departieron y se hicieron una fotografía.

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Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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