NoticiaSantos Benaoján acoge la presentación de una obra sobre el sacerdote llamado el santo de Pizarra Publicado: 06/08/2021: 11154 Testigo de la fe La parroquia de Nuestra Señora del Rosario, en Benaoján, acogió el domingo 5 de septiembre la presentación del libro “José Moreno Fernández. El santo de Pizarra”. Se trata de una obra editada por el Departamento para la Causa de los Santos del Obispado de Málaga; escrita por el historiador Pablo Benítez, natural de Benaoján; y prologada por el párroco del pueblo, José Villasclaras. En la presentación participaron el arcipreste de Ronda y Serranía, José Luis Pastor, y el párroco de Pizarra Hermán Marcel Lunar. «El libro que presentamos recoge la biografía de José Moreno Fernández, un sacerdote diocesano que falleció prematuramente cuando se encontraba destinado en el municipio de Benaoján», explica el autor, Pablo Benítez. Sus restos se encuentran enterrados en el templo parroquial y su muerte tiene mucho que decir a los cristianos del 2021 pues, como explica el autor, «la muerte le sobrevino en un ambiente muy parecido al que vivimos hoy: un ambiente de pandemia, en concreto la de la gripe española hace ahora un siglo, pues falleció en 1920. Esta obra recoge, además de sus datos biográficos, un pequeño estudio sobre el pensamiento religioso del sacerdote que hemos podido abordar gracias al análisis de numerosos artículos periodísticos en los que este párroco de pueblo expresa sus reflexiones». El director del Departamento para la Causa de los Santos, el sacerdote Antonio Eloy Madueño, ha aportado a la obra una introducción sobre la santidad, a la que todos estamos llamados por nuestra vocación bautismal. José es un “testigo de la fe” recogido por el Departamento para la Causa de los Santos por ser «una persona que se ha distinguido en sus obras y acciones, y que roza virtudes de santidad», explica Pablo Benítez. Biografía José Moreno Fernández, sacerdote diocesano de Málaga, nació en Pizarra el 8 de febrero de 1892. Falleció prematuramente el 27 de agosto de 1920 en Benaoján, donde era párroco regente, con apenas 28 años de edad. Se dirá de él que había llevado una vida santa y que dejó el mundo terrenal como mueren los santos. El tránsito a la casa del Padre fue descrito por san Manuel González como de “belleza sobrenatural”.