NoticiaMedalla Pro-Ecclesia Malacitana «El día en que me iban a entregar la Medalla, volví a nacer» Alfonso Bravo recibe la Medalla Pro Ecclesia Malacitana en la parroquia de San Gabriel, en Málaga Publicado: 28/07/2020: 9707 MEDALLA PRO ECCLESIA MALACITANA El 25 de enero estaba previsto que Alfonso Bravo García, feligrés de la parroquia de San Gabriel, en Málaga, recibiera la Medalla Pro Ecclesia Malacitana concedida por el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, por su gran generosidad y por su entrega dedicada a la parroquia. Ese mismo día, unas horas antes de la celebración prevista, Alfonso se encontraba ingresado en el hospital, al borde de la muerte. Cinco meses después, rebosante de alegría y agradecimiento, ha recibido un sentido homenaje en la parroquia, guardando, eso sí, todas las medidas de seguridad. Alfonso, ¿cómo ha vivido la entrega de la Medalla Pro Ecclesia Malacitana? Ha sido muy emotivo para mí pues, el mismo día en que iba a tener lugar la entrega, el 25 de enero, festividad de la conversión de san Pablo, estaba yo a punto de morir. Este 11 de julio lo vivió con una gran alegría y agradecimiento a la Iglesia y al Sr. Obispo. Además, en la entrega estuvieron, por supuesto, el actual párroco, D. José Ferrary, que es una gran persona y está volcado en su feligresía, y el anterior párroco, D. Lorenzo Orellana, con quien trabajé muchísimo en la parroquia. Fue una gran alegría tenerlos a los dos en un momento tan emocionante; y compartir ese día con mi esposa Ángela, mi hija, yerno y nietos. ¿Desde cuándo es feligrés de esta parroquia? Vivo en el barrio y es mi parroquia desde hace más de 21 años. He llevado la economía de la parroquia, Cáritas y el archivo. Cada mañana, allá que estoy desde las 10.00 a las 14.00 horas y las tardes que haga falta, también. La parroquia es para mí como mi segunda casa. Siempre sigo las normas de los distintos párrocos e intento hacer las cosas lo mejor posible. Sé que mi misión es servir en lo que sea necesario y lo hago de corazón y con mucho cariño. Por eso, cuando me entregaron la Medalla, se me cayó encima el cielo y me emocioné de ver la delicadeza con la que hablaron de mí. La amistad con mis curas es muy grande. Cuando se aún se estaba recuperando en casa, llegó el confinamiento, ¿cómo lo ha vivido? En realidad, mi confinamiento comenzó en febrero, efectivamente. Cuando se comenzó a poder salir a la calle, mi paseo diario era para hacer una visita al Señor por la mañana. Ahora he retomado mi vida parroquial, siguiendo todas las medidas de seguridad y distanciamiento. ¿Cuál es su acción de gracias a Dios después de todo lo vivido? Le doy gracias a Dios porque he vuelto a nacer. La fecha de la entrega de la Medalla no la voy a olvidar en la vida. La parroquia es para mí lo más importante y le pido a Dios que se acuerde de mí y pueda ver a mis nietos recibir la comunión por primera vez.