NoticiaEntrevistas María José Barrado: «Desde que me pusieron la medalla no me la he quitado» María José Barrado recibe la medalla de manos del Vicario General Antonio Coronado Publicado: 12/06/2019: 13831 María José Barrado es feligresa de la parroquia del Santo Ángel, en Málaga capital, desde hace 15 años. Esta madrileña de 78 años recibió recientemente, de manos del vicario general Antonio Coronado, la Medalla Pro Ecclesia Malacitana por su gran generosidad y su entrega dedicada a la parroquia ¡Felicidades por la Medalla concedida! ¿Cómo fue su llegada a la parroquia? Soy de Madrid y me vine a Málaga hace 15 años, después de quedar viuda. En este tiempo he conocido a cuatro párrocos distintos (José Carretero, Antonio Collado, Francisco Castro y ahora José Diéguez), todos ellos maravillosos. Mi parroquia es para mí una bendición. Mi labor en estos 15 años es estar al servicio, en lo que sea necesario, desde la liturgia a la atención de las personas que llegan a la iglesia. Es mi manera de servir al Señor, para mí es una satisfacción muy grande poder hacerlo. ¿Qué sintió cuando la llamaron en la Eucaristía del domingo 5 de mayo para entregarle la Medalla? No me esperaba absolutamente nada. Todas mis amigas lo sabían, pero no me dijeron nada. Es más, cuando el vicario general llamó a una “María José”, yo pensaba que era a otra María José de la parroquia, que la llamaban para algo. Cuando dijeron mis apellidos sentí tal emoción que no podía ni hablar. Y todavía no me lo creo. Lo único que salía de mi boca era la palabra “gracias”. D. Antonio Coronado me dijo que podía llevar puesto el alfiler de la Medalla y desde entonces la llevo puesta y no me la he quitado. Ha sido una alegría muy grande para mí. Además del alfiler me han regalado un diploma muy bonito y una placa preciosa. Y hasta me han hecho una canción. Me la cantaron en los salones parroquiales, mientras compartíamos un ágape. Es que no me lo creo. Llamé a mis hijos, que no viven aquí, y les envié fotocopias de todo lo que me habían regalado. ¿Dónde viven sus hijos? Tengo dos hijos. El mayor, José Manuel, vive en Mallorca y tiene un hijo de dos años. El pequeño, Daniel Alejandro, vive en París y tiene un hijo con 12 años. Llevo 16 años viajando a París para visitarlos. Ahora es más fácil comunicarse con los teléfonos tan modernos. ¿Qué significa para usted formar parte de esta comunidad parroquial? Cuando murió mi esposo, estuve un año que no quería ir a ningún sitio. Me costó mucho asentar de nuevo mi vida hasta que apareció el párroco D. José Carretero, y fue una gran ayuda. La iglesia es como mi segunda casa por eso estoy pendiente de todo lo que se me encarga e intento que no se me olvide nada, que con la edad va perdiendo una la memoria (se ríe). ¿Qué lugar ocupa el Señor en su vida? El Señor es el primero porque, si no es por Él, no hubiera levantado la cabeza después de la muerte de mi marido. Estábamos muy unidos y era una persona excelente. Estuvimos casados 42 años. Se llamaba José Manuel, como mi hijo mayor. Por lo que cuenta, la Medalla fue una gran sorpresa para usted, ¿cuál es su acción de gracias a Dios? En primer lugar, gracias por haber conocido al Señor y a la Virgen, mi Madre. Los santos conmigo deben estar aburridos porque no hago nada más que pedir, aunque luego también les dé las gracias. Gracias a Dios, que me da la fuerza, estoy viviendo una viudez sin una persona querida al lado, mis hijos están lejos y me falta mi otra mitad. Al Señor le doy gracias por haber conocido a mi marido, por los años que hemos vivido juntos, por los hijos y nietos que tengo, y eso es para mí una bendición.