NoticiaEntrevistas Francisco Lorenzo: «Estamos llamados a no abandonar al hermano» Francisco Lorenzo (a la izquierda), director del Área de Desarrollo Social de Cáritas, junto a Sebastián Mora, ex-Secretario General de Cáritas Publicado: 24/04/2018: 22960 El próximo 5 de mayo tendrá lugar, en la Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología, la XXV Asamblea Diocesana de Cáritas bajo el lema “Cáritas en salida: nuevos retos”, y la ponencia central correrá a cargo de Francisco Lorenzo (Madrid, 1972), director del Área de Desarrollo Social de Cáritas Española. “Cáritas en salida: nuevos retos” es el lema de la Asamblea, ¿cuáles son esos nuevos retos? Los retos en realidad no son “tan nuevos” ya que tienen que ver con nuestro modelo de sociedad; un modelo “mercantilizado”, que nos invita al individualismo, con un claro carácter hedonista en el que parece tener más importancia la imagen que el contenido y en el que todo (objetos, valores y relaciones personales) parece tener una fecha de caducidad. Tal y como se recoge en la instrucción pastoral “Iglesia, servidora de los pobres” vivimos en la cultura de la inmediatez, donde se niega la primacía de la persona mientras que se ensalza la técnica como solución para todo. El papa Francisco recuerda continuamente que quiere una Iglesia en salida ¿qué podemos hacer para seguir sus palabras? ¿Qué propone Cáritas? Frente a las amenazas mencionadas, la propuesta del Evangelio que nos recuerda el papa Francisco es clara: frente a la mercantilización, apostar por las personas y especialmente por las que más sufren y que son “menos rentables”; frente al individualismo, la comunidad; frente al hedonismo, el sentido vital y la conversión; frente a la sociedad de la imagen, Cáritas debe apostar por lo significativo y por encarnar experiencias realmente transformadoras; frente a la caducidad, la apuesta por el desarrollo integral del que se nos habla en Populorum Progressio. En resumen, como Cáritas nos sentimos llamados a no abandonar al hermano, a desvelar lo oculto, a imaginar lo imposible y construir comunidad. Los efectos de la crisis están haciendo que la pobreza se esté extendiendo e intensificando en nuestro país ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros? La crisis nos ha obligado a «no ignorar» el sufrimiento de muchas personas. Ahora corremos el riesgo de que el cambio de ciclo económico nos haga dar por cerrada la crisis olvidándonos definitivamente de los que aún siguen padeciendo las consecuencias de la misma. O incluso de aquellos que ya estaban en situación de pobreza antes de que llegara la crisis. En este sentido comprender y no ocultar las debilidades de nuestro modelo es el primer paso para cambiarlo. A partir de ahí, de nosotros se espera anuncio, denuncia y testimonio. Cuando se le pregunta a los ciudadanos de a pie, todo el mundo dice que quiere una sociedad más justa e igualitaria, pero ¿estamos dispuestos a implicarnos para conseguirlo? Cuando llegamos a un atasco, nos preguntamos qué hacen todos ahí sin analizar que nosotros somos (para los que vienen atrás) también parte de ese atasco. ¿Somos conscientes de que con cada una de nuestras decisiones avalamos o cuestionamos el modelo de sociedad en el que vivimos? Solo desde un análisis serio y desde nuestro discernimiento a la luz del Evangelio podemos evitar ser seducidos por un modelo que frecuentemente cuestionamos. ¿Cuál es el papel de las familias en nuestra sociedad? Es un papel fundamental: como espacio afectivo primordial, como transmisora de valores, como lugar para aprender a construir comunidad… En los momentos más complicados –así lo hemos vivido en esta última crisis– la capacidad de resiliencia y de protección que ha demostrado la familia ha sido evidente; muy por encima del apoyo que han podido prestar los Servicios Sociales públicos o incluso entidades como Cáritas. Resulta paradójico que en términos de políticas públicas, la familia esté insuficientemente protegida. Es una debilidad que no nos podemos permitir.