NoticiaSantos Los mártires de Málaga llaman a la santidad Monumento en memoria de los mártires de la persecución religiosa en Málaga ubicado en el Seminario // S. FENOSA Publicado: 30/10/2017: 12368 CARTA ABIERTA. Antonio Eloy Madueño, director del Departamento de la Causa de los Santos y rector del Seminario de Málaga, ante la fiesta del 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos. Desde el siglo II siempre fue el Pueblo de Dios el que proclamó la santidad de un cristiano, bien por haber sufrido el martirio, bien por haber dado testimonio de Jesucristo con toda su vida. Esto es lo que se denomina “fama de santidad” o “fama de martirio”, dependiendo de si la muerte hubiese sido martirial o no. La jerarquía lo que hace es juzgar si esa fama de santidad es verdadera o no. ¿En qué consiste esta fama de santidad? En primer lugar en que la misma esté difundida entre la mayor parte de las gentes de un determinado lugar; ha de nacer de personas creíbles y debe ser espontánea, es decir, no provocada por medios artificiales e interesados. Esta fama de santidad debe conducir a los fieles a la imitación y devoción del Siervo de Dios en el seguimiento a Jesucristo. El concepto de “martirio”, referido a los santos y a los beatos mártires, ha de entenderse, de acuerdo con la enseñanza de Benedicto XIV, «como el voluntario sufrimiento o tolerancia de la muerte, por la fe en Cristo o por otro acto de virtud referido a Dios». Esta es la enseñanza constante de la Iglesia. En nuestra diócesis, al hablar de los sacerdotes, seminaristas, religiosos y laicos mártires, lo hacemos en un sentido amplio, pues sus amigos, familiares y contemporáneos así los consideraron. Ciertamente quienes los trataron y conocieron los hechos cercanos a su muerte los tienen por testigos de Jesucristo, que han derramado su sangre por Él. Otro dato importante es la reacción o respuesta que el testimonio de martirio provoca en la actualidad. Desde el Departamento de la Causa de los Santos de Málaga, descubrimos, cómo muchas personas en la actualidad, al conocer la historia del martirio, nos solicitan más información. Se sienten alentados y animados a seguir con más fidelidad a Jesucristo, a sobrellevar las contrariedades sufridas por Él, es decir, son evangelizados por “nuestros mártires”, pues siendo hombres y mujeres de otro tiempo, por su identificación total con Jesucristo Crucificado, nos ayudan a no “apartarnos del amor de Cristo” (cf. Rm 8,35), a “estar alegres cuando compartimos los sufrimientos de Cristo”(cf. 1Pe 4,13) a “alentar a los demás en cualquier lucha” (2Cor 1,4), a “permanecer fieles en medio de muchos padecimientos” (Jdt 8,23) para “llegar a ser amigo de Dios” (Jdt 8, 21b-23) pues, “nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15,13).