Noticia «No se puede hablar de evangelización sin comunión» Publicado: 26/09/2016: 8594 La Diócesis de Málaga emprende un nuevo curso en el que, como en años anteriores, se fija una serie de prioridades pastorales. El vicario general, José Ferrary, repasa para DiócesisMálaga estas líneas de actuación cuyo objetivo final no es otro que el propio de la Iglesia: la evangelización. En palabras del vicario, no obstante, «no se puede hablar de misión evangelizadora si no se consolidan los lazos de la comunión eclesial». «A los jóvenes, les digo: "implícate en tu parroquia"» En este inicio del curso pastoral, el vicario general, José Ferrary, afirma que «tenemos que sentirnos todos parte de una misma Iglesia en comunión con nuestro Obispo. A muchos jóvenes que vienen a misa, y no dan el paso, les digo: “Implícate en tu parroquia. Te necesita”». Para él, la parroquia es el «vehículo del cristiano de a pie», la «comunidad de comunidades» en la que poder trabajar este año las tres prioridades pastorales marcadas por la Diócesis. Tras la presentación en el encuentro de inicio de curso del clero malagueño, el documento, que recoge las líneas principales que la Iglesia de Málaga se marca para el presente año, se irá estudiando en los diferentes ámbitos de trabajo diocesano: parroquias, asociaciones, delegaciones... En este documento se apuntan dos objetivos principales: evangelización y comunión. Para el vicario, «la Iglesia es, ante todo, un misterio de comunión: una unidad que se expresa y se realiza en la comunión de fe en la Palabra de Dios y se encuentra sostenida por la gracia de la Eucaristía y los demás sacramentos. El Pueblo de Dios vive esta unidad asumiendo la diversidad de ministerios, carismas y funciones que el Espíritu suscita en su seno. Toda esta pluralidad siendo una riqueza de la Iglesia se desvirtuará, anulará o será un obstáculo si no se vive como aportación a la unidad, como enriquecimiento a la comunidad única y unida. La diversidad reclama comunión». «No hay que olvidar –continúa Ferrary– que, en cada Iglesia particular, la animación, formación, comunión y cooperación misioneras han de ocupar el puesto central dentro de la pastoral diocesana. Así mismo, deberá ser prioritario para cada persona y para cada comunidad local. La responsabilidad por tanto es de todos y de cada uno en la Iglesia. Expresión de esta conciencia eclesial –concluye– es la vertebración de todo el conjunto de la Iglesia diocesana en torno al obispo y su presbiterio. Las prioridades pastorales son necesarias para promover la unidad pastoral, por ello será imprescindible la coordinación de la actividad de las parroquias tanto en el marco de los arciprestazgos como con las diversas delegaciones existentes». Prioridad Pastoral I. “Acompañar, discernir e integrar en una pastoral misionera desde la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium” Son ya tres los años en los que la Diócesis ha venido trabajando la Evangelii gaudium como una de sus prioridades pastorales. Según el vicario general, «A la luz del camino ya recorrido, seguimos mirando con esperanza al futuro. Queda aún mucho por hacer, ampliando los horizontes y recogiendo los nuevos desafíos que la realidad nos presenta y por eso seguimos con esta primera prioridad, ya trabajada anteriormente. En este contexto no olvidamos que, siguiendo las palabras de la exhortación en el número 47, la Iglesia está llamada a tomar conciencia de la necesidad de ser “la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”; por ello, como se afirma en nuestras prioridades debemos vivir un proceso de conversión pastoral, misionera, que tiene que nacer de todos nosotros y en la que todos nos veamos implicados, por ello seguimos profundizando en la exhortación al cobijo de tres verbos: acompañar, discernir e integrar». Prioridad Pastoral II. “Perspectivas para la renovación de la pastoral familiar a la luz de la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia” Según José Ferrary, «debemos reconocer que es necesario acompañar a los novios en este camino que conduce al matrimonio. Es importante promover la pastoral familiar de diversos modos, tanto a través de la familia cristiana como por medio de diversos recursos pastorales. Entre los diversos recursos, efectivamente, se ha de revisar el actual sistema establecido de catequesis en orden al matrimonio». Es importante –continúa– ofrecer una preparación remota a los novios, de modo que les ayuden a madurar el amor que se tienen con un acompañamiento cercano y testimonial. Como dijo el papa Francisco “aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa ni puede ser el objetivo de un breve curso previo a la celebración del matrimonio. En realidad, cada persona se prepara para el matrimonio desde su nacimiento” (AL 208). El matrimonio en el Señor –señala– no se puede ni plantear como un ideal ético, ni utópico, ni como una costumbre o tradición, sino como una vocación; y como toda vocación tiene que ser discernida y alimentada por motivaciones humanas y cristianas permanentemente. Por eso, los contrayentes deben acudir al mismo suficientemente preparados». En el ámbito de la familia, también va a jugar un papel importante el Tribunal Eclesiástico, recientemente remodelado. Para Ferrary, «se pretende que haya un talante diferente a la hora de acoger las causas de nulidad matrimonial, que pasa fundamentalmente por la expresión de esa Iglesia que es madre. Se trata de que las causas se aceleren y no se enquisten, incluso utilizando un procedimiento abreviado cuando sea posible». Prioridad Pastoral III. “Impulsar la Pastoral Vocacional” Para el vicario general, «la pastoral vocacional es siempre una prioridad en la Iglesia y especialmente en lo referido al ministerio sacerdotal: la necesidad de presbíteros es vital para la Iglesia. Por ello, debemos hacer todo lo posible para contrarrestar la falta de vocaciones que estamos padeciendo. En nuestra Diócesis podemos comprobar cómo va aumentando la edad media del clero y de los consagrados mientras que son pocos los que se ordenan, ello trae como consecuencia la ausencia de una presencia más serena y eficaz del sacerdote en su, o sus, parroquias. La pastoral vocacional –apunta Ferrary– debe dar un giro, establecer una propuesta a los niños, jóvenes y adultos, y ayudarlos a descubrir un proyecto de auténtica vida cristiana, es decir, a descubrir y vivir su vocación. Para ello, es importante la figura del sacerdote que debe empeñarse en “suscitar” vocaciones sacerdotales entre los jóvenes de su entorno, a los que acompañan o dirigen espiritualmente. Para nuestra Diócesis, la declaración de la santidad de D. Manuel González debe servirnos para actualizar no sólo el conocimiento de su persona y su obra sino también para que, con su ejemplo, revitalicemos nuestro amor a Cristo Eucaristía; así crecerá, bien fundamentada, nuestra preocupación por la formación de los sacerdotes y el trabajo sin descanso en favor de las vocaciones».