Son muchas las personas anónimas de la diócesis que, haciendo caso a las palabras del papa Francisco: «El hombre cae y se equivoca y la Iglesia debe buscarlo, acogerlo y acompañarlo», no sienten la soledad gracias a su fe.

Cuatro millones de españoles sufren la soledad, según afirma un reciente estudio dirigido por Juan Díez Nicolás, premio Nacional de Sociología, titulado “La soledad en España”. La Iglesia no es ajena a esta situación como puso de manifiesto el papa Francisco durante la Misa de apertura del reciente Sínodo Ordinario para la Familia, celebrada en la basílica de San Pedro.

Concretamente, las palabras del obispo de Roma fueron: «La soledad, el drama que aún aflige a muchos hombres y mujeres. Pienso en los ancianos abandonados incluso por sus seres queridos y sus propios hijos; en los viudos y viudas; en tantos hombres y mujeres dejados por su propia esposa y por su propio marido; en tantas personas que de hecho se sienten solas, no comprendidas y no escuchadas; en los emigrantes y los refugiados que huyen de la guerra y la persecución; y en tantos jóvenes víctimas de la cultura del consumo, del usar y tirar, y de la cultura del descarte» y reiteró que «la Iglesia debe buscarlo (al hombre contemporáneo), acogerlo y acompañarlo, porque una
Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, y en vez de ser puente se convierte en barrera».

Pero la soledad no es sólo física. Una persona puede estar rodeada de gente y sentirse sola o todo lo contrario, estar sola y no sentir soledad como es el caso de Emilia, una voluntaria de la Casa Sagrado Corazón, conocida popularmente como Cottolengo. Para ella, «la persona que tiene fe nunca se siente sola. Le diría a muchas personas que se sienten solas, que en lugar de mirarse tanto a sí mismas, salgan para dedicar su tiempo a ayudar a los demás y se sentirían mejor. El amor al prójimo es muy gratificante y se recibe mucho más de lo que se da. A mí, por ejemplo, venir aquí me hace un bien enorme. Me dedico a acompañar a los residentes, darles conversación, escucharlos o llevarlos al médico cuando es necesario».

«Aquí encontré una familia»

Maricarmen Peña descubrió la Comunidad de Vida Cristiana, conocida popularmente como CVX, al año de enviudar. «Tengo tres hijos y cada uno está en su casa. Al morir mi marido, me quedé muy sola porque estábamos muy unidos. Al entrar en este grupo ignaciano encontré una familia». Cuenta entre risas que un jesuita le decía que hacía proselitismo «y yo le decía: “que no, que cuando uno está bien quiere que los demás también lo estén y por eso hablo con tanto cariño de CVX”. ¡Son tan cariñosos!».

«Necesitamos que nos oigan»

Para María Victoria González, viuda y colaboradora de Radio María en Málaga desde hace bastantes años, «una parroquia es el mejor hogar que podemos tener, porque allí vamos a encontrar a nuestra familia, nos van a acoger, ayudar y comprender. Sobre todo nos van a escuchar, que eso ocurre poco hoy día, porque nadie escucha a nadie. Necesitamos que nos oigan. En un mundo en el que todos quieren hablar pero pocos quieren escuchar, es imposible saber lo que siente la persona que está junto a ti. En la parroquia vamos a encontrar lo mejor que existe. Yo, como colaboradora de Radio María, visito muchas parroquias y cuando una parroquia está viva ¡da una alegría!».

«La parroquia es muy importante para los solteros»

Antonio Pacheco, de 43 años y soltero, pertenece al Camino Neocatecumenal desde hace cerca de 30 años, concretamente a la parroquia de san Patricio. Para él «la familia parroquial es un apoyo muy importante en la vida de los solteros. La gente está muy necesitada de compartir. Aunque vivas solo, al pertenecer a la Iglesia estás rodeado de una familia que te ayuda en todos los sentidos, tanto en oraciones como en la vida cotidiana. Cuando necesitas algo o no te encuentras bien, solo tienes que decirlo y te viene la ayuda por todos lados, tanto espiritualmente como en lo que te haga falta. Además, en la calle no se lleva ser casto. En este aspecto, pertenecer a un grupo ayuda mucho. Ver que en la Iglesia hay gente como tú, que piensa igual y que es feliz». Para Antonio, «la Iglesia tiene muchos caminos para llegar a las personas que la gente ignora».

«Es bueno compartir los problemas, no encerrarnos»

Trinidad Hervás, soltera y presidenta de Adoración Nocturna Femenina Española en Málaga desde hace 17 años, afirma que «todos necesitamos una comunidad, como vemos en los religiosos. Yo, personalmente, tengo el lema de santa Teresa: «quien a Dios tiene, nada le falta». Entonces, llenas tu vida de amor, hagas lo que hagas. Si metes a Dios en tu vida, todo tiene un sentido espiritual y es lo único que da la alegría porque Él es el que nunca falla. Aconsejo a todos que vayan a la parroquia, con mucha o poca fe, porque la parroquia es un regalo de Dios y debemos ver a Dios en todo. Procurar acercarte a las personas y hablarles, no esperar a que vayan a ti. Es bueno compartir los problemas, no debemos encerrarnos en nosotros mismos. “Sólo Dios calma soledades”».