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Presentación del Señor. Jornada de la vida consagrada (Catedral-Málaga)

Publicado: 02/02/2015: 12765

PRESENTACIÓN DEL SEÑOR. JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA
(Catedral-Málaga, 2 febrero 2015)

Lecturas: Ml 3, 1-4; Sal 23; Hb 2, 14-18; Lc 2, 22-40.

La vida de especial consagración,
un gran don para la Iglesia

1. Por iniciativa del papa Francisco la Iglesia universal está celebrando el Año de la Vida Consagradaen el contexto de los cincuenta años del Concilio Vaticano II y, en particular de los cincuenta años de la publicación del decreto conciliar “Perfectae caritatis” sobre la renovación de la vida consagrada.  Desde el Concilio hasta hoy ha sido un tiempo especial de gracia para la vida consagrada, que ahora queremos recordar con memoria agradecida, porque nos ha permitido vivir la acción del Espíritu Santo en la Iglesia, siendo conscientes de la riqueza de la vida consagrada y asumiendo también las debilidades como experiencia de la misericordia y del amor de Dios.

Reconocer la historia de la propia institución es indispensable para mantener viva la identidad y el sentido de pertenencia, al tiempo que se toma conciencia de cómo se ha vivido el carisma a través de los tiempos. Aunque se descubran incoherencias, infidelidades y olvidos de algunos aspectos del carisma, todo puede resultar instructivo y ayudar a la vez conversión (cf. Papa Francisco, Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del año de la vida consagrada, 1. Vaticano, 21 noviembre 2014).

2. La memoria agradecida nos anima a tener una mirada de esperanza, para poner en práctica lo que dice el Espíritu a la Iglesia de hoy y profundizaren los aspectos constitutivos de la vida consagrada. ElPapa Francisco nos anima a ello en la carta que ha dirigido a los consagrados (cf. Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del año de la vida consagrada, 2. Vaticano, 21 noviembre 2014).

Hay que ser realistas y conocer con objetividad la situación que afronta la vida consagrada, con sus problemas y retos, que van ligados a los problemas por los que atraviesa la sociedad en la que estamos inmersos; no es necesario hacer aquí un elenco de los mismos. La visión de la sociedad respecto a la vida consagrada no suele ser optimista; más bien augura fracasos y desventuras. Hasta parece que desearía la desaparición de las personas consagradas. El descenso del número de los consagrados y las dificultades por mantener las obras de los institutos no debe quitarnos la paz ni la ilusión. La vida consagrada es necesaria en la Iglesia. Jesucristo, su Fundador, sabe mejor que nadie lo que necesita su Esposa. 

3. El papa Francisco insiste en que la esperanza a la que nos anima está referida a la persona de Jesucristo, en quien ponemos nuestra confianza (cf. 2 Tm 1,12) y para quien «nada es imposible» (Lc 1,37). Dice el Papa: “Esta es la esperanza que no defrauda y que permitirá a la vida consagrada seguir escribiendo una gran historia en el futuro, al que debemos seguir mirando, conscientes de que hacia él es donde nos conduce el Espíritu Santo para continuar haciendo cosas grandes con nosotros” (Papa Francisco, Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del año de la vida consagrada, 3. Vaticano, 21 noviembre 2014).

Deseo, queridos religiosos y religiosas, recordaros las palabras del papa Benedicto XVI, dichas como un testamento pocos días antes de su renuncia: “Os invito en primer lugar a alimentar una fe capaz de iluminar vuestra vocación. Os exhorto por esto a hacer memoria, como en una peregrinación interior, del «primer amor» con el que el Señor Jesucristo caldeó vuestro corazón, no por nostalgia, sino para alimentar esa llama. Y para esto es necesario estar con Él, en el silencio de la adoración; y así volver a despertar la voluntad y la alegría de compartir la vida, las elecciones, la obediencia de fe, la bienaventuranza de los pobres, la radicalidad del amor” (Homilía en la fiesta de la Presentación del Señor con ocasión de la XVII Jornada de la vida consagrada).

4. El papa Juan Pablo II nos decía en su exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata: “Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir. Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas” (n. 110). Sabemos que el momento actual no resulta fácil para las personas de especial consagración; más bien es bastante complejo, dada la crisis de valores por la que atraviesa la sociedad y la dura tarea de la Iglesia en un ambiente que no desea acoger al Transcendente. Por ello es más necesario aún vivir hoy con ilusión, con fidelidad y con entrega generosa, para dar testimonio de la validez del seguimiento de Cristo y de la belleza de la vida de especial consagración. Estamos en el Año Teresiano; ella solía hablar de “tiempos recios”. Estamos en tiempos recios; y para esos tiempos recios hacen falta “amigos fuertes de Dios”, como reza el lema de esta jornada. Todo ello lo hemos de vivir en correspondencia a la llamada de Jesucristo y en fidelidad a los carismas fundacionales.

5. El Santo Padre, Francisco, ha ofrecido algunas líneas de reflexión sobre la vida consagrada en diversas intervenciones, interpelando a las personas de especial consagración para que miren al ser humano, a la persona y al mundo con los ojos de Cristo.  Nos anima a mirar en lo profundo del corazón propio para verificar si conserva la inquietud de la búsqueda o ha sido sofocado por las cosas, que acaban por atrofiarlo (cf. Francisco, Con la inquietud en el corazón.Homilía durante la Misa de apertura del Capítulo General de la Orden de San Agustín, Roma, 28.08.2013). Mirad en el fondo de vuestro corazón, para ver cómo está y si conserva los destellos del “amor primero”.

Nos habla también el papa Francisco de la alegría de seguir a Cristo; la alegría que nos da el Espíritu Santo, no la alegría del mundo; animando a liberarse de la cultura de lo provisional y a dar ejemplo de coherencia a los más jóvenes (cf.Auténticos y coherentes.Encuentro con los Seminaristas, los Novicios y las Novicias, Roma, 6.07.2013). También es una constante de sus enseñanzas la invitación a salir de uno mismo, para descubrir las necesidades de los demás y tener un corazón misionero que conoce la alegría de la salvación de Cristo y la comparte (cf. Evangelii gaudium, 45). Y a mantener una actitud de fe y de esperanza como la Virgen María (cf. Francisco, Los que saben esperar. Celebración de Vísperas con la Comunidad de las Monjas Benedictinas Camaldulenses, Roma, 21.11.2013).

6. El Año de la Vida Consagrada nos ofrece una oportunidad extraordinaria para valorar y agradecer la vida de tantas personas, que se han consagrado de modo especial al Señor en el servicio a los pobres y a la Iglesia. Nuestra Diócesis agradece vuestra presencia, vuestra oración y vuestra misión eclesial. Vuestro servicio en esta iglesia particular es servicio a la Iglesia universal; formamos la misma y única Iglesia de Jesucristo; la Diócesis es la concreción de la Iglesia universal.

Este Año es también una ocasión propicia para fortalecer la dimensión vocacional, dando a conocer mejor la vida consagrada, tan necesaria en la Iglesia, potenciando iniciativas y propiciando una respuesta más generosa por parte de los jóvenes a la llamada Señor. Nuestra diócesis malacitana ha asumido entre las prioridades pastorales del presente curso la celebración de este hermoso evento eclesial y ha plasmado en acciones concretas la manera de realizar este objetivo, que os animo re-leer y a poner en práctica junto con los demás fieles. ¡Queridos religiosos y religiosas de especial consagración, vivid la alegría de seguir al Señor con total entrega, con generosidad, con fidelidad y con obediencia! Pedimos a la Virgen María, modelo de vida consagrada, que nos acompañe siempre y cuide de todos nosotros con solicitud maternal. Amén.


 

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