Diócesis

Bendición de la Residencia de Mayores de las Hermanas del Buen Samaritano (Nerja)

Publicado: 20/04/2012: 5095

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Eucaristía celebrada con motivo de la bendición de la Residencia de Mayores de las Hermanas del Buen Samaritano de Nerja el 4 de abril de 2012.

BENDICIÓN DE LA RESIDENCIA DE MAYORES

DE LAS HERMANAS DEL BUEN SAMARITANO

(Nerja, 20 abril 2012)

Lecturas: Hch 5, 34-42; Sal 26; Jn 6, 1-15.

1.- Testigos del Señor resucitado

Hemos escuchado del libro de los Hechos de los Apóstoles una de tantas anécdotas, escenas, que se reprodujeron en aquellos primeros días después de la resurrección del Señor.

Los Apóstoles son perseguidos porque hablan de Jesús y porque están haciendo señales positivas, han curado a un enfermo, a un paralítico y han dicho que eso es gracias al poder y al nombre de Jesús. Eso a las autoridades le sentó muy mal porque tuvieron que aceptar que ellos habían condenado a Jesucristo, lo habían crucificado y que ahora, en nombre de Jesús, se hacían milagros, se curaban enfermos y se hacían prodigios.

Se reúne el Sanedrín, el consejo del poder, entonces civil y religioso unificado, y hay un doctor de la Ley, Gamaliel, que entiende y quiere dar una explicación, pone tres ejemplos, y les dice a los colegas: “No os preocupéis. Hace poco que un tal Teudas se erigió en jefe y en libertador de Israel, lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron y desaparecieron” (cf. Hch 5, 34-36). Primer ejemplo.

Segundo ejemplo, dice: “después de Teudas vino otro, un tal Judas el Galileo, que se levantó también arrastró al pueblo en pos de sí, también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron” (cf. Hch 5, 37).

Tercer ejemplo, “si el caso de Jesús es el mismo no os preocupéis, ya está muerte. Sus seguidores desaparecerán de la faz de la tierra” (cf. Hch 5, 37).

Supo hacer un buen discernimiento, supo discernir las cosas que eran de hombre sólo y las cosas que son de Dios. Dice: «desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá; pero si es de Dios, no conseguiréis destruirles. No sea que os encontréis luchando contra Dios. Y aceptaron su parecer.» (cf. Hch 5, 38-39).

Los Apóstoles siguieron dando su testimonio, fueron azotados e intimidados. Pero ellos se fueron contentos por el testimonio que habían dado (cf. Hch 5, 40-41). Y es importante esto, porque a ninguno nos gusta sufrir, a nadie le gusta que le maltraten, que le insulten, que le pongan trabas.

No he querido cambiar las lecturas porque es bueno que la Palabra de Dios resuene tal cual, sobre todo en Tiempo pascual, sin buscar unas lecturas especiales para esta ocasión, estamos en un tiempo litúrgico solemne y fuerte, siempre la Palabra de Dios tiene mucho que decirnos. Ya con este texto sería más que suficiente para reflexionar juntos.

Esta casa, como ya han dicho antes el Sr. Alcalde, la Rvda. Madre y un servidor, es el resultado del trabajo de la colaboración de muchos. Se podría haber dicho lo mismo que el doctor Gamaliel, “si esto es una cosa de hombres dejad a ver qué pasa, a lo mejor no se construye nunca. Pero si es cosa de Dios ya pueden ponerle trabas, ya puede haber dificultades que al final se hace”. Y estoy convencido de que esto es una obra de Dios, porque el Señor quiere, como decía la Madre Irene, que nosotros vivamos esa dimensión samaritana, de buen samaritano.

                Por tanto, haciendo discernimiento, también a nosotros nos conviene hacer discernimiento, no sigamos las cosas propias y exclusiva de los hombres, esas hay que dejarlas. Si son buenas hay que apoyarlas, por supuesto, quiero decir que no hay que poner alma, vida y corazón en algo que pasa. Ahora bien, pongamos alma, vida y corazón en las cosas que discerniendo bien captemos y percibamos que son cosas de Dios; y eso en el día a día de nuestra vida.

Seguramente todos tengamos dentro del corazón proyectos, ilusiones, programas, cosas que hacer, que tendríamos ahora que pedirle al Señor discernimiento: ¿son de Dios o son caprichos míos? ¿Debo poner todo el esfuerzo para obtenerlo a costa de lo que sea? ¿Qué es lo que ocurre en la sociedad? Se inventan unos derechos y a costa de lo que sea y de quien sea eso hay que conseguirlo. Eso no tiene futuro, eso no sirve para nada. O, ¿voy detrás de lo que es la voluntad de Dios, aunque me cueste al final oírlo y percibirlo?

Creo que aquí en este proceso de estos años de colaboración también ha habido ese discernimiento. Os confieso que yo también tuve que hacerlo. Llegué hace tres años y medio y cuando me encontré por primera vez con la Hna. Puri, pues… me habían hablado de muy distintos sitios y de muy distintas opiniones, y también he tenido que hacer un discernimiento para ver si esto es de Dios o es un caprichito.

                El Señor nos invita a que seamos testigos de su resurrección y en este tiempo Pascual sobretodo y en toda nuestra vida, podemos ser realmente testigos de que Cristo vive, de que lo de Cristo no se quedó hace dos mil años, que no era una invención de unos cuantos chalaos, que la fuerza de Dios estaba en Él y que Cristo resucitó verdaderamente. Un invento de esos no dura dos mil años y se esparce por todo el mundo, en todas las culturas.

2.- Alimentados con el pan de vida

En el Evangelio se nos ha presentado la multiplicación de los panes. Jesús ve y discierne también, que hay gente que le sigue y que necesita comer, y para probar a los discípulos les pregunta si había comida para tanta gente. Responden que tan sólo cinco panes y dos peces (cf. Jn 6, 1-9). Este alimento es insuficiente para dar de comer a miles de personas.

Pero cuando hay generosidad y amor las cosas se multiplican; cuando Dios actúa y las cosas se hacen por amor todo se multiplica. Y por muy poco que demos cada uno, dos panes que demos, dos peces, un pan, un pan de uno y otro, y otro, y otro cubren muchas necesidades, como está demostrando la Iglesia en este tiempo de crisis. Con muchas aportaciones de poco se están resolviendo problemas que deberían ser resueltos por los gobiernos, porque hay solución.

Una buena distribución de los bienes que el Señor ha regalado a la humanidad y no solo a unas cuantas naciones, sino a todos los hombres, sus hijos, daría suficiente para comer todos; y para llevar una vida de un nivel cualitativamente bueno. Es nuestro el egoísmo el que impide que mucha gente no pueda vivir de modo humano o que tenga que pasar necesidad.

Si tuviéramos los criterios de Jesús todo el mundo tendría más que suficiente para vivir. Las diferencias las ponemos nosotros. Y los cristianos nos tenemos que empeñar en romper esas diferencias y esos egoísmos.

Jesús fue capaz de alimentar a mucha gente con la aportación de unos pocos. Y esto es más significativo todavía porque estamos consagrando el altar, la presencia de Jesús. Jesús es pan de vida, Jesús es alimento. Jesús es fuerza para el camino y sin Eucaristía no podemos funcionar, así lo decían los primeros cristianos. Sin en el domingo nosotros no podemos seguir, sin la Eucaristía dominical no podemos funcionar.

Queridas hermanas, lo sabéis muy bien, vuestra vida de entrega a los demás no puede funcionar sin la oración y sin la Eucaristía, sin el Pan de vida eterna. Es imprescindible. Por eso, este lugar sagrado, esta capilla que estamos bendiciendo y este altar que vamos a consagrar son, podemos decir así, lo más importante de esta casa. Es importante la enfermería, es muy importante la cocina, bien lo sabemos los que hemos estado en instituciones y residencias, la cocina es importantísima, las habitaciones, el servicio. Aquí se cuece todo: proyectos, fuerzas, ilusiones, aquí se renueva día a día ese deseo de entregarse al otro. Por eso es tan significativo y estamos haciendo esta celebración litúrgica en el altar. Cristo se ofrece en cada celebración eucarística, se ofrece y se actualiza el misterio de la redención, de la muerte en la cruz y de la resurrección. Y aquí tomamos el alimento espiritual que nos ayuda a caminar. Lo necesitamos todos.

Por tanto, la presencia, lo mismo que he dejado caer antes, Dios está presente en todos los sitios, podemos percibir su presencia en la naturaleza, en la Creación, en las personas, en los niños nacidos y no-nacidos, en los ancianos, en todo el mundo. Pero la presencia eucarística de Jesucristo es especialísima. Por eso venimos aquí y lo adoramos aquí. No adoramos de cara al sol o a las personas, las tratamos con todo respeto, las queremos, las cuidamos, pero adorar sólo adoramos a Cristo en la Eucaristía.

Cuando Dios da, para todos hay. Dios ha multiplicado, Cristo multiplicó los panes y los peces y comieron muchos. Si nosotros somos partícipes de esa sobreabundancia que Dios da, pues que sepamos que la sobreabundancia de Dios nos permite compartirlo con todos.

3.- Residencia del Buen samaritano

Naturalmente una última reflexión sobre el nombre y el objetivo de la casa: Buen samaritano.

Aquí tenéis en el frontis del altar una alegoría moderna del Buen Samaritano que después en otro momento podremos verla con tranquilidad. Es una obra de arte y digo que es una alegoría de la narración del evangelio del Buen Samaritano. Y esta casa quiere ser una alegoría de esa parábola del Buen Samaritano, nos lo ha recordado al inicio de esta celebración la Madre Irene, que toda nuestra vida sea una actitud de buen samaritano, no sólo de las hermanas de la Congregación del Buen Samaritano, sino de toda la gente que aquí aporte colaboración. Tiene que vivir ese carisma, esa sensibilidad quien venga aquí, de atender a mi hermano porque atiendo a Dios, atiendo a Cristo, cuido a Cristo, cuido los miembros de Cristo que somos las personas.

Por tanto, pidámosle en esta consagración del altar al Señor que nos una a su sacrificio Pascual y que nos de esa dimensión de generosidad, de atención, de cuidado al necesitado, sea samaritano, sea de Nerja, sea de Inglaterra, sea católico, sea musulmán o no tenga ninguna religión… eso no importa, es hijo de Dios.

Quiero pedir esta tarde de un modo especial por vosotras, por vuestra Congregación, que el Señor os siga bendiciendo y ayudando, y siendo testigos en esta sociedad de esa dimensión samaritana, que tiene su contenido precioso y que cautiva.

Y a los demás supongo que también nos haga partícipes de esa sensibilidad y esa finura del Buen Samaritano.

Vamos a proseguir la celebración con la consagración. Antes le pedimos, como siempre, a la Virgen María que nos ayude. Ella, aunque no está dicho así pero claramente ha sido la primera samaritana, clarísimamente. Y Ella es modelo para cada uno de nosotros, los creyentes, como buena discípula y como Madre del Maestro. Que así sea.

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