NoticiaColaboración La Misa del "pollito" Publicado: 26/12/2019: 7202 El periodista Manuel Montes Cleries profundiza en sus vivencias en torno a la Misa del Gallo. Aun recuerdo alguna de aquellas misas del “Gallo” de mi infancia. Especialmente hoy viene a mi memoria una Nochebuena de los cincuenta en la que mi familia buscaba acomodo y lo encontró en una casa del Rincón de la Victoria. Por circunstancias que no vienen al caso, no teníamos un domicilio definitivo. Aquella época anduvimos de “Poncio a Pilatos”, hasta que meses después encontramos una casita mata en la calle Ecuador. Esa Nochebuena (creo que era la de 1953) decidimos ir a la Misa del Gallo del Rincón de la Victoria. El párroco atendía a diversos pueblos y no contaba con el vehículo adecuado. Apareció por el templo después de las dos de la madrugada cuando los feligreses ya habían agotado los villancicos, el aguardiente y la paciencia. Solo recuerdo que me quedé dormido. A aquel “gallo” le habían salido espolones y se había hecho un viejo. Esta Nochebuena pasada se ha celebrado en un centro malagueño, en el que cuidan a mayores, lo que uno de los celebrantes (han participado varios) ha denominado como la “Misa del Pollito” por lo temprano de la hora (seis de la tarde). En el Convento de mis monjas-vecinas –la comunidad cisterciense- hace años que se celebra a las ocho de la tarde cuando ya “el pollito” está galleando. Y tan ricamente. No es cuestión de horas. El Espíritu es intemporal y se hace presente en el momento en que lo invocamos. Lo hizo aquella noche en el Rincón de la Victoria, o aquella tarde en el “Buen Samaritano” o la tarde del 24 en el convento del Atabal. Lo importante estriba en que lo invoquemos y celebremos la Eucaristía en comunidad. Después llega la cena familiar, los discursos y los villancicos. Gracias a Dios, y pese a sus detractores “modelnos”, se sigue viviendo en amor y buena compañía la Navidad. Felices aquellos a los que ama el Señor. A todos, no a muchos: paz y amor para todos. Más artículos de Manuel Montes Cleries.