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Vigilia y Pascua: El misterio de Cristo resucitado

Cristo se aparece a María Magdalena tras su Resurrección · Autor: A. IVANOV
Publicado: 21/03/2016: 11930

Reflexión del sacerdote Alejandro Pérez Verdugo, Misionero de la Misericordia, para la Vigilia Pascual y el Domingo de Pascua de Resurrección.

«En este domingo, Cristo resucitado sale al encuentro de su esposa, la Iglesia, representada en María Magdalena, Pedro y Juan»

En la Noche Santa se inicia el tercer día del Triduo con la «madre de todas las vigilias» (S. Agustín). En esta celebración, cargada de simbolismo, «la Iglesia espera, velando, la Resurrección de Cristo y la celebra en los sacramentos. Por tanto, toda la celebración de esta sagrada Vigilia se debe desarrollar de noche…».

Su primera parte es un lucernario, que nos introduce en la iglesia iluminada únicamente por el lumen Christi del cirio pascual y escuchamos emocionados el canto del solemne anuncio, o pregón pascual: el Exultet. A continuación, la liturgia de la Palabra recorre el misterio de la historia de la Salvación hasta recuperar con la alegría pascual la luz, el himno del Gloria, el sonido de las campanas, el perfume de las flores, el aliento… la vida; y, tras la lectura de la carta a los Romanos, el elocuente canto del Aleluya.

Por último, la culminación de esta segunda parte es la proclamación del evangelio de la Resurrección; este año, desde el sepulcro vacío, “dos hombres con vestidos refulgentes” nos anunciarán: «¿por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. HA RESUCITADO». En la tercera parte, la liturgia bautismal nos invita a la renovación de las promesas bautismales y, por la Resurrección de Cristo, la Iglesia Madre da a luz a sus nuevos hijos por el bautismo. Por último, la Vigilia y el Triduo alcanzan su cumbre en esta nocturna Eucaristía luminosa que es “el sacramento de la Pascua, es decir, memorial del sacrificio de la cruz y presencia de Cristo resucitado, culminación de la iniciación cristiana y pregustación de la pascua eterna”.

La Vigilia Pascual es la primera celebración y el eje del año litúrgico, y con ella alcanzamos la “máxima solemnidad de la Pascua” (SC 102). A la mañana siguiente, continúa el tercer y último día del Triduo, y comienza el tiempo pascual. En este domingo, Cristo resucitado sale al encuentro de su esposa la Iglesia, representada en María Magdalena, Pedro y Juan. La muerte ha sido vencida, Cristo vive para siempre y la Iglesia celebra la muerte y Resurrección de su Esposo hasta el final de los tiempos.

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