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Miércoles de ceniza (Catedral-Málaga)

Publicado: 18/02/2015: 16473

MIÉRCOLES DE CENIZA
(Catedral-Málaga, 18 febrero 2015)

Lecturas: Jl 2, 12-18; Sal 50; 2 Co 5, 20 − 6, 2; Mt 6, 1-6.16-18.

Fortalecer la unión con Cristo y el servicio a los hermanos

1. Comenzamos la Cuaresma, queridos hermanos, en preparación a la celebración de la Pascua. Este tiempo litúrgico dispone nuestro corazón para contemplar el gran amor de Dios por cada uno de nosotros y nos anima a convertirnos a Él, que es misericordia y perdón infinitos. Como nos ha exhortado el profeta Joel, debemos convertirnos a Dios con «todo corazón, con ayuno, con llanto, con luto» (Jl 2, 12). El Señor nos pide que dirijamos nuestra mirada hacia Él y volvamos a caminar según su voluntad. No pide gestos externos, como rasgar las vestiduras; pide gestos profundos que salgan del corazón: «Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor Dios vuestro» (Jl 2, 13).

Debemos tener confianza en Dios, porque «es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas» (Jl 2, 13). Cuando nos alejamos de Dios por el pecado, el camino cuaresmal es momento oportuno de reconciliación con Dios y con los hermanos. Es tiempo de usar de manera más frecuente las armas de la penitencia cristiana: la oración, el ayuno y la limosna, como dice el evangelio de hoy (cf. Mt 6,1-6.16-18).

2. La Cuaresma es tiempo propicio para una escucha más atenta y profunda de la Palabra de Dios, que ilumina nuestra vida y nos guía por el camino del bien. La Palabra divina es como un manantial de agua saludable y limpia, que regenera nuestro espíritu y nos hace sentirnos más vivos, más alegres y más cercanos a Dios. El camino cuaresmal es, pues, camino de conversión y de renovación. Os recomiendo en este tiempo una lectura personal más asidua de la Palabra de Dios, el rezo personal o comunitario de la Liturgia de las Horas (Laudes o Vísperas), una mejor preparación de la celebración dominical, leyendo las lecturas correspondientes.

3. El papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma de este año nos invita a no permanecer indiferentes ante las necesidades de nuestro prójimo: “La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan” (Mensaje para la Cuaresma 2015, Vaticano,27.01.2015). Es necesario, queridos hermanos, contemplar a Cristo y descubrir su entrega amorosa a los hombres, para estar dispuestos a servir a los hermanos al estilo de Jesús.

Para vencer la indiferencia ante el hermano y superar la tentación de creernos dioses, necesitamos un corazón fuerte, que sepa amar como Cristo; un corazón, como dice el Papa: “misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo… Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro” (Papa Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2015, Vaticano, 27.01.2015).

4. En numerosas ocasiones hemos escuchado la invitación del Papa a salir de nuestras comunidades cristianas y de nosotros mismos para acercarnos a quien está lejos de la Iglesia, o a quien necesita ayuda. La Iglesia es esencialmente misionera y es enviada a todos los hombres para anunciarles la Buena Nueva de Jesucristo y para atenderles en sus necesidades: “La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad” (Papa Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2015, Vaticano,27.01.2015).

5. El tiempo cuaresmal nos invita a vivir con mayor austeridad, mediante el ayuno y la limosna, y a fortalecer la oración al Señor. Os exhorto a dedicar más tiempo a la oración personal, tomando fuerzas del encuentro con Cristo, que está siempre intercediendo por nosotros, como dice la carta a los Hebreos (cf. Hb 9, 24). Nos uniremos a la oración que toda la Iglesia hará siguiendo la iniciativa del Papa de dedicar “Veinticuatro horas para el Señor” en los días 13 y 14 del próximo mes de marzo. Cada uno puede unirse a esta iniciativa de oración en su casa o en el templo.

A continuación realizaremos el austero gesto penitencial de la imposición de la ceniza, reconociendo la propia fragilidad y el propio pecado, que necesita ser redimido por la misericordia de Dios. Aprovechemos bien este camino cuaresmal, que hoy iniciamos con toda la Iglesia, y vayamos de la mano de Santísima Virgen María, que nos acompaña siempre con solicitud maternal. Amén.

Diócesis Málaga

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