Estamos en pleno verano, tiempo de descanso para muchos. Sin embargo, para algunas de las parroquias de nuestra Diócesis, especialmente las ubicadas en las zonas de costa, es momento de mayor tarea. No solamente no se descansa sino que se multiplica la misión. Son muchos los turistas que vienen a nuestra Diócesis procedentes de diferentes lugares de España y de otros países para tomarse unos días de descanso. Descansan de su trabajo, estudios... pero no descansan de Dios, sino que celebran los sacramentos, especialmente la reconciliación y la Eucaristía, entre nosotros. Esto hace que muchas parroquias hagan un esfuerzo por atenderlos: ampliando los horarios de las misas dominicales o facilitando horarios más amplios del sacramento de la reconciliación. Es una manera de expresar sencilla y contundentemente que Dios no toma vacaciones de nosotros, siempre nos acompaña. Participar de los sacramentos con cristianos de distinta procedencia, a pesar de que en ocasiones el idioma no es el mismo o el acento nos identifica la procedencia, supone una experiencia única de comunión. Todos celebramos una misma fe, oramos juntos, porque es el Señor quien nos une. No hay distancias cuando se habla de celebrar la fe. Se descubre que nuestro lenguaje es el de Dios y este idioma es universal.